miércoles, 20 de mayo de 2015

OTRA JOYA RECUPERADA

RICARDO CARREÑO RESTAURA UNA ORBEA DE MEDIADOS DEL SIGLO XX

La Orbea una vez restaurada en conjunto

No me queda más remedio que volver a dedicarle unas notas porque, si no es por su tenaz voluntad, no apreciaríamos el valor de su constante dedicación a la restauración de bicicletas que han sido verdaderas joyas en su momento y que ahora guardan, además, el sabor de la historia y la tradición.


Detalle del plato y eje pedalier antes de ser restaurados

No voy a extenderme con comentarios pues, a falta de una exhibición real de los objetos, a la que desde hace tiempo animamos al autor de esta ingente labor, los medios digitales, como en este caso mi blog, nos permiten disfrutar, al menos,  de la contemplación de sus imágenes. De cómo estaba antes y ahora tras la restauración.
Plato y eje pedalier restaurados

Se trata, en palabras del propio Ricardo, de una bicicleta Orbea del campeón manchego Antonio Jareño Peinado (Tomelloso 3.03.1912 - 17.05.1991), ganador de la Vuelta a Alcázar de 1933 y 1934, que le regaló su hijo y ahora ha acabado de restaurar. 

Dicha bicicleta, cuando Ricardo la recibió llevaba piezas de los años -50-, de cuando el hijo empezaba a competir y finalmente se utilizó  para hacer los recados por parte de los empleados  de la empresa familiar que se dedicaba a la construcción y más concretamente estaban especializados en hacer altas chimeneas para las alcoholeras, tan abundantes en nuestra zona y especialmente en Tomelloso. 

Sillín antes de la restauración


La labor de restauración no ha sido fácil y Ricardo  ha rescatado el cuadro, el juego de dirección y poco más,  el resto de piezas lo ha tenido que buscar y adaptar utilizando piezas sueltas y arreglos  localizadas más o menos en los años -30-. En la rueda trasera ha puesto dos piñones uno de 16 y otro de 20 dientes. Como no había cambios, se daba  la vuelta a la rueda,  y se utilizaba el piñón pequeño para llanear y el grande para escalar. 

Sillín después de la restauración




Repito, mejor que seguir describiendo el impagable trabajo artesanal realizado con esta bicicleta histórica, lo deseable es contemplar sus imágenes y valorar lo que aportan. 

Y el Madrid... otra vez campeón de Europa, ¿no?


"Lo que el fútbol no ha logrado, el baloncesto lo ha compensado".

REAL MADRID 78 - 59 OLYMPIACOS

EL REAL MADRID GANA SU 9ª COPA DE EUROPA DE BALONCESTO



Parece como si hubiera un tácito pacto de compensación entre las dos grandes secciones deportivas del Real Madrid. Cuando la de fútbol no logra los retos que se propone sale al paso la de baloncesto para compensar esas pérdidas y dar una satisfacción al madridismo que, como en mi caso, disfruta igualmente con ambos deportes. Sin duda la repercusión no es la misma, pero siempre es mejor que finalizar la temporada sin logro alguno en un Club acostumbrado a ganar.

Pues bien, esta vez ha sido en la Final Four celebrada en el Palacio de los Deportes de Madrid y frente a un equipo griego, el Olympiakos, al que esta vez sí, a la tercera, ha vencido tirando de "oficio" como se dice en el argot de muchos deportes de equipo en los que por encima de la técnica, la calidad y la condición física, prima el saber estar, el aguantar con templanza y sin dejarse llevar por la emotividad del momento, el saber utilizar las bazas más adecuadas para doblegar al adversario. Lamentablemente y por razones familiares además de la falta de emisión por los canales públicos, no pude seguir el partido en directo aunque sí mediante conexiones permanentes vía móvil que me informaban del resultado.

De las crónicas leídas a posteriori se concluye que el Madrid se mereció el triunfo por confiar en varios de sus fichajes que le dieron ese toque diferenciado en cuanto al mencionado "oficio". Así, Nocioni, un veterano que parecía estar en su ocaso cuando fue fichado, ha resultado el mejor jugador del partido. Y qué decir de Ayón que se ha consolidado como el pívot más fiable en esta última fase de la competición. Tampoco se puede dejar de mencionar a Felipe Reyes, verdadero ejemplo y referente en esta última etapa madridista, muy bien escoltado por jugadores como Rudy, Llul o Carroll que han llegado a su punto de madurez, y la siempre diferencia de calidad aportada por Sergio Rodriguez cuando está a tono.

El conjunto de ganadores que pasarán a la historia en esta final son: Rudy, Nocioni, Rivers, Maciulis, Slaugther, Reyes, Bourousis, Carroll, Llul, Ayón, Sergio Rodriguez y Campazzo. 

No quiero dejar pasar la oportunidad para el recuerdo de la anterior Copa de Europa ganada por el equipo madridista. Fue en el año 1995 y el rival el mismo equipo griego, es decir el Olympiakos, entonces dirigido por Z. Obradovic, el único entrenador que la ganó con tres equipos distintos. El resultado final fue de Real Madrid 73 - 61 Olympiacos y  el equipo blanco estaba formado por los jugadores Antúnez, Santos, García Coll, Arlauckas, Sabonis, Lasa, Cargoll y Antonio Martín. Sin duda un gran conjunto cuya figura era el astro lituano Arvidas Sabonis que consiguió 23 puntos y 7 rebotes.



Aquella fase final se jugó con idéntico formato a las anteriores aunque las reglas de juego se actualizaron desapareciendo el uno más uno, permitiéndose tocar un balón sobre el aro y se validaba el pase sobre el nivel del cesto.
En cuanto a los equipos participantes seguía vetada la participación de los clubes yugoslavos, tras la reciente Guerra de los Balcanes, se aceptaba a los de Georgia y Bulgaria retiró a su campeón a última hora. España mantenía su triple representación y Grecia pasaba a la primera categoría por primera vez en su historia pese a los malos modos de sus aficionados que incluso llegaron a ser acusados de un extraño envenenamiento  que le privó al TSKA de meterse en la Final Four. 

Ganó el Real Madrid tras muchos años sin conseguirlo y ganó cuando todo lo tenía en contra: había muerto su directivo (Mariano Jaquotot), el presidente, Ramón Mendoza, pasaba olímpicamente del baloncesto, y los jugadores sufrían derrotas en la liga como si en ello les fuese la vida. Los periódicos del otoño de 1994 vaticinaban que el baloncesto blanco vivía su última temporada. No se daban los mejores augurios para ser campeones, pero así se escribe la historia.

De aquella etapa aún conservo los anteriores datos fidedignos impresos gracias al libro Historia de la Copa de Europa (1958-2000) escrito por Carlos Jiménez y Susy Calvón y editado por el Centro Internacional de Documentación e Investigación del Baloncesto de la Fundación Pedro Ferrándiz que me regaló, junto a otros títulos, el propio Pedro Ferrándiz en el transcurso de una visita a su Fundación, en la que acompañé a Vicente Paniagua y a Carlos Sevillano, que nos acercó hasta Alcobendas en su coche. Por tanto, los datos no pueden ser más objetivos, si bien las opiniones, como siempre ocurre, están salpicadas del perfil madridista del que no reniego.



lunes, 18 de mayo de 2015

RISCO DE LAS PARADAS

Plano de la Ruta del Risco de las Paradas 

Por fin, ayer domingo, pudimos cumplir el objetivo y completar una de las rutas ciclistas largamente acariciadas, el Risco de las Paradas. Es una ruta que se asemeja al encuentro con ciertas personas ante las que no importa retrasar el momento porque se desea y se sabe de antemano que resultará satisfactorio.

Partida desde la Plaza de Retuerta del Bullaque



Madrugamos los tres ciclistas que, finalmente, accedimos a participar en la expedición y en torno de las ocho de la mañana partíamos en el Honda CRV hacia Retuerta del Bullaque, como punto de partida del esperado circuito. Dieron las diez en punto en el reloj de la plaza sobre el que las cigüeñas tienen adosado uno de sus múltiples y sorprendentes nidos, resistiendo vientos, frío y calor pero firmes en su espontánea arquitectura.

Pedro llegando a la cima del Robledillo


Los tres ciclistas, Justo, Héctor y Pedro Peinado, iniciamos un circuito que terminaría en el mismo lugar del comienzo. A los cinco kms. comenzó la primera dificultad del recorrido, la subida del Puerto del Robledillo, tras dejar atrás los Baños del Sagrario con su remozado albergue y piscina. El Robledillo presenta en su zona más dura rampas del 7 % de desnivel medio y un total de 5,5 kms. de longitud. Desde allí y realizada la foto de rigor, nos dirigimos hasta San Pablo de los Montes en una espectacular bajada a la que contribuyeron el suelo seco y el buen tiempo reinante. Este recorrido es ya un viejo conocido para los componentes de este grupo.

Sin dar pie al descanso continuamos hacia Menasalbas por una carretera en continuo descenso que solo ofrece una ligeras subidas al final de sus 14 kms. de recorrido, y desde allí hasta Navahermosa, punto señalado para el avituallamiento y casi centro divisorio de la distancia total. Tuvimos suerte porque la localidad estaba de romería camino de Hontanar y en un pequeño bar de la gasolinera pudimos reponer las necesarias fuerzas e hidratarnos para aguantar las cada vez más altas temperaturas del día.

Héctor en pleno descenso


La hasta entonces carretera impracticable, que había obligado a renunciar a este recorrido por sus malas condiciones, se ha vuelto una muy ciclista carreterita de montaña, estrecha, sin arcén, pero muy bien asfaltada para la práctica del ciclismo de montaña. Así pudimos saborear el gran objetivo de la jornada, la subida hasta el Risco de las Paradas con sus 9,3 kms. de recorrido, pero con un porcentaje medio del 4,7 % de desnivel que lo hacen asequible, sin gran exigencia aunque largo y con el añadido factor climático de un calor cada vez más intenso sin llegar al agobio.

Justo y Héctor en el Risco de las Paradas


La vista del entorno desde los altos del Risco es sencillamente espectacular. Requiere un rato de contemplación pese a que se esté en pleno ejercicio ciclista y más si el  tiempo no te lleva a enfriarte con riesgo para la salud. Así lo hicimos antes de emprender la bajada que conduce primero al cruce de caminos que permiten acceder al Parque de Cabañeros y después a continuar en dirección a Navas de Estena con su magnífico "boquerón", que requiere otro tipo de bici para visitarlo y finalmente las subidas y bajadas que nos ponen en el punto de partida de Retuerta, previo paso por las inmediaciones de la finca Dehesa del Carrizal que despierta en sus conocedores la existencia de ese gran vino.


Justo con la raña de Cabañeros al fondo


Y como si de un premio se tratase, en el bar de la plaza nos ofrecieron un magnífico verdejo Dehesa del Carrizal que tomamos gustosamente para celebrar el éxito de la salida como si de un descorche de campeones se tratara. Aunque hubo más: tortilla casera, calamares, queso, jamón, todo ello en el marco veraniego de una terraza desde la que controlábamos bicis y coche, mientras el resto de paisanos tomaban el aperitivo dominguero en medio de un escandaloso bullicio, tan típicamente español, hasta que la hora de la comida fue dispersando al personal y nos permitió saborear los últimos minutos en la suave calma silenciosa de una aldea rural. ¡Qué lujo!

Celebración final en la Plaza de Retuerta
DATOS TÉCNICOS: (APLICACIÓN STRAVA)

TIEMPO DE PEDALEO: 4 H 10' 32''
DISTANCIA: 88,5 KMS.
VELOCIDAD PROMEDIO: 21,2 KMS/H.
ALTITUD: 1.504 m.
CALORÍAS: 2.548


lunes, 4 de mayo de 2015

MACUTILLO 2015

PRIEGO - MOLINA DE ARAGÓN - PRIEGO


Mapa de la zona recorrida

UNA CLÁSICA DE PRETEMPORADA

SÁBADO 2 DE MAYO DE 2015

Durante los días 2 y 3 de mayo de 2015 y tras un retraso motivado por razones familiares y climatológicas, los miembros activos del I.C.C. han participado en la edición 2015 del Macutillo, afamada salida de pretemporada que pone a prueba el estado de forma de los ciclistas.

Concentrados en Alcázar a  primeras horas de la mañana del sábado 2, los cuatro integrantes del pequeño pelotón, salieron en el Honda CRV de Fontaine en dirección a Priego de Cuenca, ciudad con muchos encantos dentro de la Ruta del Mimbre y cuna geográfica del mítico ciclista Luis Ocaña.
El I.C.C. ante la tumba de L. Ocaña

Ante sus restos se hicieron las primeras fotos grupales como ya lo hicieran los alcazareños del grupo en el verano de 1998, es decir, hace diecisiete años. El aspecto del monumento apenas ha variado y tan sólo le han añadido una silueta en hierro fundido de tosca apariencia. Poca cosa para los méritos del que fuera gran campeón en la década de 1970 y vencedor del Tour de Francia en 1973.

De salida ya hubo que reparar un pinchazo que trajo Malaño junto a las demás pertenencias y, por ello, la marcha no se inició hasta que, tomado el primer avituallamiento en la Plaza Pricense y en la terraza del Bar España de los herederos de Don Manuel, emprendimos la salida hacia Molina pasando en primer lugar por Alcantud. Viento favorable y cuestas no muy pronunciadas alternándose con bajadas tendidas fueron dinamizando la ruta con apenas tráfico automovilístico.
En pleno Alto Tajo

Todo cambió al llegar a Zaorejas, en las inmediaciones del Parque Natural del Alto Tajo. Allí el firme se hizo irregular, tosco y descarnado. Los ciclistas empezamos a acusar las vibraciones y las bajadas se convirtieron en peligro constante. El café en el Hotel Peñarrubia, de pasado recuerdo, dio paso a la contemplación de uno de los remansos más espectaculares del río Tajo, que se conserva intacto en apariencia.

Nos esperaba Molina de Aragón y su Hotel Rural Molino del Batán, a casi un kilómetro de la población pero bien comunicado y alejado del bullicio. Después del aseo de rigor había que presenciar el decisivo partido de fútbol entre el Sevilla y el Real Madrid. Lo hacemos en el salón del recinto junto a un grupo de señores de Molina entre altivos y apasionados. En el descanso cambiamos de escenario y buscamos acomodo para la necesaria cena. Finalmente encontramos el Restaurante Manlía con menú asequible y televisor presto. Hubo que negociar las condiciones que según el propietario no perduraban por las noches. Se arregló para bien de todos aunque la cena no fue todo lo satisfactoria  que se presumía.

Petrosian pedalea entre pinares

Visita nocturna a la población y sus restos de antigua grandeza venida a menos ostensiblemente. Interesantes caserones de piedra y puentes sobre el río Gallo que le dan identidad. Finalmente tomamos una copa en la Taberna Catacaldos mientras comentábamos las incidencias de la etapa, el valioso triunfo del equipo merengue y Malaño obtenía un cigarro rubio que la camarera sacó en un abrir y cerrar de ojos de su faltriquera.

Noche de calor y ruidos en el Hotel con el paso incesante del agua que otrora moviera el molino. Restos de mobiliario artesanal como la reconvertida  mesa de recepción y antiguo separachinas para los cereales.

DATOS TÉCNICOS:

DISTANCIA: 95 KMS.
TIEMPO DE PEDALEO: 4 H 36' 12''
VELOCIDAD MEDIA: 20,5 K/h.
VELOCIDAD MÁXIMA: 60,5 k/h.
CALORÍAS CONSUMIDAS: 1895


DOMINGO 3 DE MAYO DE 2015

Desayuno más que aceptable en el salón del Hotel Molino del Batán rematado por un bizcocho salteado de chocolate. Necesarias calorías para la jornada que nos esperaba a los ciclistas. El viento comenzó a soplar antes de las primeras rampas de salida de la población y nada más posar para las fotos del recuerdo con el fondo del ruinoso castillo que corona a la ciudad.

Los integrantes del I.C.C. ante el Hotel Molino del Batán

Paso por Valsalobre y un espectacular paisaje de páramos y formaciones calizas en todo su esplendor cromático. Buen firme aunque áspero pero desde el inicio las subidas eran más prolongadas que los descensos y por tanto el ritmo se fue haciendo más lento de lo esperado.

Llegamos a Poveda de la Sierra en cuya entrada preside la estatua del "ganchero" del Tajo, homenaje a quienes hicieron ese oficio de conducir troncos de árbol a través del río. Continuando con la ruta y sin dejar de subir nos fuimos adentrando en la profundidad de la serranía hasta llegar una de las zonas más espectaculares, la Hoz de Beteta, que se abre en torno a esa pequeña población y se prolonga durante siete kilómetros hasta Puente de Vadillos.
Bernard al paso por Poveda de la Sierra

El paisaje se hace agreste, los pinos se mezclan e intercalan con las formaciones rocosas erosionadas por la fuerza del agua y el resultado es un paso estrecho que sobrecoge a los visitantes que se sienten
como enmarcados en un escenario fantasmalmente bello.

La subidas no cesan y tenemos que superar las rampas más duras y cercanas en algunos tramos al 15 % de desnivel. Evitamos también el túnel que conduce a Cañamares mediante la subida del pequeño Puerto de Monsaete, que pese a ello no supone un gran obstáculo para las ya mermadas fuerzas de los ciclistas. La cercanía al destino alienta las pedaladas y nos conducen a los pocos kilómetros a las inmediaciones de Priego a través de su espectacular Hoz, muy parecida a la de Beteta pero de menores dimensiones.
En plena Hoz de Beteta

Finalmente accedemos a la población dejando a un lado el desvío hacia la ermita de San Miguel de connotaciones fascistas, entramos por la calle Luis Ocaña y tras la búsqueda de un lugar para reponer fuerzas y de rescatar un euro del pilón de la Plaza, que había extraviado un implorante niño, por parte de Fontaine, pasamos a degustar el menú del día en el restaurante San Nicolás, situado en el mismo centro, entre la satisfacción de la misión cumplida, el cansancio acumulado y los relatos de Bernard sobre los Poceros y sus idas y venidas a los pasacalles y otras diversiones de escaso peso intelectual.

Los vecinos cercanos al vehículo nos ayudan a dar los últimos toques en la carga expedicionaria y nos ponemos en marcha de regreso a las cuatro y media de la tarde para completar un viaje sin apenas sobresaltos, plácido en la conducción por el escaso tráfico y leve en el precio por la buena relación de consumo que aporta esta tecnología de Honda. A las 19 horas justas estábamos de vuelta en Alcázar de San Juan habiendo culminado felizmente una de las pruebas más representativas del calendario anual del I.C.C. para 2015.

DATOS TÉCNICOS:

DISTANCIA: 85,5
TIEMPO DE PEDALEO: 4 h 32' 14''
VELOCIDAD MEDIA: 18,6 k/h.
VELOCIDAD MÁXIMA: 58,4 k/h.
CALORÍAS CONSUMIDAS: 1638