domingo, 13 de diciembre de 2020

RIZAR EL RIZO

Además de la satisfacción de ver a un Real Madrid con otra cara frente al Atlético, bien plantado, luchador y peleón, físicamente fuerte y con las carencias técnicas de algunos de sus jugadores, lo más llamativo de este partido para mi fue la adjudicación del segundo gol madridista al portero atlético Oblack en propia puerta .

No sé si no estaré al tanto de las últimas modificaciones en el Reglamento, que reconozco nunca me han interesado mucho, pero creo que es absurdo que se atribuya un gol al portero porque ha rebotado en él el disparo al palo de un contrario. Según esto, cada vez que los guardametas intervienen y desvían los lanzamientos de sus rivales, aunque no logren evitar el gol, deberían adjudicarse también a ellos por la misma razón. ¿No es todo un poco absurdo?

Me temo que, una vez más, los dirigentes futbolísticos de los organismos que lo tratan de regular, pretenden rizar el rizo y aumentar los medios tecnológicos, el número de jueces para cada contienda, las variables en las apuestas y así un rosario de innovaciones cuyo único fin es rentabilizar al máximo las ganancias generadas por este espectáculo universal y básico en sus fundamentos, que ha triunfado entre el público mayoritariamente precisamente por su sencillez y por la capacidad de ser entendido y practicado por un ingente número de personas.

lunes, 9 de noviembre de 2020

SENDERISMO POR ALCARAZ

JORNADA RADIANTE HASTA EL QUINTO PINO

Como en un paréntesis meteorológico entre dos aguas, algunas parejas del ICC participamos en una jornada senderista por la Sierra de Alcaraz que puso de manifiesto esta otra interesante afición entre los componentes del Club y el buen conocimiento que algunos de ellos tienen de este entorno natural así como de su flora y fauna.

Todo se inició en la prevista coincidencia de rutas fijada en Villahermosa, donde aguardaban ya Pepe Malaño y Mª Paz a bordo de su vehículo, mientras que desde Tomelloso llegábamos los otros cuatro expedicionarios. El siguiente objetivo era un ligero desayuno en la ya popular localidad de Bienservida, al inicio de la entrada en la sierra, donde se produjo el primer incidente de la jornada cuando nos topamos con una pareja de la Guardia Civil en la mesa contigua y la camarera me advirtió que me pusiera mascarilla, que no bastaba con la braga ciclista para cubrir mi rostro reglamentariamente. No hubo más conroversia y rápidamente tiré de prenda, para más inri premonitorio, cargada de simbolismo madridista.



Renovados de energía con café y tostadas, reemprendimos la marcha camino del Puerto de El Bellotar y, a unos ocho kilómetros, nos desviamos a la izquierda por un camino que conduce en sus primeras rampas a dode se encuentra un depósito de agua que hizo las veces de aparcamiento de referencia para la caminata.

El sendero era prácticamente una pista forestal con buen piso, zahorra suelta, pero libre de polvo tras las lluvias de los últimos días además de la estimulante presencia de troncos de leña de pino y piñas secas ideales para el encendido de chimeneas en este próximo invierno que se avecina. La marcha se hizo amena y, salvo Pepy, la menos entrenada para la ocasión, el resto no tuvimos especial dificultad en el ascenso y ella lo suplió con enorme voluntad y buena actitud para estar a la altura.



Al cabo de una hora y cuarto aproximadamente llegamos a la zona más alta donde se encuentran una serie de dolinas, es decir, un tipo especial de depresión geológica característico de los relieves kársticos. En español se la conoce como «torca». Desde esa plataforma natural se divisan las cimas más cercanas y pudimos contemplar a otros excursionistas y ciclistas que deambulaban por el entorno.



Una vez atisbado el primero de los picos a subir, conocido como El Padrón, elegimos la pendiente considerada menos agreste aunque no exenta de dificultad especialmente por el suelo pedregoso, la vegetación plagada de pinchos que pueden dar lugar a confusión y con el único referente de algunos pinos germinales y desmochados a consecuencia de la caída de rayos en las frecuentes tormentas.

Eran ya las dos de la tarde cuando elegimos el abrigo de una de esas dolinas para acomodarnos entre sus rocas y dar buena cuenta de los bocadillos como menú obligado, manteniendo la distancia de seguridad cual restaurante de lujo y pisando un suelo alfombrado por las cagarrutas de las cabras montesas que elijen ese lugar para desahogar sus intestinos.



Todo según lo previsto pero sin vino. Mi celo en evitar el peso en la mochila me llevó a prescindir de un elemento que nunca suele faltar en mi dieta y que los demás echaron de menos cuando les comuniqué la mala nueva. Pese a ello, conté con una mezcla refrescante de vino blanco y gaseosa embotellado en plástico que suplió a duras penas al deseable mosto fermentado.

Continuamos después la aventura emprendiendo el descenso hasta el primer valle para subir a continuación al pico de La Sarga, en donde se sitúa una antena y una señal geodésica a los que no tardamos en subir no sin antes observar a Pepe y Mª Paz recoger varios ejemplares de hongos con bastante facilidad y dando muestras de su pericia y afición por esa actividad.



No habíamos permanecido mucho rato en esta segunda cumbre cuando el propio Pepe advirtió que se había olvidado de sus gafas ciclistas fotocromáticas en el lugar referido de la comida. Esto le obligaba a descender y volver a subir y luego bajar el terreno anteriormente recorrido. Un olvido que puso a prueba su espíritu de sacrificio, su buena forma física y el aprecio a sus objetos personales.



Descendió raudo y, cuando el resto iniciamos la bajada, vimos un punto negro en la ladera cercana a la línea de pinos que no dejaba de ascender. Cuando llegó al quinto pino comprendimos que ya había hecho lo más difícil y en un tiempo record, por lo que lo esperamos de nuevo en el valle donde el descenso se hace ya por el camino. Allí se encuentra también el pino germinal de dos troncos y una base común, donde Pepe y Mª Paz nos desvelaron que quieren pasar la eternidad. Ellos verán.

A partir de ese momento y con Pepe ya en el grupo, iniciamos el descenso definitivo hasta los coches, que se fue haciendo cada vez más pesado, doloroso por momentos en los músculos menos ejercitados y a la fatiga que iba en aumento. Repusimos agua en una de las fuentes naturales del camino y llegamos casi anocheciendo al punto de partida felices y cansados.



Para celebrarlo decidimos hacer una parada en Villahermosa, población en la que separamos nuestras rutas para el regreso y donde se encuentra la monumental Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción, declarada bien de interés cultural con la categoría de Monumento.

Su estilo es Gótico, Florido o Flamígero del tercer periodo (mediados del siglo XV e inicios del siglo XVI), entremezclado con elementos renacentistas y barrocos. Ofrece un imponente aspecto tanto en su exterior, que da a la Plaza principal, como en su espléndido interior que alberga un coro, un órgano y la imagen de la Virgen de la Carrasca, que según un dicho popular "se caga en todas las demás vírgenes".



Sentados momentáneamente en la terraza del Bar La Herradura, que hace frente a la fachada principal de la Iglesia,tomamos unas cervezas mientras nos recuperábamos de la caminata y comentábamos los momentos más relevantes de la misma hasta que decidimos emprender el regreso a nuestras casas. Algunos, con la ilusión de ver a su equipo favorito de fútbol rematar esta radiante jornada. No pudo ser y no solo no ganó sino que se llevó la mayor paliza en lo que va de temporada. Casi tan grande como la que nos dimos en esta espectacular pero reconfortante salida senderista.

lunes, 19 de octubre de 2020

XIV SUBIDA AL ROBLEDILLO 2020


 UNA JORNADA  DE ENTENDIMIENTO Y CONCORDIA



Si yo fuera portavoz de la familia real o liberara de mi inconsciente voces de las escuchadas machaconamente en prensa, radio y televisión los pasados días con motivo de la entrega de premios Princesa de Asturias, seguro que mi relato comenzaría por las palabras del encabezamiento o quizá precedidas del ya tópico y casi burlesco: "me llena de orgullo y satisfacción ver reunido este elenco de ciclistas aficionados entre los que ha triunfado el entendimiento y la concordia para acometer la nada despreciable 14ª edición de esta tradicional subida".

Porque pese a la disparidad de procedencias,  de estados de forma, de manías, de liderazgos más o menos manifiestos en el sociograma del grupo, de las difíciles circunstancias de la pandemia para organizar encuentros sociales, al final ha salido adelante una ruta agradable, presidida por buenas temperaturas para el pedaleo y sin incidentes negativos que la pudieran oscurecer.

Frisaba mi reloj las 9:30 de la mañana, tal como habíamos previsto, cuando los diez ciclistas comprometidos previamente acordonamos con nuestras bicis y nuestra presencia la anchura de la calle a la altura del restaurante Román, donde posteriormente departiríamos almuerzo y donde nos dejamos fotografíar por una joven que se prestó rauda a inmortalizar el momento, como queda reflejado en la imagen que abre la ilustración de esta crónica.


Allí estaban Josemi, Alfredo y Pedro Peinado que acudieron prestos a la llamada, sabedores por experiencia del buen sabor ciclista que deja este tipo de recorridos, estaban José Escelio y Juan Garrido, que junto a Justo acumulan ya más "Subidas Robledillo" que Nadal "Roland Garros", acompañados por Alejandro, un moldavo afincado en Alcázar que debutaba en estas lides, y Bernard y Malaño representando al ICC mermado de algunos otros componentes a los que se echó de menos, como echamos de menos al desaparecido Jesús Montarroso y, finalmente, acudió Miguel Romeralo, un histórico de estas salidas, que se presentó con deseos "vengativos" hacia Petrosian, a lomos de una bici con asistencia eléctrica que le permitió una subida espectacular.

Y tras la foto de rigor ante el cartel toponímico de Retuerta, elevada también a clásica en las últimas ediciones, comenzamos un pedaleo suave y preparatorio, con el grupo bien compacto, el ambiente frío, pese a que algunos lo desafiaron con prendas veraniegas, y las vacas y terneros contemplando apaciblemente nuestro paso como único público asistente a la marcha.

Pasado el balneario, ahora cerrado a cal y canto, comenzaron las rampas exigentes y, como suele ser habitual, el grupo de desmembró, como dice siempre Josemi, se dio paso al K - 1, es decir, al ritmo que cada cual considera que puede mantener para alcanzar el objetivo de culminar la subida. Alfredo y Alejandro, llegaron en primer lugar seguidos a no mucha distancia de Bernard y Justo. No tardaron Pedro y Miguel, que sorprendió con el buen uso de su asistida bicicleta. A continuación Josemi, que demostró su experiencia y acomodo a un ritmo que sabe dominar cabalmente. Luego Pepe Malaño, alardeando de ser el escalador más lento de Castilla La Mancha, para cerrar Juan Garrido, al que vimos en buen momento pero siempre atento a las evoluciones de Jose Escelio que necesita una mejora integral de su estado de forma y mentalidad para afrontar estas salidas.



A partir de la cima del Robledillo el descenso es también cosa de cada cual y lo importante es tener claras las referencias para reencontrarse. Menos mal que funcionan los móviles y aún así ninguno logramos retener el nombre del Bar Sierra en el que nos citó Juan Garrido para tomar un ligero avituallamiento. Cuando conectamos nuevamente, él llegó con bolsa de churros en mano mientras los demás estábamos con el pie de nuevo en los pedales. Quizá aquí debimos recordar esos versos de León Felipe que tan oportunos resultan en este tipo de ocasiones:

                                    "Voy con las riendas tensas

                                      y refrenando el vuelo,

                                      porque no es lo que importa llegar solo ni pronto

                                      sino llegar con todos y a tiempo."

La nueva cita era Ventas con Peña Aguilera, unos de forma directa para acortar la distancia y facilitar el agrupamiento y el resto por Menasalbas para facilitar lo anterior. Lo que pasa con el tramo de Menasalbas es que se presta a una velocidad vertiginosa y las bicis asistidas desconectan las ayudas y requieren mover desarrollos acordes con la velocidad necesaria. Miguel se vio retrasado del grupo y mientras lo esperamos, se produjo la primera fractura del pelotón que ya no se reintegraría hasta la salida de Ventas aunque sin estar al completo. Subidas las primeras cuestas de este tramo, la consiguiente bajada se hizo de nuevo a  gran velocidad, permitió alcanzar a los adelantados y fijar un nuevo reagrupamiento en el cruce de El Molinillo. Así lo hicimos y desde allí hasta la meta de Retuerta  reinó la marcha más o menos acompasada y grupal.



En Retuerta nos esperaba Román con sus viandas y dos mesas en el interior del local para tratar de mantener las normas de seguridad antipandemia y evitar ser devorados por la legión de moscas que invaden el espacio aéreo  de la terraza en la que algunos lugareños se solazaban mientras se deshacían de los continuos aterrizajes de los dípteros sobre su piel, sus platos o sus copas. En el interior, junto a otro grupo de personas, mantenedoras de prudente distancia, esperamos pacientemente para saborear migas, ensaladillas, chuletas, venao y otros revueltos especiales que hacen placentero el paso por el establecimiento de este singular chef, premiado por algunas especialidades, asistido por una diligente y avispada camarera y la rémora de un joven camarero de escasas luces pese a sus numerosos lamparones de su indumentaria. 

El próximo año se cumplirá la XV edición y sería todo un logro redondear esta cifra de salidas. Ojalá sea así.

DATOS TÉCNICOS (STRAVA):

ITINERARIO: Retuerta del Bullaque - Baños y Puerto de El Robledillo - San Pablo de los Montes - Menasalbas - Las Ventas con Peña Aguilera - El Molinillo - Retuerta del Bullaque

DESNIVEL: 942 M.

DISTANCIA: 73 KMS.

TIEMPO: 3 H 20' 19''

VELOCIDAD MEDIA: 22 K/H.

VELOCIDAD MÁXIMA: 62 K/H

CALORÍAS CONSUMIDAS: 1.579

miércoles, 7 de octubre de 2020

UN MADRID MEDIOCRE Y RÁCANO, … DE MOMENTO


Después de ver por Tv el último partido jugado por los madridistas en el Estadio de La Cerámica ante la U.D. Levante, no puedo por menos que, como seguidor del equipo blanco, criticar que la imagen ofrecida es de mediocridad y racanería en la que sigue inmerso desde que se marchó su máxima figura desde los tiempos de Di Stefano, esto es, Cristiano Ronaldo, y la columna vertebral del equipo entró en proceso de declive por la edad. Me refiero al grupo formado por Sergio Ramos, Luca Modric, Toni Kross y Karim Benzema, todos ellos grandes jugadores pero ninguno a la altura del mencionado astro.

 

Por el contrario, el resto de la plantilla lo componen jóvenes de gran talento inicialmente pero que aún están inmaduros y en proceso de aprendizaje para responsabilizarse del peso del equipo y asumir el logro de títulos y victorias que se espera de un elenco a la altura de la historia de este Club. Como botón de muestra, los dos fallos de Vinicius en la boca del gol son imperdonables para alguien que juega en esa categoría por muy joven que sea.

 

Además, prueba de que no hay seguridad en las propias posibilidades es la actitud rácana de conservar el 1 a 0 durante el resto del partido y conformarse con que no se altere. Esto es inconcebible en una plantilla que de verdad fuera excelente y más ante equipos con los que hay una diferencia enorme en presupuesto y en calidad técnica. Esta actitud conservadora y especulativa solo puede deberse a dos factores, o es una imposición del entrenador que no se fía de sus posibilidades, o es una impotencia que denota mediocridad. Veremos hasta cuando dura todo ello.

lunes, 28 de septiembre de 2020

RUTA POR LA SIERRA DE ALCARAZ 2020 CON EL I.C.C.

 UNA OVEJA BLANCA Y UN BECARIO

Siguiendo la tradición del calendario anual del Club y aprovechando la inercia, a veces nada fácil, de una respuesta mayoritaria a la fecha de la convocatoria, los componentes del I.C.C. acompañados por Lorenzo Camacho, que hizo las veces de becario a prueba, se reunieron el domingo 27 de septiembre de 2020 para acometer la ruta por la Sierra de Alcaraz, toda una clásica en estos menesteres.

La cita se inició en Tomelloso, hasta donde llegaron los ciclistas expedicionarios desde Alcázar formados por Fontaine, Petrosian y el debutante Lorenzo, todos ellos en el Kia Sportage de Petrosian. A la hora convenida aparecieron los tomelloseros Bernard y Giuliano Martinelli que siguieron camino hacia La Solana donde esperaba ya Malaño, el último componente de los seis.

Todos los miembros del Club uniformados de rojo, por la bajada de temperaturas, menos Fontaine que se convirtió en "la oveja blanca del grupo", en acertada expresión de Malaño, dado que ese fue el color dominante de su equipación, sin que en esta ocasión se produjeran amonestaciones ni otro tipo de sanciones por parte del Club.

La llegada al balneario de Benito en Reolid supuso el primer revés para la expedición, puesto que estaba previsto tomar allí un café de inicio y finalizar tomando un almuerzo ligero como en anteriores ocasiones. El lugar estaba cerrado a cal y canto y tan solo algunos jóvenes deportistas ocupaban dos plazas del acogedor aparcamiento que nos sirve de punto de arranque para la ruta.

El grupo pedaleó con ritmo desde los primeros compases y se sucedieron los relevos habituales sin que la presencia del becario Lorenzo alterase el funcionamiento. Lo que demuestra su capacidad de integración en los grupos como ciclista experimentado que es y, además, con el aval de codearse con colectivos numerosos y complejos como los que salen en su residencia de Madrid.


En Bienservida hicimos una breve parada para que Giuliano dejase constancia de nuestro paso ante la madre de su compañera de trabajo y más adelante iniciamos la primera dificultad de la jornada subiendo el puerto del Bellotar en cuya cima nos hicimos la foto de rigor.

La bajada nos condujo hasta Villverde de Guadalimar donde, además del rito de tomar agua del caño e higos de la higuera, nos condujo Malaño hasta un bar con terraza que afortunadamente se encontraba abierto y donde pudimos tomarnos un reconstituyente café con leche acompañado de un bizcocho casero.

Continuamos después hacia la segunda dificultad de la ruta, la subida larga y tendida del Puerto del Arenal en donde sufrimos, una vez más, la presencia continua, atosigante y temeraria de los numerosos moteros que hacen de la carretera su circuito de pruebas con el consiguiente peligro para quienes pueden ser barridos en sus arriesgados trazados de curvas.

Afortunadamente no pasó nada y alcanzamos la cima, pasamos por el nacimiento del Rio Mundo en sus inmediaciones y llegamos a Riopar con la grata sorpresa de que han asfaltado toda su travesía, que ahora resulta mucho más cómoda y suave. Continuamos, dejando la subida a Riopar Viejo para otra ocasión para evitar prolongar en exceso el tiempo del recorrido y acometimos el ascenso al puerto de Las Crucetas.

En esta ocasión, la subida se fue haciendo llevadera porque el calor no apretaba, el ritmo era cómodo para adaptarnos a Malaño y porque el paisaje, con ligeras caídas de agua en las cunetas, prestaba su particular impulso estético y climático para hacer más agradable el paso de los ciclistas. Nuevamente posamos junto al cartel indicador para dejar constancia de nuestro paso.

Desde Las Crucetas sabemos que ya todo es una larga bajada en la que se alcanza gran velocidad dado que la visión del horizonte es amplia y las curvas terminan diluyéndose en grandes y sucesivas rectas descendientes. El paso siguiente es atravesar Salobre por su casco urbano, muy concurrido de gente en las terrazas de forma excepcional respecto al resto de poblaciones. ¿Será el influjo de Bono que lo propicie?

A la salida y como también es habitual nos desviamos por el Estrecho del Hocino, que continúa cerrado al tráfico pero que es accesible en bicicleta saltando las vallas protectoras. El paisaje es espectacular, como siempre, y Lorenzo se llevó una sorpresa inesperada que le causó una grata experiencia durante el recorrido.


Finalmente llegamos a los coches y tras preparar el retorno y cambiar nuestros atuendos, nos dirigimos hasta la cercana Reolid en una terraza al borde de la carretera donde pudimos acomodarnos, tomar unas cervezas acompañadas de varias raciones, que no eran precisamente de digestivos hidratos  reparadores pero sí que suponen un placer al paladar, precisamente por su condición de ser productos poco recomendables dietéticamente según la ortodoxia gastronómica ciclista pero que incitan a la transgresión y al disfrute, como así reconoció Bernard.










DATOS TÉCNICOS: (GARMIN)

FECHA: Domingo 27 de mayo de 2020

ITINERARIO: Balneario de Benito - Villapalacios - Bienservida - Villaverde de Guadalimar - Ncto. del Río Mundo - Riopar - Salobre - Estrecho de Hocino - Balneario de Benito - Reolid

DISTANCIA: 79 kms.

TIEMPO DE PEDALEO: 3 h. 59' 20''

VELOCIDAD MEDIA: 20 k/h

CALORÍAS: 3.008

DESNIVEL ACUMULADO: 1.366 m.


EL I.C.C. EN RUTA POR EL CAMPO DE CALATRAVA

EL LEGADO DE DON ANDRÉS 

La convocatoria de esta nueva salida del I.C.C. llegó a finales de septiembre de este atípico año inolvidable por estar sometidos al influjo de la pandemia del coronavirus. Pese a ello, este singular Club Ciclista Internacional ha tratado de mantener el vínculo entre sus miembros como lo están haciendo las grandes pruebas competitivas como el Tour de Francia y próximamente la Vuelta Ciclista a España o el Giro de Italia.


Esta vez la cita de inicio tuvo lugar en la Casilla de Mirasierra, a 16 kms. de Manzanares, a los pies de la Sierra de Siles, en una genuina quintería campera que fue propiedad de los ancestros de Bernard y que resume el legado patrimonial más importante que puede hacerse entre generaciones.

Don Andrés Villegas era un próspero comerciante de Manzanares que tenía a gala una de las costumbres más populares entre las familias trabajadoras para disfrutar de su mes de descanso estival: arrendar una casa en el cercano campo a la población pero lo suficientemente lejos como para sentirse aislado. Hombre de tradiciones arraigadas en la cultura del español decimonónico, es decir, apasionado de la caza, de los toros y de otras actividades semejantes en cuanto a cercanía al mundo rústico y rural, descubrió en una de estas casillas de alquiler el objetivo de su inversión más deseable.

Logró llegar a un acuerdo con el propietario de la finca y cerró el trato a cambio de tres trajes de pana con chaleco como condición necesaria para hacerse con la propiedad. La casa consta de una amplia zona común con chimenea baja, vasares y varias zonas menores contiguas para dependencias de otros usos que se han ido modificando con el paso del tiempo. Su estructura no difiere mucho de lo que el arquitecto Fisac definió como prototipo de la quintería o casa rural manchega y en ella de dan cita algunos elementos que la caracterizan, como el tejado a dos aguas, el suelo rojo de barro cocido de Santa Cruz de Mudela, la puerta de entrada con cuarterones de madera y las rejas protectoras de puerta y ventanas propias de las viviendas manchegas.

La misma austeridad interior se refleja en los terrenos que la rodean, libres de alambradas u otras limitaciones de la parcela, que facilitan la buena voluntad inicial de propietarios y visitantes, el pozo para abastecer de agua mediante un generador autónomo, cuatro tinajas a modo de depósitos permanentes y un pequeño bosque de arboles de distintas especies: tuyas, pinos, sabinas, acacias, ailantos, olmos, higueras, ... que se han ido añadiendo por las sucesivas generaciones de propietarios familiares. Sin agua corriente y con la luz de candiles, velas o carburo cuyo manejo hacía a Don Andrés exclamar de vez en cuando: ¡Fuera! ¡Fuera!, si intuía que había peligro de explosión.

En este marco tuvo lugar la concentración de los ciclistas que acudieron a la cita y que una vez preparados y dispuestos a salir  recibieron la llamada de Giuliano Martinelli para comunicar, por enésima vez, que un despiste le obligaba a regresar a Tomelloso para calzarse las necesarias zapatas con calas de ciclista. Aceptado el trámite, los restantes iniciamos la marcha subiendo las primeras rampas por Siles y continuando hasta llegar a Moral de Calatrava, seguir por Granátula de Calatrava, Aldea del Rey, donde hicimos una parada en la churrería "Gran Vía", donde Bernard conocía a su alumna y propietaria, para continuar por Calzada de Calatrava, de nuevo Granátula, donde tomamos contacto con Martinelli que, de forma discreta como es su costumbre, se quejó, ante la estatua del General Espartero, de la escasa y confusa señalización de la salida hacia Calzada.


De nuevo el grupo se volvió a separar porque Giuliano optó por regresar por Moral donde había dejado su vehículo y el resto continuamos por el trazado previsto pasando por las inmediaciones de Almagro, después Bolaños, localidad que se encontraba confinada e inaccesible, para seguir en dirección a Daimiel y tomar el cruce de la que enlaza esta última ciudad con Valdepeñas antes de girar por último hacia la carretera de Moral a Manzanares a escasa distancia ya de la finca. Fueron un total de 101 kms. de los que en casi dos tercios el viento nos sopló de cara, con lo que conlleva de desgaste.


Pero Bernard se había encargado de ayudarnos a reponer fuerzas con unas refrescantes cervezas, enfriadas al modo tradicional del contacto con el hielo y, más tarde, un sabroso pisto manchego seguido de varias carnes de cerdo braseadas en la parrilla del fuego de la casilla, regado por un buen vino garnacha tintorera de la bodega Finca La Estacada. Todo un ritual heredado de la más auténtica tradición rural de nuestra zona.

Además de la sobremesa y los postres hubo lugar para recorrer algunos secretos de la arboleda, que hace también de cementerio de los perros de la familia y cuyas lápidas son sendas piedras que los identifican. El último, Lupo, al que hemos conocido, aún muestra la caliza de la tierra removida recientemente. También tuvimos ocasión de observar algunas culebras en el fondo del pozo y conocer la historia de un ave rapaz que cayó en el mismo y que obligó a un despliegue inusual de medios de rescate que consiguieron salvarlo y llevarlo hasta el centro de recuperación de Sevilleja de la Jara hasta su curación y puesta en libertad.

El remate de la jornada fue toda una exhibición de algunos ciclistas reconvertidos en aizcolaris ocasionales que se enfangaron en derribar y trocear a golpe de hacha y a vaivenes de sierra, un olmo enfermo que no terminaba de troncharse en su debilitado estado de derrumbe y que fue vencido finalmente por estos heroicos y polivalentes deportistas ante la mirada y el agradecido gesto de Bernard que vio así facilitada una tarea que debería acometer tarde o temprano. No me extraña que en este lugar, Bernard, reconozca a estas alturas de su vida, que ha pasado los mejores años de su vida. 



           


DATOS TÉCNICOS DE LA RUTA:

FECHA: Viernes, 25 de Septiembre de 2020

ITINERARIO: Casilla de Mirasierra, Moral de Ctrava., Granátula de Ctrava., Aldea del Rey, Calzada de Ctrava., Granátula de Ctrava., Almagro, Bolaños, Cruces de carreteras, Casilla de Mirasierra.

DISTANCIA: 101 KMS.

TIEMPO DE PEDALEO: 4 h. 6' 39''

VELOCIDAD MEDIA: 25 K/H.

CALORÍAS: 3.344 









martes, 18 de agosto de 2020

AL ABRIGO DE LOS TOMELLOSEROS



Día de Santa Elena, copatrona de San Carlos del Valle. Salida especial desde Tomelloso junto a Lorenzo Camacho y Bernardo, que se unió a nosotros en la tierra de Plinio. Mañana espléndida de temperatura para la bici, con una carretera de escaso tráfico, grupos de perdices revoloteando en las cunetas y movimiento turístico al pasar por la Ossa de Montiel camino de las lagunas de Ruidera, que se encuentran con escasa actividad dadas las fechas. Parada en la laguna del Rey a tomar un café y fotografiarnos antes de seguir hacia el pueblo y después en dirección a Tomelloso subiendo La Malena y El Rivero. 



Encaminados hacia Peñarroya, dos ciclistas tomelloseros, a los que adelantamos, heridos en su honor ciclista, nos sobrepasaron para comprobar si aceptábamos el reto de seguirlos, como así fue, dejándonos en el intento todas las reservas acumuladas en los escasos días de preparación durante los convulsos tiempos pandémicos de este verano. 


Al final, sin apenas bajar de los 35 kms/h. llegamos a la población de García Pavón donde pudimos relajarnos en la terraza del 29 mientras saboreábamos unos tercios de cerveza fría a la sombra del corpachón de la churrera del mercadillo de la localidad, que se solazaba en familia en una mesa cercana. Lorenzo encantado de la ruta y de la actitud ciclista que mostramos.




sábado, 9 de mayo de 2020

"POR SI ACASO" DE ALFREDO MATILLA



PORTADA DEL LIBRO

En estos días de trágica incertidumbre por el coronavirus tienen también lugar noticias satisfactorias, apariciones inesperadas y motivos para congratularse. Entre esta ola positiva se encuentra la puesta en escena del libro del periodista y amigo Alfredo Matilla, cuyo contenido he tenido la oportunidad de leer, casi de un tirón, los pasados días.

Lo primero que me gustaría comentar es que la figura humana y profesional de Alfredo no me permite ser rigurosamente objetivo, porque lo conozco desde crío, como compañero de clase de mi hija Alba, porque también contribuí como padre colaborador en su formación deportiva iniciándolo en el voleibol, junto al resto de colegiales del Colegio Picasso y porque siempre me prestó su colaboración, en especial cuando le pedí que sustituyera a su ahora colega T. Roncero en la presentación de mi libro Del Orujo a Chamartín, que mostraba la biografía futbolística de mi padre. De eso han pasado la friolera de catorce años y basta contemplar las fotos de ese día para hacerse una idea.



Alfredo era entonces un recién titulado en periodismo que no rehuía los retos que se le presentaban porque ya había conseguido gestionar adecuadamente el magma generado en su interior entre ilusiones, emociones y desencantos. No sin dolor, sin duda. Toda esa ebullición personal es lo que ofrece ahora en este libro, en el que aborda sus notas biográficas de modo creativo y valiente, salpicado en lo formal de ironías e hipérboles dentro de contundentes afirmaciones en frases cortas y sentenciosas  y no exento de crudeza en la crítica a estructuras o personas que hacen del negocio futbolístico un campo minado. 

El texto ofrece un ejercicio de autoanálisis existencial de una trayectoria cuyo objetivo previo era triunfar como futbolista profesional y cuya deriva posterior lo ha convertido en un periodista capaz de igualar su pluma a otros ya consagrados, que forman parte de esta curiosa colección editorial que bajo el título de hooligans ilustrados reúne todo un elenco de auténticos maestros del columnismo social y político que no desdeñan su afición por el deporte futbolístico y entre los que se encuentran nombres como Ramón Lobo, Manuel Jabois, Quique Peinado, Lucía Taboada o Patricia Cazón, entre otros muchos.



Alfredo ha evolucionado desde aquel niño que salió de Alcázar de San Juan hacia Albacete para hacer un viaje iniciático en el mundo del fútbol y retornar a su actual situación, cercana a la cuarentena en edad y plagada de experiencias que ha sabido ordenar como un puzzle en el que se mezclan el fuerte apego familiar en el que el Campe, su progenitor, con el que yo también coincidí en el Boyman alcazareño como futbolistas locales, y el resto de su familia han tenido un papel decisivo para asimilar los embates de la vida no sin tener que pagar, a veces, un alto tributo en terapias, ansiedades y desengaños como el que le supuso la salida del club de sus sueños, el Alba, no por el fondo sino por la forma, como bien explica en el libro.

Era un "mediocentro cagón y de cristal pero tenía calidad", como él mismo reconoce. Y se quedó con Kapuscinski, es decir optó por ser buena persona antes que "pisar a los demás" como le recomendaba uno de sus entrenadores. Y por eso recuerda con tanto cariño y devoción tanto  a sus grandes ídolos culés como Cruyff, Ronaldinho, Iniesta, Messi,... a otros más cercanos a los que conoció como compañeros o rivales como Pablo Ibañez, Zalazar, Menéndez, Catali, Conejo,... pero sin olvidar a personajes como Carletes, por su amor y fidelidad a unos colores o Parrita, como ejemplo que revolucionó a la hinchada del Alba con sus cánticos y animaciones, así como sus recuerdos a cronistas locales de sus comienzos como Jesús Turel o Pedro Cañas.

Un pero, para que esta valoración no quede demasiado edulcorada. Cuando en la pág. 73 cita a futbolistas que "salieron de la imponente cantera del Gimnástico de Alcázar", comienza con Manolo Delgado, y omite a otros legendarios alcazareños que deben siempre figurar, tales como Jesusín, Asensio, también jugador del Albacete Balompié en su día, Jaro y Reces, además de los señalados, por citar solo a los que alcanzaron la Primera División, que no son tantos.

Por último, comparto algunas de sus frases que encierran todo un modo de entender el fútbol y la vida, como cuando afirma que "es impresionante como la memoria almacena olores, sonidos y estampas y de qué manera permanecen silentes hasta que de repente se activan y embargan" y añade que "la memoria puede fluctuar o flaquear, haciendo que los hechos se difuminen o se desvirtúen", como le pasaba a su abuela Teresa con Carmen Sevilla. Cuenta así que en la llegada a Albacete tuvieron que ingresarlo por un extraño virus al que nadie jamás supo ponerle nombre. En estas fechas del coronavirus, espero que este pequeño en tamaño pero gran relato personal, se haga viral para bien.






domingo, 2 de febrero de 2020

1ª SALIDA DEL I.C.C. EL 02/02/2020


Los componentes del ICC en la Plaza de Villanueva de los Infantes

Los componentes más cercanos del International Cycling Club volvieron a calzar sus calas para acometer la 1ª salida de este año en la palindrómica fecha del 02022020 partiendo desde La Solana, villa zarzuelera que los envolvió en una densa niebla que apenas se disipaba con el transcurrir de los kilómetros.

La temperatura era buena, aunque fría aún, y la visibilidad suficiente para los ciclistas, si prescindíamos de las gafas oscuras o nos las quitábamos,  y dudosa para los coches  que nos adelantaban pese a portar esas luminarias intermitentes que se han puesto de moda con los avances tecnológicos. Lástima que no iluminen la mente de los conductores ebrios o suicidas responsables de los atropellos a los más débiles en la carretera.

Camino de Carrizosa
La ruta se fue haciendo llevadera con el paso por la presa de Vallermoso, que secuestra al río Azuer y regula, para mal, su caudal. Después se abre una sucesión de fincas dejando al fondo las sierras que rodean al Valle de Santa Elena y su joya urbana en la población de San Carlos. Sin dejar de subir, aunque pausadamente, llegamos a Villanueva de los Infantes y nos adentramos en sus calles para asomarnos a su Plaza Mayor y avituallarnos en uno de sus cafés que gozaba de gran ambiente y nos sorprendió con unos bizcochos como magnífico acompañamiento.

La salida hacia Carrizosa, antigua patria laboral de Malaño, nos fue deparando las primeras exigencias de subidas sin llegar al grado de puertos, al tiempo que el paisaje se ondulaba, crecían las vaguadas y los riscos y el panorama reverdecía en el horizonte gracias a la humedad reinante y al sol, que ahora sí, joven y fuerte, había vencido a la niebla, que se alejaba impotente del campo de batalla.

Llegados al cruce con la N-430 que viene de Ruidera, nos fuimos aproximando a Alhambra, cuyo castillo y restos romanos nos saludaron desde su alta atalaya. El paisaje se hace entonces más agreste por la abundancia de los encinares y las cuestas se suceden ininterrumpidamente, sin que por ello el grupo de ciclistas se descompusiera y siguiera con sus disciplinados relevos.

En la Plaza Mayor de La Solana
Antes de la una de la tarde llegamos a la población solanera y desembocamos en su espléndida Plaza Mayor, a la sombra de su imponente iglesia y tomamos un aperitivo celebratorio en el Bar La Casota, lugar original y acogedor con numerosos conocidos de Malaño por ser su pueblo originario y donde nos encontramos después a la figura del garbancero, un personaje que aún conserva su oficio, pese al transcurrir del tiempo, y te ofrece sus frutos (garbanzos tostados, maíz, guijas, alcahuetas,...) en unas seras de esparto, como se muestra en la imagen, utilizando sus propias manos para embolsar el "menudo" o mezcla de los referidos vegetales mientras vocea su presencia ante los paseantes, que saben que es parte del paisaje dominguero del pueblo y de los mercadillos de los de alrededor.

Ante el garbancero

Con ese regusto del original aperitivo y llegados a los coches, dimos por concluida esta primera salida del año, con el propósito de retomar de nuevo las bicis el próximo 16 de febrero desde Urda, acompañados de las donas y adentrándonos en la siempre estimulante panorámica de las estribaciones de los Montes de Toledo y todo lo que su flora y fauna deparan.


DATOS TÉCNICOS:

DISTANCIA: 72'5 kms.
VELOCIDAD MEDIA: 24'4 k/h.
VELOCIDAD MÁXIMA: 54 k/h.
TIEMPO DE PEDALEO: 2 h 57' 08''
CALORÍAS CONSUMIDAS: 1.326  kcl.


viernes, 17 de enero de 2020

CARLOS SAINZ, EJEMPLO DE TALENTO Y SOBRIEDAD



Sin ser seguidor de los deportes de motor en general y del coche en particular, no puedo menos que mostrar mi estima y reconocimiento a la figura de un campeón que hoy, día de San Antón de 2020, se ha proclamado por tercera vez vencedor del Rally Dakar, esta vez en terreno de Arabia Saudí.

Son muchos los factores positivos que causan admiración en esta figura del deporte: sus triunfos desde sus tempraneros diecisiete años, su espectacular longevidad como ganador, pues ha cumplido ya los cincuenta y siete años y lo sigue siendo, así como su capacidad de resistencia, tenacidad y talento fuera de toda duda en su especialidad.

Pero si hay algo que me ha llamado la atención al conocer sus primeras manifestaciones tras su triunfo, en las imágenes mostradas por el Telediario de La 1, ha sido, sin duda, su sobria celebración del mismo, alejada de gestos ostentosos o carnavaladas propias de otros muchos deportistas que parecen consumar un éxtasis rayano en la extravagancia más ridícula.

Sainz y su copiloto Lucas han dado un ejemplo de moderación, de templanza en la celebración y de respeto al resto de participantes y espectadores que debe ser apreciado como uno de los valores más genuinos y necesarios para los tiempos que corren y recomendables a las generaciones de jóvenes que formarán el repertorio de posibles campeones en el futuro. ¡¡¡ Enhorabuena!!!




domingo, 5 de enero de 2020

CICLISTAS DE PUEBLO

LEÍDO EN LA VELADA DE AÑO NUEVO 2020 DEL INTERNATIONAL CYCLING CLUB (ICC) DE ANDERMATT (LA SUISSE) CELEBRADA EN LA SEDE DE TOMELLOSO (ESPAÑA)


En terminología ciclista podría decir que este año 2019, que acaba de finalizar, me ha transportado al coche escoba por diversos motivos. El ICC no ha podido llevar a cabo la salida internacional como en años anteriores, el grupo de ciclistas alcazareños sufrió una crisis de identidad y componentes de la que aún no se ha repuesto y las propias planificaciones en menor escala, terminaron por frustrase también por problemas familiares.

Como en todas las rutas hay subidas, llanos y descensos. La vida metafóricamente también nos ofrece estos trazados en su continuo devenir. Sin embargo, el recién finalizado 2019 lo recordaré por dos hechos cercanos y curiosos. El primero, la puesta en antena de la 2ª temporada del programa “SER en ruta” del que he sido guionista y copresentador hasta que varias circunstancias lo han llevado a su final, no sabemos si definitivo o temporal. Por ahora sigue vivo en Facebook aunque con distintas pretensiones, después de 55 programas, y más de 47 invitados en dos años de emisión.
En segundo lugar y relacionado con lo anterior, tuve ocasión de entrevistar a un ciclista de pueblo, Miguel Rodríguez Jiménez ‘El Sara’, natural de San Carlos del Valle y ejemplo de cómo un joven del mundo rural consiguió llegar al profesionalismo salvando no solo las dificultades propias de la época y de su entorno sino la escasez de incentivos que el ciclismo deparaba en nuestro país a quienes optaban por esta especialidad deportiva.

Miguel, como tantos otros jóvenes rurales, se dedicaba a las tareas agrícolas familiares ayudando a su padre y hermanos en las duras jornadas, al término de las cuales subía a su bicicleta, de un solo plato y una corona de piñones, para volver al pueblo o dar un paseo por las sierras cercanas como breve diversión. 

Su afición por la bici fue creciendo y consiguió el compromiso de su padre de comprarle una de competición si lograba demostrar que podía vencer en alguna prueba por la zona. Así fue cuando se proclamó vencedor en la Feria de Valdepeñas de 1964 y su progenitor le compró su primera bicicleta por un importe de 12.000 pesetas.

Miguel Rodríguez  recibe el Premio como ganador de la I Rutas del Vino

Tenía 19 años cuando empezó a participar en este tipo de pruebas sin experiencia previa, sin consejos ni dirección técnica de ningún tipo, solo motivado por sus buenas dotes naturales, su creciente afición y su espíritu aventurero que le llevaba incluso a desplazarse en tren hasta los lugares de las carreras porque ni tenía coche ni dinero para pagarlo.

En 1966 ganó la 23ª edición de la Vuelta Ciclista a Alcázar, que en esos años era una prueba prestigiosa y con tradición, pues comenzó a disputarse en 1933, dos años antes que la propia Vuelta Ciclista a España, y en la que se disputaron tres etapas por parte de los 17 ciclistas participantes de los que solo acabaron 11. 

En 1967 venció en la 1ª edición de las Rutas del Vino organizadas en Campo de Criptana y de él dijo uno de sus organizadores y quizá el principal impulsor de las mismas, Eugenio Jiménez Manzanares:

“Cuando este espigado mozo, de franca mirada, piel tostada por el sol de la llanura manchega y firme voluntad, dijo en la línea de salida que como en todas las carreras que participa salía a ganar, se ganó mi admiración, vi en él al luchador, al hombre de firmes propósitos, no había en sus manifestaciones ni pizca de orgullo ni pedantería.
Si en los primeros 50 kms. no fue nadie capaz de marcharse, en el km. 51 Pablo Suárez logró despegarse del pelotón, siendo Miguel Rodríguez el único que tuvo fuerzas y coraje para saltar del grupo y darle alcance para, después de este momento, ser no solamente compañero de fuga de Suárez, sino el que llevó el mayor peso de la escapada y … ¡qué derroche de facultades! A los gritos de ¡Hala! ¡Hala! De Matías Bermejo, su Director Técnico, recuerdo que en una de las muchas pasadas que dimos a los fugados y en pleno esfuerzo, ya que iba marcando el tren, con cara de chico bueno, nos regaló una sonrisa y un guiño de triunfador. Solo la mala suerte podía privarle de la victoria; ésta le acompañó hasta la meta.
En las dos etapas restantes solo se limitó a ser el mandón de la carrera, dominando a todos, pero principalmente a quienes le podían privar del triunfo final. Si el comportamiento de todos fue digno, el de Miguel fue ejemplar, defendiendo el liderato como un gran campeón.
Así elaboró y defendió su triunfo Miguel Rodríguez Jiménez en la I Vuelta Ciclista por las Rutas del Vino, cuyo premio fue el  Trofeo Mobylette, original de Francisco Valbuena, y su peso en vino de Bodegas Alberca y Jiménez.

En el podio de vencedores de la I Ruta del Vino en Campo de Criptana, 1967.

Aprovechando estas referencias tan ciclistas de nuestros pueblos, ínclitos compañeros del I.C.C., quiero hacer una llamada a la importancia del vino en el ciclismo de nuestra zona, como demuestra el propio título de una de sus pruebas más conocidas, así como las numerosas referencias y publicidades que sazonan el libro de ruta de las mismas y entre las que destaco las siguientes:

“Unir un deporte al vino es contar anticipadamente con el éxito a la vez que nos obligamos todos a colaborar en bien de algo tan entrañable como es valorar nuestra riqueza fundamental tan necesitada de ayuda”.
“Se llevará a cabo un bautismo simbólico del vino a los corredores y primera degustación a cargo de La Daimieleña, a los seguidores de la Vuelta y público asistente a la Salida”.
“El vino alegra el ojo, limpia el diente y sana el vientre. Recorra las Rutas del Vino y lo conocerá mejor” (Elaboradores y Cooperativas de la Ruta)

(Notas e imágenes tomadas del Libro de Ruta de las II Rutas del Vino en  Agosto de 1968)

Publicidad del vino en el Libro de Ruta de la carrera

Miguel siguió su carrera y pasó al profesionalismo de la mano del equipo La Casera Bahamontes con el cual consiguió varios triunfos de etapa, como los logrados en la Vuelta a Granada o en la Vuelta a Segovia y otro más en el Tour del Porvenir en una etapa que transcurrió entre Francia e Italia en terrenos alpinos, como los surcados también por el I.C.C., y en cuyo triunfo recibió un estuche de petanca sin saber absolutamente para qué servía cuando se lo entregaron.

Miguel Rodríguez con el maillot de La Casera Bahamontes en 1970

El colofón profesional le llegó con su participación dos años consecutivos en la Vuelta Ciclista a España con el referido equipo en los años 1970 y 1971, finalizándola en el primero de ellos y retirándose en el segundo. Su especialidad eran las contrarreloj, especialmente de larga distancia, como lo demuestra que ganó dos pruebas sobre 100 kms. disputadas en Valencia y Mallorca respectivamente. Se retiró con 33 años y desde entonces vive en su pueblo dedicado a las tareas agrícolas como en sus orígenes pero con mayores recursos y terrenos que pudo adquirir gracias a sus ganancias en el ciclismo. 
En la actualidad sale varias veces en semana para hacer entre 50 y 60 kms., en rutas cercanas y ya he quedado con él para acompañarlo en una de ellas y podamos seguir evocando todas estas vivencias que muestran lo meritorio, dificultoso y apasionante que puede llegar a ser un ciclista de pueblo.


Miguel Rodríguez en una reciente foto en la Hospedería de
San Carlos del Valle, su pueblo.






27 DE OCTUBRE DE 2021


Pues bien el día de ese compromiso llegó y en la mañana luminosa y soleada aunque fría de finales de octubre, he podido salir junto a Miguel desde la Plaza Mayor de San Carlos del Valle, que se encontraba desierta a primeras horas, hasta el punto de que solo una transeunte ocasional nos pudo hacer una foto juntos antes de la partida. El escenario no podía ser más espectacular y había que aprovecharlo en su limpia soledad.



Justo y Miguel posando antes de iniciar la ruta en la Plaza Mayor de San Carlos del Valle.



Salimos por la carretera que conduce hacia Pozo de la Serna y a escasos metros se bifurca para dar inicio al ramal que lleva hasta los Baños del Peral si se sigue uno de sus atajos. Yo la había recorrido hace la friolera de medio siglo y desde entonces no había vuelto. El tráfico era escaso y el asfalto un tanto áspero por esas razones políticas que suelen acaecer en las pequeñas localidades frente a los intereses de las grandes. El sube y baja es incesante y hay una bajada más pronunciada en el antiguo depósito de las aguas, poco antes del desvío hacia El Peral. Esta zona se encuentra en estado de obras y con los establecimientos a la espera de la normalización de su oferta, pero atractiva para el turismo veraniego y con numerosos chalets poblando los alrededores.



Justo y Miguel pedaleando por la carretera hacia Valdepeñas.



Una vez llegados a El Peral tomamos la carretera que une Valdepeñas con La Solana y nos dirigimos hacia la primera población con intención de dar allí la vuelta y tomar la carretera hacia San Carlos desde su inicio. Dejamos a la izquierda el cementerio valdepeñero, ahora muy concurrido ante la festividad de Todos los Santos que se avecina y pasamos una granja y diversos terrenos que conoce muy bien Miguel. También dejamos a un lado la Hacienda de la Princesa, cuyo vino tuve el placer de catar gracias a Antonio, uno de mis alumnos cristeños. Finalmente entramos a la población por el mismo cruce por el que salimos después de casi dos horas de pedaleo a un ritmo cómodo de 20 k/h y charlando durante todo el recorrido.



Miguel en el salón de su casa donde guarda los trofeos y recuerdos de su época como ciclista.



Llegados a San Carlos dimos una vuelta por algunos lugares y personas cercanos, haciendo acopio de algunos productos de la tierra y Miguel, junto a su esposa Pilar, me invitaron a su exquisita comida de puchero que sabía a gloria, además de regarla con un estupendo vino tinto. Más tarde pude compobrar en directo la sala donde acumula sus numerosos trofeos y que ocupa las estanterías de toda la pared de un salón, así como de repasar de forma rápida los numerosos recortes de prensa que rememoran sus hazañas ciclistas que ya comenté en su momento.