lunes, 1 de marzo de 2021

LA SOLANA, PUNTO DE PARTIDA

Ha pasado un año desde que a primeros de febrero del fatídico 2020 el I.C.C. no volvía a ponerse en ruta por tierras solaneras y montieleñas para repetir un recorrido que entonces se vio amenazado por una persistente niebla en sus inicios y que ahora, como si de un nuevo renacer se tratase, ofreció un panorama frío pero soleado, radiante dentro de la tenue calima que envuelve estos días la atmósfera hispana. Y esa nebulosa meteorológica aún no nos abandona, como tampoco lo hace el virus pandémico que acecha agazapado produciendo nuevas víctimas a la espera que las vacunas lo frenen definitivamente.

Una vez más, a bordo del Honda CRV de Fontaine, los ciclistas del Club, Fontaine, Petrosian y Bernard, se citaron en el ya recurrente marco del hostal Peñarroya para continuar el último tramo del viaje motorizado hasta La Solana donde aguardaba Malaño para comenzar la salida. Amena charla en el lapso viajero animada por recuerdos que el pasado grabó en nuestra memoria y en nuestras actitudes cuya modificación necesita del apoyo constante de la educación y la amplitud de pensamiento.

De otro modo no comprenderíamos ciertas conductas como las referidas por Bernard sobre las relaciones con el género femenino, tan "naturales" en nuestra época juvenil como cuestionadas en la actualidad por su sesgo machista. El modo de dirigirse a las chicas o los sonidos delatores de su presencia en el comedor universitario son anécdotas que no tienen desperdicio. Había incluso una prueba de fuego que circulaba en ciertos ambientes según la cual para "sentirse mujer era necesario pasar por delante de alguna que otra obra plagada de albañiles".

Y dicho este amplio pero sabroso prólogo, subimos a nuestras bicicletas camino de Infantes por una carretera que sigue en muy buen estado, con el viento en contra que nos obligó a realizar relevos kilométricos y con un ritmo capaz de seguir manteniendo pequeñas conversaciones, emprarejados por ocurrencias, que hacen más llevadero el esfuero y con paradas más frecuentes para la micción, seguramente motivadas por el otro tema estrella de las conversaciones masculinas a partir de los sesenta años, la hiperplasia de próstata.

Alcanzamos el kilómetro diez desde la salida donde se encuentra la Finca La Marantona a cuyo frente se abre el retenido cauce del río Azuer formando el embalse de Vallehermoso, rebosante tras las últimas lluvias y deshielos. Siguiendo la ya recta carretera que deja a un lado los dominios de Barreiros en otra época, alcanzamos Casa de la Viña, sede de una bodega afamada, hasta llegar a la curva que nos aboca a la población infanteña señalizada por la "palmera colonial", según Petrosian, por hacer referencia a esa especie arbórea posiblemente traida desde alguna de las posesiones españolas en las cálias latitudes africanas.

La plaza de Infantes se encontraba ya rebosante de mesas diseminadas en toda su amplia extensión, formando una gran terraza con la que la hostelería de éste como la de casi todos los lugares de nuestro país intentará resarcirse de los estragos económicos que le ha deparado el coronavirus. El tiempo, tanto cronológico como climatológico juega a su favor y en los próximos meses veremos multiplicarse este tipo de instalaciones válidas para afrontar la pandemia pero invasivas de los espacios que en otras circunstancias deberían estar reservados para la contemplación, disfrute y uso de esos entornos por toda la ciudadanía no consumidora de sus servicios.

Tras el café de rigor acompañado de un exquisito bizcocho casero, ya conocido por nuestro grupo, hicimos las fotos de rigor y comentamos algo de los compañeros ausentes. Así, la creciente acumulación de restauraciones de artefactos que hace Giuliano, que según parece va a necesitar pronto una nave al estilo tomellosero. También las tribulaciones que viene padeciendo nuestro antiguo compañero José Ángel, en un calvario de especulaciones sobre su salud que finalmente parece resolverse por su detectada intolerancia al gluten. Ojalá sea así y se recupere definitivamente cuanto antes.

Siguiendo en dirección a Carrizosa, Malaño nos puso al día de la trayectoria de su hijo, José Juan Sevilla, como actor en Madrid, en cuyo Teatro de la Comedia ha logrado hacerse con un papel discreto pero suficiente como para entrar en esa rueda de oportunidades, mientras representa El Príncipe Constante de Calderón de la Barca junto a Lluis Homar o Lara Grube entre otros miembros de un amplio elenco.

Superadas las únicas dificultades montañosas en los escarpados terrenos que conducen a Carrizosa, pasamos por delante del santuario de la Virgen del Salido, patrona de la localidad, y atravesamos ésta con el recuerdo hacia el amigo y compañero desaparecido, Jesús Montarroso, que ejerció como médico rural junto a Malaño y del que siempre recuerda las interminables partidas de futbolín, ping-pong o partidos televisados durante el siempre tedioso panorama de las pequeñas poblaciones en la era pretecnológica.

Si la presencia de moteros en la carretera fue una constante durante toda la salida, en este último tramo hacia Alhambra y La Solana se multiplicó en dirección a Ruidera dado el el buen nivel de sus aguas y el clima favorecedor del día. Verdaderas bandadas de motos gigantescas rugían sus motores amedrentando a los austeros ciclistas que pasábamos silenciosos y desarmados en nuestras sencillas cabalgaduras de mecánico desarrollo. Con ellas pasamos al pie del ruinoso castillo de Alhambra y dejamos a un lado el cruce hacia El Lobillo y la antigua venta de Santa Teresa, también en lamentable estado de conservación.

Cercanos a la una de la tarde nos adentramos en las calles de La Solana en dirección a su espléndida plaza, que se encontraba poblada de mesas y personas tomando el aperitivo en un ambiente radiante, con el sol en su justa intensidad, con ganas de disfrutar del contacto social largo tiempo reprimido y con deseos de lucir esas indumentarias que añaden un plus glamuroso a quienes las exhiben, aunque los zapatos de tacón de aguja no se ajusten cabalmente al empedrado del suelo. No daban ganas de levantarse de la mesa.

Para acabar, nos acercamos al lugar del garbancero que, fiel a su cita, hizo acto de presencia con sus cestos repletos de sus particulares manjares: guijas blandas, garbanzos tostados, etc. que luego hacen las delicidas de los posteriores momentos de ocio acompañando a un buen vino de la tierra o a una fresca cerveza de importación.



La aventura ciclista había concluido felizmente y solo un sobresalto inesperado antes de subir a nuestros coches de regreso, alteró la situación cuando vimos una furgoneta, cuyo conductor se ausentó, deslizarse marcha atrás hacia un árbol cercano con el que impactó afortunadamente sin ninguna consecuencia, pues varios moteros venían en dirección contraria y tuvieron que frenar precipitadamente. El de la furgoneta no se paró ni para dar explicaciones, pues salió pitando como si nada hubiera ocurrido. ¡Qué país!

DATOS TÉCNICOS <br>


DISTANCIA: 72 KMS.

TIEMPO DE PEDALEO: 3 H. 06' 37''

VELOC. MEDIA: 24 K/H.

VELOC. MÁXIMA:54,7 K/H

CALORÍAS: 1.293