I.C.C. MACUTILLO 2016
1ª ETAPA: AYORA - ALZIRA
Como si de la majestuosa narración homérica se tratara, el I.C.C. cumplió con su calendario ciclista anual en una de sus salidas más tradicionales, el Macutillo, esta vez por tierras levantinas para facilitar la incorporación de su corredor G. Martinelli, que labora por dichos territorios intentando sanar con sus prácticas a los desvalidos pacientes que se le encomiendan.
Los 5 ciclistas del I.C.C. en la Glorieta de Ayora |
La cita tuvo lugar en Almansa bajo la amenaza de las previsiones meteorológicas que pronosticaban agua. Y hasta allí llegaron con británica puntualidad las dos expediciones, que habían partido de Alcázar y Valdepeñas y se habían fundido en El Tomelloso a bordo del Kia Sportage de Petrosian Alamov que cumplía su turno de servicio y por otra parte, G. Martinelli que llegaba desde tierras alicantinas para engrosar las filas del pelotón, esta vez teñido del uniforme rojo que inició la aparición conjuntada del equipo bajo unas prendas comunes.
Petrosian con Jarafuel al fondo |
Y como presagio del inicio odiseico, que sería hilo conductor de la salida, el encuentro hubo de variar en su localización pues el Hotel Marquesado, que figuraba en la convocatoria, ni aparecía ni se localizaba por ningún medio clásico o tecnológico. Así pues, móviles en ristre, se llegó al acuerdo de elegir Los Rosales, todo un clásico del lugar, para establecer el primer contacto y tomar el primer café colectivo, ya bajo la tutela de las estructuras funcionales del afamado Club Internacional.
Pedaleando hacia Cofrentes |
Y salvados los prolegómenos descritos, la continuidad hacia Ayora, punto de partida del pedaleo e inicio de la ruta fue todo uno. Na pasábamos de las 10 de la mañana y los cinco ciclistas del I.C.C., Bernard, Malaño, Martinelli, Petrosian y Fontaine, emprendíamos la salida por la N-330 en dirección a Jarafuel mientras se disputaba una prueba ciclista en los alrededores, con mucho despliegue organizativo pero con escasa presencia de ciclistas que aparecían diseminados en un constante goteo en sentido contrario a nuestra marcha sin que llegáramos a ver de cerca el supuesto grueso del pelotón.
Fontaine ante la Central |
El encapotado cielo seguía amenazante pero sin llegar a ejecutar sus rigores y los pueblos de Jalance y Cofrentes nos ofrecían un panorama pintoresco, como colgados de la falda de las sierras, con sus torres o castillos en lo alto y las casas agradablemente armónicas con el paisaje. No tardaron en aparecer las dos gigantescas columnas de vapor que despiden las torres hormigonadas de la Central Nuclear de Cofrentes dando una nota inequívoca de su ubicación, cercana al río Júcar, embalsado en ese tramo en la presa de Los Embarcaderos. Seguimos en dirección norte hacia Los Pedrones, ya cercanos a Requena, que es la cabecera de esa comarca y donde empezamos a ver plantaciones de vid, recordando que la variedad de esa zona es la bobal, de características muy singulares.
Paramos en dicha población porque la hora de la comida se nos vino encima y era necesario reponer fuerzas. Tuvimos la fortuna de encontrar un bar con amplio salón en la misma travesía, con la bicis a la vista y con el consentimiento de los propietarios de poder pedir únicamente la bebida, pues es tradición del Club portar el bocadillo por parte de sus asociados. Y tras este obligado parón, reemprendimos la marcha hacia el este, siguiendo las indicaciones del padre del negocio, pues el hijo tuvo que consultar en internet donde quedaba el siguiente pueblo, Los Herreros, pasando luego por La Venta de Gaeta, Dos Aguas, todos ellos en un terreno muy escarpado de constantes subidas y bajadas, con profundos barrancos cuya concavidad parecía verterse de unos a otros, hasta que fue apareciendo un terreno más plano a medida que nos íbamos aproximando al mar, de manera que fuimos pasando por Monroy, Llombay, Catadau, Carlet, La Alcudia y Guadasuar hasta terminar finalmente en Alzira, no sin antes rodear la ciudad para evitar la autopista de entrada.
El grupo ante la Casa Blava de Alzira |
Nos esperaba la Casa Blava, una alquería restaurada por instituciones públicas y ejemplo de lo que fue la vida en la huerta valenciana antes del destructivo desarrollismo que aniquila todo lo que encuentra a su paso. Además de las escasas y coquetas dependencias, el lugar es punto de acogida para rutas BTT en la Comunidad Valenciana y cuenta con un pequeño taller para posibles reparaciones y herramientas disponibles para los alojados en el mismo. Después del aseo y el breve descanso, nos centramos en las calles céntricas de la población que gozaban de un buen ambiente, con terraza tomada por un público juvenil, de atractiva carrocería y gestos desmesurados propios de la edad.
Nos habían recomendado el restaurante Roure para la cena, pero no satisfizo las expectativas de los miembros del Club y tras otro breve recorrido fuimos a parar al Lloc, donde pudimos degustar sus caçoletes variadas regadas por un vino de pomposo nombre romano "Publio Elio Adriano", de la tierra valenciana y de la variedad bobal con algo de merlot. Resultó un tanto tosco y excesivamente alcohólico, pero Martinelli y Malaño se encargaron de añadir las notas de humor que tanto alivian el cansancio y los contratiempos de cualquier tipo. El primero contando algunas de sus prácticas sanitarias relacionadas con las exploraciones proctológicas, tras una de las cuales un paciente sintió que se "corría" y así lo exclamó, pero en referencia a la camilla que se desplazaba de su lugar ante el empuje exploratorio. Cosas de las distintas acepciones de nuestro rico acervo lingüístico. Y Malaño recordando a una de las sagas de traumatólogos valdepeñeros de escasa fortuna, conocidos por su apellido Velasco, de tal modo que se hizo popular el dicho de un accidentado, que antes de recibir asistencia exclamó como en un ruego:
Nos habían recomendado el restaurante Roure para la cena, pero no satisfizo las expectativas de los miembros del Club y tras otro breve recorrido fuimos a parar al Lloc, donde pudimos degustar sus caçoletes variadas regadas por un vino de pomposo nombre romano "Publio Elio Adriano", de la tierra valenciana y de la variedad bobal con algo de merlot. Resultó un tanto tosco y excesivamente alcohólico, pero Martinelli y Malaño se encargaron de añadir las notas de humor que tanto alivian el cansancio y los contratiempos de cualquier tipo. El primero contando algunas de sus prácticas sanitarias relacionadas con las exploraciones proctológicas, tras una de las cuales un paciente sintió que se "corría" y así lo exclamó, pero en referencia a la camilla que se desplazaba de su lugar ante el empuje exploratorio. Cosas de las distintas acepciones de nuestro rico acervo lingüístico. Y Malaño recordando a una de las sagas de traumatólogos valdepeñeros de escasa fortuna, conocidos por su apellido Velasco, de tal modo que se hizo popular el dicho de un accidentado, que antes de recibir asistencia exclamó como en un ruego:
- ¡Que nadie me quite el casco ni me lleven a los Velasco!
Descansando en la 101 de Casa Blava |
La jornada, que por lo demás resultó interesante y ajustada a las previsiones de kilometraje y trazado del recorrido, la completamos también por la zona céntrica en un local llamado Velázquez, donde tomamos sendos gintonic mientras una camarera rubia, creída y bien dotada de atributos corporales hacía las delicias de quienes la observaban con esas cálidas miradas que añoran y compensan así la ausencia de sus parejas alejadas a bastantes kilómetros de distancia.
DATOS TECNICOS:
ITINERARIO: AYORA - Jarafuel - Jalance - Cofrentes - Los Pedrones - La Cabezuela - Los Herreros - Dos Aguas - Montroy - Llombai - Catadau - Carlet - L'Alcudia - Gudasuar - ALZIRA
DISTANCIA: 121 KMS.
TIEMPO DE PEDALEO: 5 H 32' 10''
VELOC. MEDIA: 22 K/H.
VELOC. MAX.: 62 K/H.
ALTITUD: 1968 M.
CALORÍAS CONSUMIDAS: 3412
2ª ETAPA: ALZIRA - AYORA
Podríamos decir que hubo dos sectores claramente diferenciados en esta segunda etapa de nuestra salida, que comenzó con la concentración de todos los miembros del Club en la habitación de la planta baja para comprobar las secuelas de la noche anterior y constatar como el "niño" observaba absorto la pantalla de TV del hotel antes de que sus mayores le recordasen sus obligaciones.
Mapa de la zona para cicloturistas |
Un suculento desayuno de calidad puso la nota temprana en el acogedor y amplio comedor de la casa, servidos por un personal que se había incorporado en esos momentos para su jornada dominical y una puesta a punto de las bicis antes de emprender el recorrido. La lluvia ya no era una posibilidad sino que hacía acto de presencia de forma suave pero incesante. A medida que fuimos sorteando cruces y rotondas en dirección a Tous, las gotas fueron haciéndose cada vez más abundantes e intensas, de modo que subimos el puerto que conduce a la presa rodeados de agua por todas partes.
Panorámica de la presa de Tous |
El asfalto áspero e irregular facilitaba el agarre de las cubiertas pero no favorecía un rodar cómodo y menos cuesta arriba. Pero lo peor estaba por llegar. La presa de Tous sobre el río Júcar, desde donde se divisa un paisaje espectacular y que en su momento, en el año 1982 produjo uno de los sucesos más dramáticos de relatar cuando reventó al no soportar la presión del agua acumulada por el río debido a una gota fría y posiblemente a la barrera artificial que creó la cercana autopista A-3. Como consecuencia de aquel accidente, se volvió a construir la actual obra, con mayor capacidad y que fue inaugurada en 1994. Pero para lo que nos concierne, como ciclistas ocasionales de la zona, ocurrió que el acceso al camino de la presa, que permitiría cruzar la misma y pasar al lado opuesto de la sierra, está cerrado con una valla infranqueable y con cámaras de seguridad por si algún atrevido lo intenta.
Pedaleando bajo la lluvia |
La decepción y el desconcierto del grupo fueron evidentes, porque después de consultar a un amable vecino que por allí se encontraba con su coche dispuesto a regresar por la mala climatología, nos confirmó que la única alternativa para pasar a Navarrés era volver sobre nuestros pasos y rodear por la parte baja. Aquí se iniciaron las dudas, la descoordinación en la bajada y el deseo infructuoso de encontrar algún atajo que aliviase el contratiempo. No fue posible. Unos compañeros con bicis de montaña nos indicaron, no sin cierta complejidad, el mejor de los retornos posibles para recuperar el trazado previsto. De nuevo paso por Alberic, con una sucesión de indicaciones erróneas por parte de los lugareños y nulas por la inexistente señalización oficial hacia las poblaciones cercanas.
Ante Casa Ricardo en Sumacarcer |
La mañana avanzaba, la lluvia no cesaba y las fuerzas iban disminuyendo a medida que avanzábamos, ahora sí, con sumo cuidado en cada una de las nuevas direcciones a tomar. Lo único agradable del recorrido eran los inmensos campos de naranjos que, además de poner la nota visual y colorista a nuestro paso, perfumaban el ambiente con un intenso olor a azahar que se percibía con agrado. El objetivo era alcanzar Navarrés para enlazar con el trazado previsto, pero al llegar a Sumacarcer, decidimos parar y comer para reponer fuerzas. Lo hicimos, por indicación de un joven, en Casa Ricardo, que según nos desveló el camarero fue un antiguo ciclista, como se demostraba por los variados carteles, maillots y recortes de prensa enmarcados que adornaban el local. Lo cierto es que el menú estuvo muy a tono con nuestras pretensiones y tomamos una paella propia de la tierra y muy bien elaborada, pese a que el compañero Bernard tenía cerrado el apetito desde la noche anterior y Martinelli mezclaba los alimentos con un cóctel de fármacos anticatarrales para aguantar la marcha.
Pedaleando entre naranjos |
Sólo la presencia fugaz en el local de una joven rubia, altiva y resultona, animó el panorama del grupo que presagiaba una segunda parte de etapa escasamente optimista.
La precisión cartográfica, tan cuidada siempre desde Andermatt había fallado inexplicablemente y gracias a unas fotos tomadas sobre un cartel turístico de la zona en la Casa Blava, pudimos encontrar un giro inesperado pero providencial para continuar en otro sentido y salvar el paso por Navarrés que hubiera supuesto un duro ascenso de diez kilómetros de sierra. El camarero nos confirmó verbalmente que esa era la decisión y ruta sensatas pese a lo que aún quedaba y las condiciones para acometerlo.
Tomamos pues el camino cuando eran las tres de la tarde, pero ahora en dirección a Sellent, con muy buen asfalto y escasas cuestas, para pasar por Estubeny y dejar de lado Anna antes de llegar a Enguera, que era el objetivo final de este tramo, dado que desde allí hasta el final de etapa no sólo no había alternativas, sino que nos encontraríamos en mitad de la sierra, sin puntos de paso intermedios y con 48 kms. por delante, de los cuales 33 eran de ascenso continuado hasta coronar el puerto de Casa del Alto (1070 m.) y desde allí descender los últimos 15 kms. hasta Ayora.
Lluvia y generadores eólicos |
La subida no era de una especial dificultad y dureza en condiciones normales, pero la acumulación de kilómetros añadidos, las incertidumbres pasadas y la incesante lluvia, aderezaban un marco que fue pesando en los componentes del Club hasta alcanzar los tintes épicos que suelen jalonar este deporte. Pero todo fue llegando y alcanzamos la cima sin apenas contraste de continuidad aunque cada vez más incómodos por la humedad, que ni siquiera los chubasqueros podían amortiguar y con el fantasmal entorno que un banco de niebla aportó al paisaje y las gigantescas aspas de los generadores eólicos produciendo una melodía casi onírica.
La niebla también tuvo invitación |
El descenso fue duro y peligroso. Las condiciones ambientales hacían que los frenos chillasen, las gafas quedaban empañadas y los pies y manos, ateridos por el frío de la bajada, no respondían adecuadamente a los impulsos que se necesitaban para controlar las bicicletas. Menos mal que hubo sensatez dentro del riesgo y experiencia en el manejo de las máquinas, para evitar accidentes. No sin un evidente sufrimiento, alcanzamos Ayora como quien llega a la tierra prometida, hasta nuestra particular Ítaca, después de vencer a Cíclopes y esquivar Sirenas y en un bar, enfrente de la Glorieta donde estaba nuestro coche, nos secamos, cambiamos de ropa y tomamos un ligero avituallamiento para recuperar la energía y el ánimo, que también subió al conocer que el Real Madrid había vencido al Valencia, que el Atlético de Madrid perdió con el Levante y que al final la Liga mantendría el pulso hasta la próxima y definitiva jornada.
Al final, el coche en Ayora |
El viaje de regreso, tras despedirnos de Martinelli, no sabemos si definitivamente como ciclista, nos fue relajando hasta el punto de desear la llegada por la acumulación de cansancio, que suele hacerse más evidente cuando se abandona la tensión necesaria. Motivos no faltaron para ese estado de alta exigencia que soportamos por diversos factores. Se decía que en Andermatt rodarán cabezas...
DATOS TECNICOS:
ITINERARIO: ALZIRA - Alberic - Tous - Alberic - Villanueva de Castellón - Carcer - Sumacarcer - Sellent - Estubeny - Anna - Enguera - AYORA
DISTANCIA: 136 KMS.
TIEMPO DE PEDALEO: 7 H 19' 45''
VELOC. MEDIA: 19 K/H.
VELOC. MAX.: 51 K/H.
ALTITUD: 1524 M.
CALORÍAS CONSUMIDAS: 3654
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