A las 8 en punto de la mañana partíamos en dos coches en dirección a Retuerta del Bullaque, punto de arranque de la ruta ciclista y allí quedaban vehículos, churrería a punto de abrir, cigüeñas en la torre de la plaza y las ovejas pastando cerca de los apriscos cercanos al pueblo e inundados por las copiosas y recientes lluvias, así como la entrada indicativa de la Bodega Dehesa del Carrizal, a la que ya nos hubiera gustado también visitar de forma activa.
Haciendo una mezcla de senderismo, enduro ciclista y aventura exótica, recorrimos la parte más frondosa del llamado Boquerón del Estena por la forma en que el río de ese nombre se adentra entre los riscos y montañas que lo encañonan. Hubiera sido bueno explorar con más detenimiento todo el recorrido, pero no era el objetivo previsto y decidimos reemprender la ruta hacia los lugares programados.
A medida que dejamos Navas de Estena, la carretera se fue empinando dando paso a una prolongada subida que se iba alargando más de lo previsto y que, si bien sus rampas no eran de máxima dureza, su longitud de casi quince kilómetros de ascensión iban desgastando a los corredores. Juan y José Escelio decidieron dar marcha atrás. El resto continuamos hasta el objetivo central de la ruta pero conscientes que prolongarla como habíamos previsto quedaría fuera del tiempo y de las posibilidades horarias que teníamos en mente.
Eran las doce la mañana cuando coronamos la subida llegando al cruce de caminos que desvía hacia Horcajo de los Montes a la izquierda y a Hontanar y Navahermosa a la derecha. Aún quedaban trece kilómetros para llegar a esta última población y además por el peor tramo de carretera que se comienza a estropear progresivamente hasta alcanzar límites de verdadero infierno para cualquier vehículo. Llegados al mirador conocido como Risco de las Paradas pudimos contemplar un bonito paisaje de monte y llanuras formadas en el curso del Río Estena.
En este punto salimos de una carretera más concurrida a otra mucho más estrecha y con muchísimas curvas que nos llevaría dentro del corazón de Cabañeros, las zonas donde se vieron los últimos linces, a Gargantillas, una finca pública dentro de una zona donde se encuentran grandes latifundios privados dedicados a la caza y al corcho, propiedades de grandes fortunas españolas. Algunas son famosas por sus propietarios, los Albertos poseen fincas aquí, o por el número de sanciones dado que la mayoría de las sanciones recaen en una finca.
Coincidiendo con la parada, dos moteros nos hicieron las fotos testimoniales de nuestro paso y tuvimos ocasión de contemplar durante un largo rato la inmensidad de las vistas que permiten divisar a lo lejos las nieves de Gredos así como algunas poblaciones más alejadas como Los Navalmorales y los Navalucillos que se pierden en su horizonte.
Convencidos de que el regreso era la mejor opción, retomamos el camino en sentido contrario hasta llegar nuevamente a Retuerta sobre las 13:30 horas y degustar un exquisito venao en salsa en uno de los bares de la localidad y ya de paso, hacer extensiva la invitación a nuestras familias mediante sucesivos taper cargados de la mencionada carne, que hizo las delicias del paladar de las abnegadas esposas que nos aguardaban, como siempre, con los brazos abiertos.
DATOS TÉCNICOS:
Tiempo total: 3 h 06' 42''
Distancia: 57 kms.
Veloc. Media: 18,3 kms./h.
Veloc. Máxima: 52,7 kms./h.
Calorías: 916
No hay comentarios:
Publicar un comentario