Cuando alcanzamos la 18ª edición de este pequeño reto ciclista y estamos a punto de redondear dos décadas del mismo, el balance se impone por sí mismo. La primera edición, allá por noviembre de 2007, nos reunió a diez ciclistas de diferentes edades y condición. Ayer fuimos ocho, de los cuales tres, repetíamos con fiel regularidad a la cita que surgió ante la propuesta de Pedro Peinado, conocedor solitario de esta zona de los Montes, al que acompañamos también entonces Pedro Álamo y Justo López junto a los que figuran en la foto retrospectiva que se acompaña.
Desde entonces muchas cosas han cambiado. Se han sucedido diversos compañeros que han continuado o se han descolgado. Han evolucionado las bicicletas y sus prestaciones. Se han mejorado parcialmente las carreteras, mientras otras siguen con los mismos baches y grietas. Hemos variado los itinerarios ampliando un bucle que se hace duro pero completo e interesante. También se han cerrado negocios, se ha superado una pandemia y ha fallecido alguno de los compañeros que nos acompañaron. Todo como la vida misma.
Por eso, ayer hubo también de todo. Ocho ciclistas y puntualidad en el cumplimiento de los horarios. Unanimidad en afrontar la ruta común más exigente, pese a las recientes lesiones de algunos y el paso del tiempo para todos, que obliga a encontrar energías renovadas para soportar las rampas en las subidas y no descolgarse en llanos y bajadas. Unos lo solucionan con el impulso de la batería, que garantiza la reserva necesaria en las duras subidas, como es el caso de Josemi, quien tira de electrodos y veteranía para disfrutar del día. Otros consumen guayaba, el moderno maná ciclista que aporta hidratos, sales y vitaminas en la actividad ciclista.
Sin caer en la anarquía, el grupo marchó unido desde la salida en Navas hasta la foto ya clásica ante el cartel de azulejos de Retuerta, donde se inicia el tramo que da lugar a la desviación hacia el Puerto del Robledillo pasando por esas fincas de ganado que pace sigiloso y tranquilo entre las nebulosas y el frío relente de la mañana hasta que el sol va imponiendo su luz y calor.
La subida fue dispersa en sus contrastes pero consiguió que Pedro Álamo testase sus posibilidades con ejemplar pundonor. Héctor fue capaz de doblar el tramo de subida haciendo gala de su potente juventud. El resto subimos como pudimos y notamos que el tiempo es el peor enemigo para mantener intacta la energía. Repito, guayaba o batería. Cada cual debe elegir en lo sucesivo.
Y como ya había ocurrido en ediciones anteriores, Alfredo Barco mostró su poderío en la subida mientras recurría a su peculiar sahumerio en cada parada. J. Carlos volvió a tener problemas en la llegada a San Pablo porque nunca aprendemos que es preciso señalizarla a los nuevos o a quienes no la recuerdan adecuadamente. Y volvimos a comprobar que incluso con el viento en contra, el descenso hacia Menasalbas es de los más placenteros para cualquier ciclista que solo tiene que dejarse llevar por el impulso. Así también, tras la parada del café, las cuestas que conducen a Navahermosa se vuelven más ásperas que las del resto del recorrido.
El tramo final es la subida hasta el Risco de las Paradas que el grupo afrontó disperso, con Pedro Álamo a un ritmo convaleciente pero firme y tenaz, ayudado únicamente por la compañía de Bernard que dio un ejemplo de apoyo grupal muy propio del espíritu que reclama para los miembros del I.C.C. que algunos omitimos. En la cima todo estaba resuelto, pero la diferencia de tiempos impidió una foto colectiva y el resto es una bajada espectacular que cada cual realiza con el grado de riesgo o precaución que le dicta su estado de ánimo.
El colofón de la jornada debía ser la comida en el restaurante Montes de Toledo tras reserva previa con antelación. Es el único lugar que nos permite este recorrido para no tener que recurrir al coche. Sin embargo, algo nos decía que no era eso lo esperado. La actual camarera no responde ni ética ni estéticamente al recuerdo de su antecesora. ¡Cómo añoramos el suave aroma a hembra que desprendía la europea del Este ahora ausente! ¡Qué diferente contorno marcaba el límite de sus caderas su sucesora! Además, no fue clara en la oferta culinaria donde no aparecían precios claros del menú y menos aún para advertirnos del desproporcionado importe de las botellas de vino que nos ofreció. Sin duda una metedura de pata, pese a nuestra veteranía en estas lides.
Que nada empañe el reto ciclista que quedó conseguido con creces y que esta nueva prueba de adaptatividad al requerimiento del ambiente nos sirva de aprendizaje para futuras experiencias, que no dudamos en llevar a cabo y para las que, como buenos deportistas, ya pensamos en la siguiente edición del 2025.
DATOS TÉCNICOS
PARTICIPANTES: Justo López, Pedro Álamo, Pedro Peinado, Bernard Fdez.-Pacheco, Héctor López, Alfredo Barco, Juan Carlos Romero y Josemi Hernández.
RECORRIDO: Navas de Estena – Retuerta del Bullaque – Puerto del Robledillo – San Pablo de los Montes – Menasalbas – Navahermosa – Risco de las Paradas – Navas de Estena.
DISTANCIA: 85 kms.
TIEMPO DE PEDALEO: 4 h 15’ 58’’
VELOCIDAD MEDIA: 20 kms/h
CONSUMO CALÓRICO: 1.631 cal.
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