martes, 20 de septiembre de 2022

TITÁN DE LA MANCHA 2022

Este relato y comentarios que ahora ven la luz digital responden a mi crónica particular, y por tanto subjetiva y sesgada, de cómo viví una jornada ciclista muy especial en diversos aspectos. Desde esa perspectiva y sus condicionantes debe entenderse su lectura.



LOS VOLUNTARIOS

Desde que se abrió el plazo de colaboración no tardé en apuntarme como voluntario a sabiendas de que una organización tan compleja y amplia necesita de gran cantidad de personas para poder ejecutarse. Ya lo había sido en ediciones anteriores y comprobado su misión cuando lo viví como ciclista en el año 2018. Esta vez en un punto bastante conflictivo para el que nos encomendaron los organizadores a cuatro personas: quien subscribe además de Juan, Ángel y Jesús.

Mi jornada comenzó muy pronto dado que estaba interesado en ver la salida de los 200 kms. en la que corría mi hijo Héctor, que era otro de mis alicientes de esta edición. Con rigurosa puntualidad tuvo lugar y pasaron varios minutos, reflejados en una toma de video, hasta que terminaron de pasar los participantes que rodeaban la rotonda del flamenco frente a la Plaza de Toros alcazareña. Todo un espectáculo nocturno animado por los potentes faros de los ciclistas y las luces urbanas de la población.

Luego la tarea fue haciéndose más complicada y exigente debido a la gran cantidad de vehículos que ttransitan por esa primera rotonda en dirección a Manzanares. Coincidente además con época de vendimia y por tanto con tractores y vehículos de menor agilidad en sus maniobras. Algún ciclista nos llegó a reprochar una pequeña confusión fruto de un descuido casi involuntario con una actitud intolerante y poco respetuosa. Fue el único. El resto mayoritariamente agradecía al paso nu
estra labor y lo expresaba oralmente.

Al final, el cansancio y la tensión de cuatro horas sin parar afloraron en nuestro estado de ánimo que unido al madrugón nos llevó a la necesidad del descanso nada más reponer fuerzas tras el almuerzo. Sin duda muchos más lo pasarían peor y completarían una jornada agotadora.



LOS PARTICIPANTES

Una prueba que reune a casi dos mil ciclistas es ya de por sí espectacular. No obstante como todo lo que cobra gran auge popular también se presta a equívocos respecto al papel y actitud de los participantes. Unos, incluso profesionales, salen con afán de ganar y mejorar su palmarés en una prueba de gran repecusión mediática. Otros lo hacen con afán de superación como reto para contrastar su estado de forma y sus posibilidades y otros muchos por pasar un rato divertido, conocer el entorno y, en ocasiones, sin ser conscientes de las exigencias de la misma. Conjugar esta amalgama de intereses y posibilidades no es tarea sencilla sin mostrar flexibilidad.

El trazado de por si es duro, especialmente en las subidas por los cerros que rodean a las poblaciones que la albergan. Esto unido al paso obligado por sendas estrechas en algunos puntos, da lugar a tapones irremediables porque los embudos originados son imposibles de evitar en esa proporción de espacios con número de ciclistas simultáneos. Es una de las mejoras que debería plantearse la organización y que, bajo mi prisma, como el de otros muchos conocedores del recorrido, no se le ha dado la solución más acertada.

Esta edición contó también con participantes muy poco habituales y meritorios para mejorar la inclusividad de los protagonistas. Uno lo hizo como handbike, al tener una discapacidad motora en el tren inferior y otro joven participó en un tandem junto a un familiar, dado que padecía Sindrome de Down, además de un grupo de trasplantados que manifestaron con ello su reto de desafiar estos esfuerzos en condiciones orgánicas muy especiales.

La victoria en la ultra maratón,212 kilómetros y 2.800 metros de desnivel acumulado, correspondió al ciclista profesional pedroteño Marcos Jurado (Electro Hiper Europa) con un tiempo de 8:37.42, el mismo que el segundo clasificado, Aitor Safont (Inbike). Completó el podio José Carlos Núñez (Benferri) con un tiempo de 8:45.17. En féminas la primera fue Nerea García (Galgos) con 12:38.53.

En cuanto a la maratón,109 kilómetros de recorrido con 880 metros de desnivel acumulado, el vencedor en hombres fue el exprofesional manzanareño Jesús Merino (Independiente), que superó en el esprint a Luis Alberto Martínez (Bicicletas Pina). Ambos acabaron con un tiempo de 3:51.48. Tercero concluyó Miguel Ángel Montañés (Alcázar Bikes) con 3:53.25. En categoría femenina, las tres primeras de la general fueron Carolina Notario (Cosfym) con un tiempo de 4:50.10, Carmen María Mendoza (Ekuon) con 5:03.20 y Ana Carolina González (Yecla) con 5:14.55

Mi hijo Héctor quedó finalmente 12º en la general de 200 kms. 3º en su categoría M-30 y 2º local en dicha distancia, lo que supone todo un éxito y más cuando tenía la espina clavada de haberse caído en la anterior edición y no haber podido completar la distancia referida.



LOS PREMIADOS

Y como en toda carrera competitiva no podían faltar los premios, para cuya ceremonia el locutor se dejó literalmente la voz tratando de generar ese impostado clima emotivo que enardezca a los espectadores e inunde, junto a las estridentes músicas que lo acompañan, el ambiente de la zona de meta.


La ceremonia resultó un tanto deslabazada por la cantidad de premiados y por el tiempo intermitente en que invevitablemente tenían que sucederse. Al comienzo se recordó a ciclistas que han fallecido desde la última edición y que habían aportado su colaboración en esta prueba además de ser conocidos entre el entorno local y comarcal. También se premió a los referidos participantes que lo hace con algún tipo de discapacidad y, finalmente, por categorías y distancias al resto de los que quedaron en los primeros lugares de la clasificación.

Es de elogiar organizativamente que nada más terminar los últimos actos protocolarios, el equipo de personas que forman parte de la organización se dieron a la tarea de desmontar todo el tinglado de la zona de meta y recoger la señalización del recorrido. A la mañana siguiente doy fe que parecia no haberse celebrado en ese lugar. Una actuación encomiable y más después de tener que hacerlo tras el cansancio acumulado y la tensión organizativa propia de la actividad.

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