martes, 1 de mayo de 2012
ENTRENAMIENTO DEL I.C.C.
Varios miembros del I.C.C., concretamente Fontaine, Alamov y Martinelli, se citaron en Villarrubia de los Ojos del Guadiana para preparar un recorrido de acomodación y entrenamiento para el reto de los Montes Universales y Albarracín dentro de una quincena.
Los alcazareños cumplieron con el horario y a las 8:45 horas se encontraban en la gasolinera de entrada a la población a la espera de un Martinelli que, tras llamada de aviso, aún se encontraba en ruta y retrasó ligeramente la partida. Como la mañana era fresca al límite con el frío, las indumentarias fueron a gusto de cada cual y ninguna prenda invernal hubiese estado de más.
Realizada una foto costumbrista en la escultura que marca la dirección hacia Urda y adorna una rotonda de paso por la población, los ciclistas comenzaron la ascensión que ya desde el inicio es exigente por el desnivel de sus rampas. Martinelli acusó su falta de actividad y fue a remolque de sus compañeros en una estampa inusual para sus costumbres. Así coronaron la cima del Puerto de los Santos.
A partir de la bajada y una vez entrados en la provincia de Toledo, la carretera se estrecha pero el firme se mejora notablemente y el paisaje aporta ese tono de verde primaveral realzado por los sucesivos balcones naturales que proporciona el escarpado terreno, que vuelve a empinarse hasta comenzar la segunda gran subida hasta las antenas de televisión y telefonía ubicadas en el punto más alto. A partir de allí, el descenso hasta Urda se hace un trámite placentero por la inclinación y el impulso del viento favorables.
En Urda aprovechamos para el avituallamiento en uno de sus bares emblemáticos por tradicionales, regido por la familia del Gafas y ahora en manos ajenas pero sin perder su sabor de casino decadente o de cabaret frustrado.
Retornados a la bici, acometimos el tramo más duro, desagradable y dificultoso de todo el recorrido. La carretera hacia la nacional que enlaza con Fuente el Fresno está en unas condiciones deplorables, con baches, asfalto resquebrajado y parches que obligan a una conducción temblorosa e insegura en muchos momentos. Además contábamos con un viento cada vez más desfavorable y frontal que hacía incluso difícil refugiarse en los compañeros.
Aguantamos como pudimos y alcanzamos la intersección con la nacional de Toledo a Ciudad Real y aunque el viento seguía soplando desfavorablemente, el piso y la amplitud del arcén permitían una marcha solvente para alcanzar el objetivo de llegar a Fuente El Fresno a buena hora. Además la belleza del paisaje con numerosas fincas de recreo y algunas ventas en la carretera con animales pastando y algunos arroyos cercanos, conferían un paisaje vistoso y ameno.
Desde Fuente el Fresno acometimos el último tramo hasta alcanzar la meta en Villarrubia, ya con viento algo más lateral y una carretera aceptable. Pasamos por delante de la ermita de la Virgen de la Sierra, en un paraje espectacular y finalizamos el recorrido atravesando la población por su intrincado callejero hasta alcanzar la gasolinera y nuestros coches.
Como no hay final feliz sin celebración, Petrosian propuso adentrarnos en el cercano tugurio conocido como El Rancho, un local de la Hispania profunda, atestado de recios lugareños degustando aperitivos no menos contundentes y recién salidos de una plancha que echaba humo, como humo echaban los cigarros de varios de los clientes que se pasan la normativa por el arco del triunfo como tantos otros ejemplares de este impresentable país. Y para colmo, en el patio del recinto descansaban varias motocicletas equipadas con esos maletines pizzeros, pues según Alamov, la empresa sirve a domicilio. ¡El colmo! Estábamos delante de un Burgerrubia, eso sí rural y asilvestrado. Qué dirá M. Renard cuando sepa en qué antros alternan sus acólitos de las dos ruedas.
Etiquetas:
ciclismo,
Fuente El Fresno,
I.C.C.,
Urda,
Villarrubia
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario