lunes, 5 de noviembre de 2018

XII SUBIDA AL ROBLEDILLO



COMO UNA VUELTA A LOS ORÍGENES



Aprovechando la prevista buena climatología y aproximando la fecha a ediciones anteriores, programamos esta salida ya clásica para el domingo 4 de noviembre, que era el final de un largo puente de Todos los Santos, lo que motivó diversas ausencias que enviaron sus excusas así como también el silencio administrativo de los Bikers Yayos que no se manifestaron. 

Juan Garrido ascendiendo El Robledillo
La realidad es que solo tres ciclistas respondimos a la propuesta y como si de las primeras ediciones se tratase, acordamos tácitamente realizar una ruta siguiendo el recorrido y paradas casi como en los inicios. La única diferencia estuvo en el punto de partida que fijamos en Retuerta del Bullaque para posteriormente subir el Robledillo, parar en San Pablo de los Montes y retornar por el Lanchar.

José Escelio en una de las curvas del Robledillo

Y la primera y grata sorpresa fue comprobar que Juan Garrido y José Escelio se animaban no solo a participar sino a hacerlo sobre la bici de carretera, que en ocasiones anteriores habían desestimado. Como el grupo era pequeño y estaba controlado, retrasamos la salida hasta las 8 horas acertadamente pues, pasado El Molinillo, una persistente niebla se adueñó del panorama y nos obligó a retrasar el  arranque desde Retuerta hasta que comprobamos que la visibilidad era suficiente como para evitar riesgos.

Justo con la niebla de fondo
Tras los primeros 5 kms. de rodaje, tomamos el desvío hacia El Robledillo y la subida se fue haciendo más dura pero bien acometida con un ritmo suave y cómodo para los tres ciclistas y numerosas paradas para tomar imágenes insólitas con nubes circundando los montes y un fondo gris de nebuloso decorado. El punto de encuentro en San Pablo estaba claro, la tradicional churrería del Asador Galán, en la que sus propietarios nos reconocen y tratan como parte de los acontecimientos anuales. Además del café, tomamos unos exquisitos cruasanes ante la falta de los típicos "cortadillos" de la localidad que se habían agotado los días previos.

Vacas pastando apaciblemente


Reanudamos la marcha y acometimos la subida y  bajada por el Puerto del Lanchar, cuya carretera se encuentra en un estado de deterioro importante pero que obliga, para bien del disfrute paisajístico,  a una marcha controlada y suave. Y realmente era para disfrutar porque con el cielo ya despejado, el verde inundando las dehesas, y las vacas y ovejas pastando apaciblemente en las laderas, todo invitaba a recrearse en tan natural como estimulante y gratuito espectáculo.

Bajada del Puerto del Lanchar

De vuelta a la población del Bullaque la niebla aún persistía a menor escala, pero para entonces todo estaba resuelto. Solo nos quedaba reponer fuerzas de la mano de Román, ese cocinero con aspecto de chef rural que acumula reconocimientos por sus especiales migas de pastor. Las probamos para gloria de nuestro paladar y las completamos con dos raciones de venado que no les fueron a la zaga. Fueron el colofón a una jornada tranquila, satisfactoria y plena de sabores.


DATOS TÉCNICOS:

DISTANCIA: 45 KMS.

TIEMPO: 2 H 19' 30''

VELOC. MEDIA: 19 K/H.

VELOC. MAX.: 60 K/H.

CALORÍAS: 715