miércoles, 27 de noviembre de 2019

UN DERBY EN HORAS BAJAS

SPORTING DE ALCÁZAR 0 - 0 UNIÓN CRIPTANENSE



Lo presenciado el pasado domingo en el polideportivo alcazareño entre los equipos rivales y vecinos del Sporting de Alcázar y la Unión Criptanense refleja a la perfección el momento histórico de ambos clubs, que no se encuentran precisamente en su apogeo futbolístico.

En el remozado césped artificial del "Manuel Delgado" solo se vieron destellos de algunos jugadores que intentaron suplir con individualidades el escaso juego colectivo. Me refiero a jugadores como el alcazareño Luis Alberto, jugador de clase y visión, que no se ve correspondido por el conjunto. De modo que todo se convertía en una sucesión de pases horizontales culminados por un lanzamiento final para que los delanteros se estrellasen frente a la zaga visitante, en la que aún resiste Olivares, histórico local alcazareño del Gimnástico, que se permite salir airoso con veteranía para suplir otras carencias del paso del tiempo.

Lo más triste fue la presencia entre el público de lo que ahora viene en llamarse "grada de animación", un coro de jóvenes, masculino principalmente, que a golpe de bombo e insultos generalizados mantienen el escaso ambiente de las gélidas tardes, al tiempo que hacen insoportablemente ruidosa su cercanía al resto de espectadores mientras completan su actuación con cantos previamente ensayados de claro matiz despectivo hacia rivales y equipo arbitral. No mejoramos con el tiempo. ¡ Todo lo contrario!

jueves, 14 de noviembre de 2019

SENDERISMO POR LA CALDERINA

Yo no sé cómo soy...
y no sé lo que quiero
y no sé a dónde voy
cambiando, inquieto, siempre de sendero...

LEÓN FELIPE



Acompañado por dos históricos amigos y anteriores colegas de profesión docente, José María y Jesús María, la mañana del pasado miércoles 13 de noviembre nos trasladamos hasta las cercanías de Fuente El Fresno, desde donde parte el camino que conduce hasta la cumbre más alta de los Montes de Toledo en nuestra zona, el llamado Pico de La Calderina.



Disipada la amenaza inicial de lluvia, que hizo acto de presencia en los momentos previos a la partida desde Alcázar, y tras recorrer la distancia que nos separaba del punto de inicio, llegamos al cruce  de la N-401 con la CM-4167 siguiendo el esquema que nos había facilitado un experto conocedor de la zona, Pepe Pinar, por sus vinculaciones al paso de la Titán de la Mancha por esos lares.

Tuvimos que rectificar en sentido contrario, dado que la distancia entre el punto del referido cruce y el inicio del camino no era la supuesta previamente sino varios hectómetros más alejada. A partir de su localización y siguiendo fielmente el croquis indicado, conseguimos encaminarnos primero por una pista forestal cenicienta para girar posteriormente por otra más descarnada pero igualmente apta para el paso de vehículos normales.

En el círculo señalado dejamos el vehículo e iniciamos el recorrido a pie, ayudados por múltiples dispositivos tecnológicos que nos ayudan a orientarnos, a conocer las distancias, los ritmos y, en definitiva, a entretenernos mientras caminamos. La subida es constante desde el arranque referido pero con rampas muy tendidas y asequibles para cualquier persona mínimamente acostumbrada a caminar. Otra cosa será hacerla en bicicleta como es mi siguiente propósito.


Envueltos en el confortable aislamiento que proporciona la ladera de la sierra y los setos naturales que forman los pinares y otras especies arbóreas, no notamos el fuerte viento que habían pronosticado y que descubrimos una vez llegados a la despoblada cima en donde finaliza la vegetación alta, abunda la piedra y se concentran las antenas y otros ingenios de la moderna comunicación.

Mientras tanto y durante el camino, además de la amena charla de los más diversos temas, con las siempre sagaces ironías de Jesús María, un maestro de la apostilla oportuna, y de las referencias gastronómicas de José María, divulgador de lugares y platos allá por donde va, el caminar se nos hizo más sugestivo con la presencia de una culebra de agua, de unos 50 cms. de longitud que atravesaba la zona y a la que pudimos retener, explorar y fotografiar gracias a los bastones que nos permitieron alejarla de un contacto directo.

¡Poderosos dominadores de la naturaleza salvaje! en palabras de Jesús María, nada más conocer la instantánea que reflejaba la desigual y cruenta batalla de los intrépidos senderistas frente al ofidio, que terminó sin bajas en ninguno de los dos bandos.

Culminamos el recorrido con la llegada hasta las antenas, cumplidos los 4,2 kms. anunciados, desde donde se divisa una espectacular panorámica que puede contemplarse haciendo un giro de 360º con todo el horizonte a la vista, aunque sorteando las torretas de las antenas y mejor cuando las condiciones climatológicas lo faciliten.

El retorno fue coser y cantar estimulados no solo por la facilidad del trazado descendente, sino porque nos esperaba una parada cercana en el mesón Los Moraleda, a escasa distancia del arranque y lugar no muy frecuentado pero que proporciona una colección de productos de la tierra, amén de la barra de bar para saciar las urgencias,  que resuelve las necesidades gastroturísticas del momento.

No hubo para más. Regreso al punto de partida con el compromiso de realizar una nueva salida, seguramente hacia la Pedriza herenciana y la satisfacción de haber pasado una mañana bajo la sugerente, imponente y gratuita presencia de la naturaleza.




miércoles, 6 de noviembre de 2019

RUTA POR EL CALAMINAR

Cartel explicativo sobre El Calaminar

En el inicio de mi temporada invernal, con cambio de bicicleta habitual por la de caminos, me sumé al grupo de los Bikers Yayos que se concentraban en el lugar habitual del cementerio y habían emprendido ya la marcha cuando logré acercarme a ellos.

Ocho ciclistas formamos el grupo en dirección a Villafranca dejando atrás la complicada salida por la zona comercial y el carril bici hasta Carrefour para continuar por la vía de servicio y posteriormente uno de los caminos que desembocan en la población chelera.

Curioso fue escuchar los argumentos culinarios de Juan Antonio que al olor del aroma de una plantación de cebollas, le vino un repentino deseo de verlas en la sartén mezcladas en un revuelto con huevos, morcilla y hasta un aceite que se imaginaba chorreándole por la garganta de puro placer.

No habíamos acabado de hacer la digestión de semejante energético cuando, en uno de los cruces de entrada al pueblo, un conductor indeciso tuvo que frenar ante la llegada del grupo e intercambiar con algunos cariñosas palabras de reproche sobre quién tenía la preferencia de paso. Menos mal que todo quedó en eso.

El grupo de ciclistas tomando el avituallamiento en El Calaminar

Continuamos hacia la carretera de Villacañas tomando el primer desvío a la izquierda y en dirección a las ruinas de El Calaminar. Como si de una ensoñación quijotesca se tratara, las anteriores palabras de Juan Antonio hicieron que algunos viéramos una venta al aire libre en la que los huéspedes disfrutaban de los manjares antes descritos sobre una mesa en pleno campo. Al aproximarnos resultó que no había tales encantos sino unos obreros eléctricos que reparaban una avería. Y lo que nosotros dábamos por cubiertos y vajillas no eran otra cosa que tornillos, alicates y otras herramientas necesarias para la reparación.

El Calaminar lo forman edificios casi ruinosos de una pequeña aldea asentada sobre unos posibles restos iberos y romanos, formada por varias casas de campo con arcos adintelados, una muletá y una pequeña capilla llamada El Conventillo. Todo ello albergó a unas cuarenta personas en torno a 1957, hasta que la evolución de los tiempos la fue postergando al abandono y a la ruina.

Estado actual de El Calaminar

Seguimos el camino y cruzando la carretera entre Villacañas y Villafranca, rodeamos la laguna de Peñahueca, que tiene una capa superficial de agua acumulada pese a la sequía, para llegar posteriormente a las lagunas de Villafranca que, estas sí, agonizan lentamente debido a la falta de lluvias y a las extracciones incontroladas de pozos de riego.

Seguimos por la zona del polvorín próximo a la laguna grande y más adelante cruzamos el puente sobre el Gigüela para llegar hasta el camino que conduce a los paneles solares y, ya en las inmediaciones de Alcázar, al pozo de Tello y al polígono Alces por el que nos incorporamos a las rutas habituales de paso por la población dando por terminado el recorrido.


DATOS TÉCNICOS DE STRAVA

ITINERARIO: Alcázar - Villafranca - El Calaminar - Laguna de Peñahueca - Lagunas de Villafranca - Alcázar
DISTANCIA: 61,6 Kms.
TIEMPO DE PEDALEO: 3 h 07' 08''
VELOC. MEDIA: 19,7 k/h.
VELOC. MAX.: 34,2 k/h.
CALORIAS: 789