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Vicente Del Bosque |
La deblacle futbolística de anoche contra Holanda seguro que marcará un antes y un después en el mundillo futbolístico nacional. De la euforia casi narcisista del juego de los pequeños grandes jugadores al declive institucional de un imperio que, como nuestra monarquía, va a tener difícil la transición. El Marqués Del Bosque, con su habitual aplomo, no encontraba palabras para analizar un partido que le había superado en todos los órdenes... futbolísticos: equipo cansado, ideas poco claras, falta de pegada y un sistema defensivo con una tripleta harta de títulos y reconocimientos que no están por tener que demostrar nada en lo sucesivo.
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Una estrella para el firmamento futbolístico |
Era de prever que las críticas ante esta situación arreciarían en los días sucesivos. Este país nuestro no suele andarse con medias tintas, sino que la visceralidad en uno u otro sentido aflora con gran rapidez. Ahora se trata de ver cómo se puede recomponer la situación e intentar, al menos, tener un comportamiento digno en los siguientes encuentros y apelar como mínimo a la profesionalidad y a la nada despreciable cantidad de dinero que cobran nuestros seleccionados que pasan a ser los funcionarios de mayor nómina de nuestro Estado.
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Alzando la Copa Mundial en Sudáfrica 2010 |
Esperemos que todo tenga un buen final y no pasemos al extremo opuesto de hacer escarnio de quienes han conseguido los mayores logros históricos de nuestro fútbol. Ese es un aval que no puede ser ya cuestionado. Otra cosa es que en el fútbol como en la vida el pasado sólo existe en el recuerdo, y el acontecimiento más importante es el de cada día. De modo que en los próximos partidos aún cabe la posibilidad de enmendar los errores y conseguir una actuación acorde con el pasado más inmediato y, en caso contrario, respetar una memoria que todavía está caliente, aunque se enfríe pronto.
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