Justo López, M. Velázquez y Del Pozo en 2002 |
La pasada semana falleció el exfutbolista del Real Madrid Manolo Velázquez.
Fue un interior izquierdo de mucha clase, elegancia y calidad. Uno de esos nº
10 que le da a un equipo la brújula del juego y al que se echa de menos cuando
desaparece, a pesar de que el Club fichó al alemán Netzer como recambio del
madrileño.
Yo tuve la fortuna de coincidir y compartir mesa y conversación en el
desayuno que tomamos en el Hotel Eurobuilding de Madrid con motivo de los actos
del Centenario del Club, acompañando a mi padre, en mayo de 2006, como se
muestra en la foto, en la que aparezco con él a su derecha y a su izquierda Del
Pozo, también jugador madridista, que pasó por Alcázar antes de su retirada.
Recuerdo que comentó cómo le iban saliendo las molestias propias de quienes
han jugado en la alta competición y lo castigadas que tenía sus rodillas, lo
que era apreciable sólo con verlo caminar.
Velázquez fue también protagonista de un célebre penalti que el árbitro,
Guruceta, deslocalizó en el área del F.C. Barcelona y en su estadio, dando
lugar a una de las protestas más sonadas de la modernidad futbolística, hasta
el punto de que el antimadridismo coreaba el nombre de este colegiado en
cualquier otro lance o campo en los que se favorecía al equipo madridista.
Por último, comentar que Velázquez se retiró, después de doce temporadas
como madridista, jugando en la competición canadiense, en Toronto, exprimiendo
allí sus últimos destellos de calidad futbolística en uno de esos países que no
logran hacer del fútbol el deporte más seguido, pero que ponen todo su empeño y
su dinero en lograrlo.
Casi al mismo tiempo, ha muerto también Alberto Iniesta. Monseñor Iniesta
fue, junto con el Padre Llanos, José Mª Diéz-Alegría, al que conocimos gracias a
Felipe Roncero en diversos encuentros aquí en Alcázar, y otros muchos
religiosos comprometidos con la renovación eclesial y amparados por el cardenal
Tarancón, un albaceteño que nos ayudó a muchas personas de mi generación a
realizar otras lecturas de la realidad y de la historia.
El periodista de la Cadena SER, Javier del Pino, lo ha recordado en su
programa del domingo "A vivir que son dos días" mediante una sabrosa entrevista con dos compañeros teólogos
que lo conocieron, lo han seguido y saben de su lucidez hasta casi los meses
finales de su larga vida, pues ha fallecido con 93 años en una casa parroquial
de la ciudad manchega.
Ya sé que el Iniesta universal, que será recordado seguramente, es Andrés,
el futbolista, porque los obispos heterodoxos es difícil que sean reconocidos
por la masa social, pese a su segura influencia inconsciente y al valor humano
de sus aportaciones en una época en la que se jugaban el prestigio y hasta la
propia vida. Por eso, en esta vida los goles decisivos son siempre importantes,
los marquen los futbolistas o los reciban los regímenes totalitarios para impulsar
con ellos su derrota.
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