En una acertada decisión, se han unificado las anteriores ferias de la bicicleta, Expobike y Festibike, para dar lugar a esta nueva edición del Salón Ciclista, llamado UNIBIKE, más importante de nuestro país y paraiso de todo aquel que tenga cierta afición o pasión por el mundo de las dos ruedas y sus derivados. Me alegra comprobar que esta nueva ruptura de fronteras sirve para acoger a todo el mundo en un marco más amplio y mejor acondicionado para los fines que se pretenden. A ver si cunde también este ejemplo como muestra de tendencia a lo universal y abandonar las luchas por las parcelas particulares en un mundo globalizado.
Lo cierto es que Unibike es una muestra tanto de modelos de bicicletas de última generación como de componentes, accesorios y complementos que ayudan a usar y disfrutar de este apreciado vehículo que parece estar viviendo, ahora sí, un renacer como alternativa saludable para el transporte, el ocio y el ejercicio de numerosa ciudadanía. Un dato que he conocido o constatado a propósito de esta celebración es que el pasado año 2013 se vendieron en España en torno a un millón de bicicletas, cifra nada despreciable, y que Sevilla es la cuarta ciudad Europea en número de ciclistas urbanos después de Copenague, Utrech y de Amsterdam que es la primera. Igualmente una sección se ocupa de bicis retro con sus respectivos componentes y estampas de la época.
Por otro lado, el pabellón 12 de IFEMA permite también que se organicen en su interior numerosas demostraciones y circuitos prácticos que hacen la visita más amena para los espectadores y sirven de oportunidad de mostrar sus habilidades a los aficionados y practicantes que encuentran allí un marco idóneo para exhibirse. Así pudimos ver saltos en el aire con caída a un espectacular Airbag que amortiguaba las caídas, un circuito de habilidad para bicicletas BMX, varios circuitos infantiles, así como rampas y bikeparcks para practicar todo tipo de piruetas.
En el plano más competitivo se pueden observar las bicicletas que usaron Alberto Contador en la pasada Vuelta a España o la de Nairo Quintana con la que ganó el Giro de Italia de este mismo año. Igualmente los ejemplares que usan los triatletas como Gómez Noya o Julien Absalon, campeones mundiales en sus especialidades o también los asombrosos modelos de bicicletas de descenso que van dotadas de unas ruedas, unas suspensiones y unas horquillas más cercanas al mundo de las motos que al del ciclismo. Todo ello sin entrar en la variedad ilimitada que esta industria está introduciendo en el mercado, con modelos urbanos eléctricos cada vez más ligeros y prácticos, así como las plegables o las dotadas de accesorios para niños que tanto se usan por centroeuropa.
Personalmente disfruté con la visita, si bien reconozco que es fácil saturarse con tantos modelos a cual más atractivos. Sin embargo hubo algunos detalles que me llamaron especialmente la atención. Por ejemplo, la aerodinámica de los frenos que se ocultan tras la barra de la horquilla para evitar el roce directo con el viento, las formas ovoides de los platos para mejorar los puntos muertos de la pedalada y la comprobación directa de los cambios electrónicos, algunos incluso con el bluetooth, que permite la ausencia total de cableado para ejecutar los cambios de plato o de piñón. Por otra parte tuve la ocasión de fotografiar a mi hijo Héctor con Oscar Pereiro, uno de los escasos ciclistas españoles que ha logrado triunfar en el Tour de Francia de 2006 y que ahora se dedica al mundo de la representación de artículos ciclistas. Una persona cercana y sencilla, como muchas de las que conforman esta gran afición a la bicicleta. Recomendable asistir el próximo año nuevamente.
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