Ante la Iglesia de La Alberca de Záncara |
Esta mañana ha sido diferente dado que concerté una cita con el compañero Bernard, miembros ambos del I.C.C. para despedir el mes de agosto con una salida algo especial. A su propuesta de pedalear por zonas desconocidas dentro de un radio próximo, le respondía con agrado puesto que cualquier reto diferenciados siempre se agradece.
En La Alberca de Záncara |
Concertamos el encuentro en Tomelloso y a una hora prudente, que además vino refrendada por la disminución del calor en estos últimos días, por lo que la duda inicial era si salir con manguitos u otro abrigo o mantener el uniforme veraniego. Esta última fue la opción elegida y a las nueve en punto nos encontrábamos en la avenida socuellamina que recibe a los tomelloseros por carretera.
El primer tramo fue atravesar la ciudad dejando atrás ese monumento sorpresivo de la avioneta de caza militar cuya ubicación y motivo habría que investigar. Es la primera vez que yo veía en directo una nave de esas características como motivo decorativo de una rotonda urbana en un pueblo manchego. Hasta ahora conocía un ave, el flamenco alcazareño, pero nunca una aeronave y menos militar de guerra.
La Alberca de Záncara |
Superada la sorpresa nos dirigimos hacia Las Mesas por una carretera estrecha de mal firme y con tráfico mayor del esperado. De ahí hasta Las Pedroñeras, capital del ajo, que se percibe en el aroma ambiental desde sus inmediaciones. La carretera gira, mejora y se empieza a ondular camino de La Alberca de Záncara, un municipio al que nunca habíamos llegado. Población pintoresca en su ubicación, dividida entre dos lomas, con un convento en el centro que precede a una monumental iglesia en la que nos hemos fotografiado.
En diez kilómetros más estábamos en San Clemente. Yo había estado recientemente pero me faltaba conocer precisamente la zona a la que hemos llegado. El mercado municipal entre dos plazas contiguas. Una a modo de aparcamiento y la otra que acoge en el centro un monumento a los "costaleros" de la romería de Rus, patrona de la comarca que es trasladada en una peculiar procesión. Allí tomamos café y repusimos fuerzas para continuar la ruta al tiempo que vimos pasar a una antigua compañera de profesión que no nos reconoció. Luego un paseo peatonal hasta la plaza principal, que es una de las maravillas de nuestra región con todos sus componentes de prolija descripción.
En San Clemente ante el monumento a los costaleros |
El siguiente tramo fue hasta Villarrobledo por una carretera áspera pero amplia y con arcén. Los inmensos pinares, salpicados de encinas en retroceso, nos acompañaron en todo este recorrido. llegamos a la ciudad de las tinajas en una amplia e industriosa avenida y tuvimos que preguntar para encontrar la dirección de Las Mesas mientras atravesábamos un amplio recorrido urbano. Siguieron los pinos y los catarros en una carreterita en buen estado aunque estrecha hasta llegar a un cruce sin señalizar que acorta la llegada a socuéllamos sin pasar por Las Mesas. Eso sí el tramo final es una especie de camino vecinal en mal estado que recuerda lo peor de nuestros años de desarrollismo como país.
Al final 105 kms. con buena temperatura y ritmo asequible para despedir un mes ciclista que suele ser la estrella del verano. Una vez ven Tomelloso breve celebración en un bar de barrio al más puro estilo hispánico, aunque los dueños sean de otras nacionalidades. El I.C.C. es internacional.
DATOS TÉCNICOS "STRAVA"
ITINERARIO: Socuéllamos - Las Mesas - Las Pedroñeras - La Alberca de Záncara - San Clemente - Villarrobledo - Socuéllamos
TIEMPO: 4 h 18' 44''
VELOCIDAD MEDIA: 24'8 k/h
VELOCIDAD MÁXIMA: 52 k/h
CALORÍAS: 2.100
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