martes, 27 de julio de 2010
MI OTRA CONTRARRELOJ
Presencié el sábado por televisión la contrarreloj de la penúltima etapa del Tour de Francia 2010 en la que Contador se jugaba vencer a A. Schleck en su particular duelo. Al fin superó el momento con solvencia pero no sin un gran esfuerzo que se notó en diversos momentos de su fase de recuperación. Hasta cuando se enfundaba nuevamente el maillot de lider en el podium, se notaba su intenso desgaste. Todo lo contrario que el día anterior en el Tourmalet, el mítico puerto pirenaico, en el que ambos adversarios dieron una imagen poco competitiva y excesivamente dulce de lo que debe ser un final de etapa al gusto de los aficionados ciclistas. Desde que Eddy Merkx dio muestras de su voracidad como campeón, me resulta difícil entender a los corredores tácticos y calculadores que dosifican y miden los esfuerzos en función de las necesidades clasificatorias generales. La emoción debe estar también en demostrar que se encuentra uno fuerte y se exhibe hasta que el adversario quede rendido o bien responda con mayores argumentos aún y la lucha satisfaga a los espectadores. Andy Schleck y Alberto Contador son sin duda los dos mejores ciclistas del momento, pero su buena amistad fuera de la ruta no les debe impedir que ofrezcan lo mejor de sí mismos en cada lance de la competición para que así el ciclismo, ya bastante tocado por del dopaje, no asuma otra imagen negativa en forma de complaciente compadreo que alejaría a los cada vez más desencantados seguidores.
Por mi parte, la mañana del domingo 25 la disfruté realizando una ruta solitaria partiendo de nuestra ocasional situación en la Tabla de la Yedra alojados con nuestros amigos, la familia Rivas Abad, para recorrer el camino hacia Arroba de los Montes, es decir continuar la carretera que une Piedrabuena con dicha población adentrándose en los montes y sus estribaciones. Fue una especie de contrarreloj, pues me había propuesto una salida de dos horas y, al ritmo del fresco matutino, el buen estado de la carretera y las sombras que proyectan los eucaliptos, pinos y encinas que hacen de palio natural gran parte de recorrido, los kilómetros fueron cayendo. En una hora y diez minutos me encontraba a 29 kms. de la salida avistando al fondo del paisaje la población de Arroba que divisaba al final de una larga bajada de unos tres kilómetros de distancia.
El retorno fue por el mismo itinerario en el que me crucé únicamente con varios tríos y parejas de moteros y con escasos automoviles. El camino de vuelta me permitió pedalear a mejor ritmo pues el terreno picaba a favor aunque el viento era algo desfavorable pero poco fuerte. Los lugares del recorrido invitaban a su contemplación dejando una huella visual inmejorable. Así fui pasando por el Monte Riofrío, las casitas de Valdemarcos, coloreadas de ocre y cubiertas de enredadera y más tarde el Arroyo Bullaquejo, un pequeño afluente del gran río Bullaque que forma las tablas. Más cercanos a la Yedra la finca del Casarejo, propicia para la caza mayor, la de Fuente Palillos, grande y adornada de amplias praderas de césped natural y por último el Gargantón con sus senderos y zonas agrestes y cinegéticas.
Al final, en dos horas y veinte minutos había recorrido los 58 kms. a una media de 24,4 por hora y habiendo alcanzado una máxima de 55 kms. hora. Fue una experiencia gratificante.
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3 comentarios:
Y yo que pensaba que te habías quedado sin salida dominguera. Por cierto, el total serán dos horas y no una.
Gracias, Antonio. Es un error de redacción que voy a rectiticar ahora mismo. Gracias a los seguidores de mi blog que me ayudáis a mantener un buen nivel en todos los aspectos.
Saludos.
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