domingo, 31 de enero de 2016
HÉCTOR 2º CLASIFICADO EN EL IV TROFEO MTB "HERMANOS PINTOR" DE CRIPTANA
En un paisaje y una atmósfera presididos por la niebla, que no llegó a disiparse por completo, pero con amable temperatura, esta mañana hemos podido acompañar a mi hijo Héctor en el final de su participación y posterior resultado de ser 2º en la categoría élite de MTB, para ciclistas de entre 23 y 30 años, disputada en un durísimo circuito alrededor de la Sierra de Los Molinos de Campo de Criptana.
Nuestro recorrido había partido del camino hacia Villafranca, divisando a lo lejos nuevas colonias de flamencos en ese espectáculo de escaso parangón, aunque velados por la persistente niebla que nos obligaba a prescindir de las gafas protectoras y a salvar a los escasos coches que circulan por esos caminos y horas hacia labores agrícolas o cinégeticas.
Llegamos a las inmediaciones de Criptana por el camino del Cristo de Villajos y subiendo por la cuesta que se inicia en la EFA, accedimos al cerro molinero donde ya se empezaban a vislumbrar a los primeros ciclistas cruzando de un lado para otro, entre plásticos señalizados, vallas y personal de apoyo organizativo que velaba por evitar intromisiones en el circuito.
Finalmente nos aproximamos a la zona de Las Musas y ahí sí se palpaba ya un ambiente festivo y competitivo. Los más jóvenes habían terminado el recorrido. Entre otros, nuestro amigo Ignacio Castellanos Jr., un fenómeno que se proclamó campeón de su categoría Junior, siguiendo el ejemplo de su padre que también compitió entre los mayores de 50. Todo un modelo loable. A lo lejos divisamos a Pepe Pinar, siempre en vanguardia de las competiciones, incombustible en su actividad y dedicación, también junto a su hermano Rubén, otro emblema de afición y compromiso.
Al fin, cercanos a la espectacular meta de la prueba, el paso obligado por el complejo de Las Musas, que se presta a ser asaltado de forma incruenta por el caucho, las bielas, los pedaliers y los discos de estos neogigantes del ingenio rodante, nos encontramos con el amigo Alejandro "El Alemán", otrora amateur de ciclismo clásico y ahora seguidor nostálgico de lo que rueda, en su retiro criptanense por razones familiares.
Los ciclistas deben salvar unas rampas a prueba de gemelos y cuadriceps, en un esfuerzo tan brutal como efímero, para poder continuar en carrera en el momento que atraen más miradas del público asistente, que se concentra en las escalonadas plataformas del singular marco criptanense, de cuevas y terrazas alternándose en un espacio único y mágico para sus visitantes.
Al fin, Héctor entra en escena y logro captar dos momentos de su paso por la zona más cercana a nuestra posición. De las pocas veces que pulso el disparo de mi cámara telefónica en el momento preciso y logro dos de las mejores fotos dinámicas que he realizado. Yo mismo me quedo sorprendido, dada mi torpeza en la práctica fotográfica. Más aún cuando después de los saludos por el finalizado reto, nos alejamos del circo y nos retiramos a tomar un café en un apartado bar quijotesco del polígono industrial antes del regreso hasta Alcázar.
Dos horas más tarde aparece Héctor eufórico en la puerta de casa portando un trofeo, por cierto muy original y creativo, proclamando su éxito inesperado y sorpresivo hasta para él mismo, del que sólo tomó conciencia cuando, a punto de regresar, oyó su nombre y su puesto por megafonía. A veces, la participación relajada y sin tensas pretensiones favorece el rendimiento. Hoy ha sido una de ellas. ¡¡Enhorabuena !!
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