martes, 29 de junio de 2021

I.C.C. MACUTILLO 2021 POR SIGÜENZA Y LA ALCARRIA

1ª ETAPA 25 DE JUNIO DE 2021

ITINERARIO: Armuña de Tajuña - Archilla - Brihuega - Utande - Miralrío - Jadraque - Bujalaro - Matillas - Mandayona - La Cabrera – Sigüenza

DISTANCIA: 98,3 KMS.
Vel. Media: 21 k/h.
Tiempo de pedaleo: 4 h 40’ 21’’
Calorías: 2.201 kcal.


A las 9:30 horas del 25 de junio el grueso de ciclistas del I.C.C. se congregan en la Venta El Molino de Alcázar de San Juan para dirigirse hasta el domicilio de Petrosian, hacer el cambio de vehículo, de Kia a Kia, e iniciar el recorrido motorizado hasta el objetivo de salida dejando atrás Miguel Esteban, Quintanar de la Orden, Villanueva de Alcardete, Villamayor de Santiago, Fuente de Pedro Naharro y Tarancón para cruzar la A -3 y cruzar por la zona sureste de Madrid siguiendo por Belinchón, Estremera, Carabaña, Orusco de Tajuña, Ambite, Loranca de Tajuña, Aranzueque y llegando finalmente hasta Armuña de Tajuña, lugar designado por la organización de Andermatt para el inicio de la etapa ciclista. Aparcado coche y carrito en la recoleta plaza de Armuña, los ciclistas tomamos un café en un kiosko situado a la salida y ya en la dirección adecuada. Además de reponer energías, Martinelli aprovechó para repartir los clásicos Huesitos como avituallamiento energético, mientras contaba su reciente e interesante visita a la fábrica alicantina de los mismos.

Frisando ya la una de la tarde comenzó el pedaleo de los ciclistas camino de Brihuega y siguiendo el curso del río Tajuña a cuyos márgenes se extendían fértiles alamedas, robles, encinas y otra variada flora en un trazado serpenteante, con escasas subidas y favorecidos por un ligero viento. Estos primeros treinta kilómetros se hicieron placenteros porque el calor no apretaba, el trazado era cómodo y las fuerzas intactas.

Con ese optimismo llegamos a Brihuega por su Avenida de la Constitución hasta dar con una carpa natural de frondosa arboleda con tilos, ailantos y un abeto gigante que invitaban al momentáneo reposo y avituallamiento. De ello se encargó el Bar Carlos III cuya camarera resultó ser una joven de bellos ojos semivelados por la mascarilla, simpatía a raudales, buen y eficaz servicio y como comentó Bernard, parafraseando el chiste del andaluz, “y aluego… er culo que tiene la niña”. Así que entre bocadillos, cervezas, cafés, helados y aluegos… se hizo corto el descanso y reemprendimos la marcha no sin que antes Giuliano abordase a un cura que por allí se encontraba para preguntarle por la residencia del periodista Manu Leguineche que pasó allí sus últimos días, pero que no era posible visitar. Por lo que abandonamos este breve paraíso embriagados por el aroma de los tilos y por el humo de los porros que un grupo de jóvenes se fumaban sin pudor en una mesa cercana.


Rodando ya en pleno corazón de la Alcarria fuimos dejando de paso profundos valles salpicados de chopos, encinas, robles, ailantos, catalpas… llegando a Utande donde la carretera se volvió más áspera hasta Miralrío. Bajada espectacular y comienzo del acceso a Jadraque, cuyo castillo proyecta una amplia sombra envolvente a toda su zona. Nada que ver con mis evocaciones de la salida en 1996 con mi grupo de alcazareños. Paramos para las fotos de rigor y siguiendo hacia Bujalaro recibo el picotazo de un insecto que me obliga a parar y quitarme el casco del que veo salir una avispa a toda velocidad, mientras el aguijonazo me deja un profundo dolor y una inflamación que solo logro calmar parcialmente con un chorro de agua del bidón. Para mí será inolvidable el picotazo de Bujalaro.

Continuamos acumulando kilómetros, calor y cansancio, especialmente Giuliano que notó su falta de continuidad en la preparación y unas mermas de alimentación cruciales. Ni siquiera el paso por un reducto patriótico adornado con la enseña de España y cierto simbolismo de su agrado le hizo recuperar sus necesarias energías y después de pasar la Estación de Cutamilla, al lado del río Henares, se dejó caer en la cuneta presa de calambres musculares que Petrosian trató de minimizar con sendos estiramientos.

El Palacete del Monte de Cutamilla es un gran espacio territorial, privado y exclusivo de 1.200 hectáreas en el valle del río Henares. En las cercanías de la ciudad medieval de Sigüenza se encuentra esta reserva natural histórica que figura en el inventario de cazadores reales y en el que, en su momento, disfrutó de la montería Alfonso XI. El palacete, estilo Art Nouveau, fue edificado a finales del S. XIX por el Duque de Pastrana y fue visitado por importantes personajes de la realeza y la política madrileña. Las aguas que rodean el palacete están siendo envasadas como Agua Mineral Natural bajo la marca Font Vella.

El último paso antes de la llegada a destino fue Moratilla de Henares, cuyas cuestas se hicieron interminables dado el calor y el cansancio acumulados aunque siempre con el horizonte de la meta dando las últimas fuerzas para salvar cualquier obstáculo. A la entrada a la población seguntina una figura metálica del Doncel yacente recibe a los visitantes. Es el preludio de todo un patrimonio en piedra que merece ser conocido.

Tras llamada a los anfitriones de la cadena AirBnB en la figura de Ana, nos dejamos llevar por sus indicaciones hasta el Camino Viejo nº 5 en donde nos esperaba amablemente para indicarnos los pormenores de nuestro alojamiento, un piso amplio con cuatro habitaciones, tres para huéspedes y una para propietarios, además de dos cuartos de baño, cocina, terraza, y todo tipo de enseres propios de una vivienda habitada. Las bicis nos acompañaron dada la desconfianza general ante el garaje colectivo que nos ofrecieron.

A partir del obligado aseo y descanso momentáneo, iniciamos el recorrido turístico de una población que la mayoría ya conocíamos pero que siempre merece la pena volver a ella como ocurre con las joyas urbanas tradicionales de cualquier país. ¿Quién se cansa de visitar Toledo, Salamanca, Segovia o Córdoba, por citar algunas de las más representativas?

Y con ese espíritu recorrimos nuevamente su Alameda, la antigua Oficina de Turismo, las calles cercanas a la Catedral, la Plaza Mayor, que ya estaba bastante completa, y emprendimos la subida hasta el Castillo de los Obispos, joya patrimonial seguntina, que igualmente estaba tomada por el turismo y donde se apreciaba el comienzo de la recuperación postpandémica. Los accesos al patio de armas tomados por los moteros y el ambiente en general despertando del fatídico letargo pese a que sigue latente.

Finalmente pudimos encontrar hueco en uno de los locales de la plaza, concretamente en el llamado Los Soportales y acertamos al pedir un menú potente para mitigar el desgaste y cansancio prolongando la velada y retirándonos cuando el fresco nocturno avanzaba imparable.

2ª ETAPA 26 DE JUNIO DE 2021

ITINERARIO: Sigüenza – Pelegrina – Aragosa – Mandayona – Mirabueno – Las Inviernas – Masegoso de Tajuña – Cifuentes – Gárgoles de Abajo – Trillo – Durón – Budia – Peñalver – Tendilla – Armuña de Tajuña

DISTANCIA: 127,6 Kms.
Vel. Media: 18,5 k/h.
Tiempo de pedaleo: 6 h 54’ 46’’
Calorías: 2.455 kcal.
Desnivel: 1.471 m.

Después de una noche tranquila en el piso seguntino y de la desapercibida llegada de Ana, la encargada, a sus aposentos, nos dirigimos sobre las nueve de la mañana al lugar del desayuno que nos había recomendado la propia Ana, llamado Cosas de Antes, una mezcla de pastelería y churrería muy al gusto hispánico, no sin un primer saludo a Just Fontaine por parte de dos canes tipo buldog cuyo dueño dejó deambular libremente desde su piso sin otra precaución que enfilarlos a un paseo matinal. La cosa no pasó del susto por los ladridos y la bici sirvió de parapeto ante una posible caricia de alguno de ellos que, en tópicas palabras del dueño, nunca ladraban a nadie y mucho menos hacían daño. Llegados a la referida pastelería comprobamos que el aforo estaba desbordado, con la terraza exterior colmada y el interior con una única mesa libre que logramos ocupar oportunamente. Buena atención y servicio.

La primera disyuntiva de la jornada se decantó por la visita a Pelegrina en dirección a Torremocha del Campo, con su castillo en lo más alto y cercana al Barranco y Hoz del Río Dulce, paraje espectacular que utilizó en su día el Dr. Félix Rodríguez de la Fuente y su equipo de ayundantes para rodar algunos de sus documentales con el vuelo de águilas, buitres y presas en un particular desafío basado en la paciencia y el buen hacer.


La mala noticia vino porque la ruta prevista no nos ofrecía continuidad desde ese enclave y tuvimos que retornar una vez realizada la visita. Por tanto, la prolongación en kilómetros era inevitable y especialmente para Giuliano, que después de su sufrimiento el día anterior, vio ensombrecido el panorama que se presentaba. Continuamos por la CM 1101 en sentido opuesto al día anterior y volvimos a pasar por Cutamilla Font Vella y del hito patriótico que le ayudó a subir la moral a Martinelli la tarde anterior.

Dejando atrás nuevamente Mandayona nos desviamos hacia Mirabueno y cruzamos la A-2 en dirección a Las Inviernas no sin antes tomar un café y reponer fuerzas en un bar de gasolinera con sombra y aceptable servicio, sabiendo que la etapa estaba ahora prácticamente en su primer tercio. La carretera hacia Las Inviernas se encontraba desierta de vehículos y con firme en buen estado para facilitar el tránsito ciclista.

Pasamos por Masegoso de Tajuña, de largo recuerdo para los protagonistas alcazareños de 1996, que vivimos entonces una tarde agridulce entre el tedio y la ilusión aislados en un hostal de carretera y rumiando algunos la posible visita a la Feria de Brihuega.

Fuimos de Masegoso hacia Cifuentes por la N-204 cuando el reloj se aproximaba a las dos de la tarde y el recorrido aún no estaba mediado. Era preciso reponer fuerzas y a ello nos encaminamos en su Plaza Mayor de cuyos soportales un gentío de personas nos devolvía a la España más genuina: voces desaforadas, risotadas por doquier, distancia de inseguridad, fuera mascarillas y abundante cerveza y tortilla.

Sin embargo, en la única mesa libre, ni bocadillos ni raciones. Levantarnos y buscar otras opciones que llegaron al momento en un restaurante cercano a la sombra de una parra camuflada por un toldo y una encargada algo sota que nos atendió de fríos modos y tan solo una becaria lo compensó sirviéndonos con agrado sobre un mantel de papel con un mapa incorporado.

Repusimos bien las fuerzas con un plato combinado y abundante cerveza, salvo el pobre Giuliano que permanecía callado dando vueltas a su cabeza, a lo que aún quedaba por venir y al tamaño de las cuestas, con sus botellas de Acuarius, el café y el agua para el camino. Reemprendimos la marcha hacia Gárgoles de Abajo aproximándonos a Trillo, cuya central nuclear queda a poca distancia mientras sus gigantescas torres llenan el cielo de vapor y el reactor permanece inmutable en su semiesfera blanca.

El embalse de Entrepeñas se iba quedando a la izquierda, en el fondo de otro valle bien rodeado de sierras. Por allí pinchó Bernard en el único incidente mecánico de toda la salida, que fue recibido por Giuliano como una bendición de la Providencia, mientras seguíamos subiendo cuestas, el viento arreciaba en contra y el tráfico de la N-320, ruidoso e intenso, acababa con nuestras reservas.

Llegamos por fin a Tendilla y saliendo en la rotonda apareció el cartel de Armuña de Tajuña a menos de un kilómetro, entre árboles frondosos y pensando en el pilón de agua fresca donde nos abocicamos nada más dejar las bicis junto al coche allí aparcado. El reloj cantó las siete con campanadas sonoras y los kilómetros eran 127 tras el recuento. Con el ánimo cansado, con el esfuerzo hasta el máximo, hubo una llamada inefable hacia la dirección de Andermatt que así quedaba plasmada. La horquilla del recorrido debe estar, en función de los trazados, entre los setenta y los noventa kms. como máximo.

Antes de abandonar el pueblo nos encontramos un bar que no dudamos en visitar. La Bodega de la Alcarria ponía en su cartel y allí apareció Paola con su gata Lola que nos ofreció orgullosa una pequeña bodega que algunos visitamos mientras reponíamos líquidos del depósito vaciado tras tantos kilómetros hechos con sol y viento contrarios.

Una vez en el coche de regreso y con ánimos menos frescos por el cansancio acumulado, retornamos por el trazado contrario al que habíamos llevado hasta llegar a la A-3 donde nos equivocamos por no poner el GPS y seguir su mandato. El objetivo era Tarancón para llegar a terreno conocido y seguir los pueblos de Santiago, Villanueva de Alcardete y Quintanar antes de finalizar en Alcázar de San Juan.