lunes, 29 de febrero de 2016

UN MADRID SIN SUSTANCIA

Imagen de Cristiano que resume la situación del equipo
No podía dejar pasar el último resultado adverso en casa que cierra definitivamente la liga para el Real Madrid. El mar de fondo que arrastra el equipo supera lo meramente deportivo y se introduce en un modelo que ha triunfado en lo económico pero hace aguas en lo futbolístico. Lo que trasciende a los aficionados, que siempre nos enteramos de la misa la mitad, es que el equipo no funciona salvo los fogonazos de calidad que intermitentemente producen sus indudables estrellas. Físicamente no están a la altura de la exigencia que el resto de formaciones les producen y la plantilla, aunque amplia  y solvente, está descompasada.

Perder frente a un equipo ramplón y especulador como este At. de Madrid de Simeone y en nuestro propio campo dice muy poco de la calidad de un aspirante al liderazgo europeo. A mí no me gustaría jugar como lo hacen los vecinos atléticos sino desplegar un juego acorde con la categoría de los jugadores de los que dispone el Real.

Estoy completamente de acuerdo con el análisis que publicaba el diario digital El Confidencial.com a propósito de la estructura de la organización madridista y lo incluyo como reflexión porque creo que condensa lo que está ocurriendo:


Hacer marca ha sido una obsesión en el Real Madrid, con el objetivo de lograr un buen posicionamiento en el mercado mundial y generar recursos para la firma. Ese tipo de gestión parece haber sido un éxito, pero ha generado un problema, porque se ha tratado de crecer priorizando la marca sobre la sustancia. Se ha fichado a muchos jugadores reconocidos que ayudaban a darle más brillo al club en los medios, pero no a los que mejor podían encajar en la plantilla y en sus necesidades futbolísticas. Se ha logrado más relevancia internacional, pero no se ha mejorado el desempeño técnico, que suele ser lo fundamental para que una empresa funcione bien sostenidamente.


Como madridista me preocupa que no se logre salir de esta situación y se anteponga el modelo económico al futbolístico porque hay empresas que, admitiendo todas las comparaciones, son diferentes al resto cuando se trata de una actividad singular: el fútbol. 



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