martes, 14 de junio de 2022

MACUTILLO 2022 JAÉN

“Pocas… y no largas ni afanosas mis rutas…
Quiero andarlas sin prisa y arribar a los albergues sin fatigas cuando aún el sol corone, allá en la lejanía, el páramo o la cumbre… LEÓN FELIPE




1ª ETAPA

BAEZA – Jimena – Mancha Real – Puente Nuevo – JAÉN

DISTANCIA: 62 kms.
TIEMPO PEDALEO: 3 h 28’08’’
VELOCIDAD MEDIA: 18 km/h
CALORÍAS: 1.199 kcal
DESNIVEL: 827 m.



El arranque oficial del Macutillo 2022 tenía lugar en la calle Gral. Aguilera de Tomelloso donde Bernard y Martinelli esperaban a los dos integrantes de la expedición alcazareña, Fontaine y Petrosian, que se desplazaron en el vehículo de un amigo de este último, Andrés, consumado ciclista y poseedor de un portabicis de última generación, para así cumplir con el orden rotatorio y equitativo de los desplazamientos de este Club. Posteriormente el grupo puso rumbo a Valdepeñas, vía La Solana para recoger en el paraje de El Peral a Malaño que se encontraba junto a Maripaz en la entrada de su quintería rural Terrapaz, depositaria de múltiples ilusiones y horas de tareas y disfrute.

La marcha por la N -IV hasta Baeza se hizo sin mayores complicaciones y el acomodo del vehículo prolongado por el carrito resultó fácil en una pequeña calle apartada, arbolada y cercana al Café Méndez como referencia que luego se complicó a la vuelta al tratar de localizarla.



Desde el balcón de Baeza, donde Machado vio a la lechuza volar y volar, emprendimos la ruta por el interminable olivar. Con calzada en mal estado, descenso prolongado con badenes, grietas y nada señalizado. Calor intenso cuando el reloj marcó las doce con escasos kilómetros recorridos, cuarenta grados y reservas de agua que se iban acabando.



Sierra Mágina al fondo nos seguía aguardando con la inmensa masa del verde aceituna que le da color frente a la llanura. Al aproximarnos y vistas las fuerzas, los grados y el tiempo, Bernard decide acortar y le apoya el resto, salvo algún romántico que señala al Fari y su hombre blandengue como señal simbólica de un declive sensato.



De lado quedaron Jiména y Albanchez, Torres y la Sierra que solo aparecen en la foto del cartel. Sabia decisión que valoraríamos al final del día y toda la salida. Siguió la tortura subiendo y bajando por todas las cuestas, la temperatura al alza y las fuerzas mermadas.

En Mancha Real parada obligada en la plaza cercana a su catedral, réplica previa que sirvió a Vandelvira de ensayos y pruebas en sus cúpulas y arquitecturas. Agua en un bar, foto en la partida.



Por la A-320 vamos a Jaén bien entrado el día. Cruces y semáforos, despiste del guía que no recordaba datos de la avanzadilla y para más inri los dispositivos que no se coordinan. Falla el GPS, el Garmin no atina y los demás mapas no aclaran las dudas. Ya no valen mapas y Fontaine con un mar de dudas. Desde El Corte Inglés, que queda a la entrada, se siguen consejos de los viandantes que prestan su ayuda. Un cuesta inmensa y el Hotel Europa queda por arriba. Fontaine y Giuliano llegan los primeros. Malaño y el resto viven un calvario, a pie y descalzo con las pulsaciones en un rango alto.



Llegados por fin, se cambia de tono, la ducha, el frescor, todo nos anima. Por un buen consejo nos vamos al centro que muy próximo está. Como por encanto, una galería con bar incluido nos da de beber cervezas muy frías y a los bocadillos les damos salida porque eran ya unas horas de siesta y dormida.



La tarde se acorta con paseo obligado en calles que ardían. En la catedral una boda insigne con Guardias con sables y trajes de madrinas, esas que Bernard casi siempre critica porque las mujeres ofrecen ridículo aspecto de incómoda guisa. Tras previo contacto llegó Inmaculada, una antigua alumna que nació en La Solana, de esa promoción cristeña que D. Just marcó con lazos perennes y con un pregón que le pidió su alcalde el año anterior.



Tras unos refrescos que nada cambiaron dimos una vuelta por las callejuelas hasta el Tablao Flamenco donde la chica se fue y nos acomodamos, mientras Martinelli ardía en soflamas de un mitin de Vox. Llegó acalorado y comió de sobras que los demás dejamos. Nos lo tuvo en cuenta cuando preguntamos y nos habló de sedaciones con su habitual humor cuando se refiere a su trabajo, en el que conviven la vida y la muerte en muchos de los casos.

Luego de un paseo buscando el descanso pasamos una calle con ambiente de fiesta con terrazas llenas, cubatas y ropas de grandes sugerencias, que los más marchosos dieron media vuelta para disfrutarlo. Giuliano y Petrosian aún buscan la tela que faltaba al largo de un vestido raro.



2ª ETAPA

JAÉN – Las Infantas – Villalgordo – Torrequebradilla – Vados de Torralba – Campillo del Río – Torreblascopedro – Lupión - BAEZA

DISTANCIA: 65 Kms.
TIEMPO PEDALEO: 3 h 54’ 32’’
VELOCIDAD MEDIA: 17 km/h
CALORÍAS: 1.493 kcal.

A las siete y media, como buenos soldados, tocaron a rancho en el comedor con un autoservicio más que controlado. La joven servía y el resto pedía lo que en las mamparas quedaba a la vista. Múltiples aceites eran, sin duda, el producto estrella de todos los platos.



Una vez dispuestos, con las bicis fuera y el reloj contando, salimos de ruta bien aleccionados siguiendo el consejo de los aldeanos. La primera duda nada más salir era tomar la autovía, que estaba prohibida, o continuar a la paralela que era nacional. Dirección Las Infantas, firme en buen estado, tráfico escaso y otros ciclistas ya pedaleando.

Se acabó lo bueno por seguir el plano por la J-3100. En un sube y baja muy propio del terreno fuimos sorteando los pequeños pueblos que nos encontramos: Villalgordo y Torrequebradilla, hasta dar con Vados, donde el Guadalquivir quedó superado. Luego está Campillo y Torreblascopedro de nombre alargado pero con Hogar para jubilados, donde la parada tuvo recompensa para hidratarnos.



El tramo final, ya con el reloj entrando en alerta, nos llevó a Lupión, cerca de Baeza. De nuevo el fantasma del calor con interminables cuestas hasta que, por fin, en una de ellas vimos la Academia que la Guardia Civil tiene allí en Baeza. Fue una alegría que tan noble Cuerpo para la milicia y defensa nos proporcionó con su sola presencia.



Y el único acierto que hizo como guía Fontaine fue el de recordar que en el Bar Gregorio, que queda en la Plaza, servían caracoles a la hierbabuena, que junto a las rondas de frías cervezas se quedaban cortas nada más beberlas.

Y no pudo faltar, como ya es norma habitual en nuestras salidas, que una pareja alcazareña fuese descubierta por Petrosian quien les llamó la atención al reconocerla dando grandes voces para que vinieran, mientras paseaban haciendo turismo con guía y grupeta.

Puestos a comer no hubo quien dejara ni silla ni mesa y continuamos hasta terminar con menú del día que el camarero nos leyó de memoria mientras su jefe, Gregorio, seguía con atención y mirada torva desde su rincón.



La última parte, para no ser menos, vino a recordar lo difícil que es a veces orientarse con planos o con otros medios, pues hasta el final, algunos nos equivocamos.

Con el coche en su sitio y el vecino en la puerta saliéndonos al paso y dándonos consejos, nos pasamos a un bar cercano con su piedra de afilar, sus aceites y reclamos donde nos dijo el vecino que los guardiaciviles, cuando están de permiso, lo llenaban a diario.

A las tres de la tarde, en plena canícula, iniciamos el regreso hasta Valdepeñas donde, una vez llegados, tomamos un refresco y dejamos a Malaño, a quien esperaba Mª Paz detrás de la verja. Continuando el viaje hacia Tomelloso, fin de la expedición donde nos esperaba Carlos, hijo de Petrosian, para traernos hasta Alcázar en su flamante Peugeot a los dos que quedábamos.

Alcázar de San Juan 14 de junio de 2022