Después de lo visto esta tarde en Sevilla, el Real Madrid está lanzado como para que nadie se le ponga por delante. Si realiza un juego aguerrido y eficaz como el que ha desplegado en el Sánchez Pizjuan será difícil que el Barcelona lo venza en su propio estadio Bernabéu y, de esta forma, quedarán a un punto de diferencia, lo que dará lugar a un final de liga apasionante e incierto hasta el último momento. No hay que olvidar que el Barcelona está haciendo una campaña espectacular y el único capaz de superarlo sería el equipo blanco y no ya por juego y brillantez, sino por casta, lucha, coraje y sabiduría futbolística.
Hoy lo ha demostrado ganando en uno de los campos donde más dificultades tenía en las últimas temporadas y ante el tercer clasificado en la tabla. A pesar de un comienzo fulgurante por parte de los andaluces, con llegadas por las bandas de Navas y Peroti, desbordantes de velocidad, con un Kanouté exquisito en su juego y con todo el equipo enchufado en pos de la victoria, aún más tras conseguir el primer tanto a su favor, el Real Madrid no sólo no se ha venido abajo, sino que ha conseguido ir haciéndose con el control del juego, atacando cada vez con más peligro y consiguiendo finalmente la igualda en el último minuto de la primera parte.
En la segunda mitad, los madridistas salieron decididamente a por la victoria y mantuvieron el tono del final de la primera con buenos movimientos de balón y un inspirado Raúl que, una vez más, fue el más listo en el área, consiguiendo dos goles que valen oro. Juande ha conseguido que el bloque mantenga alta la autoestima y no sientan el peso de las figuras de las que depender. Todos son importantes y si alguno destaca es precisamente Raúl por su sentido de equipo, por su sacrificio y entrega como si fuera un debutante, cuando sus números lo sitúan desde hace tiempo en la leyenda más exitosa.
El resto fue aguantar el dominio con tranquilidad y esperar que el tiempo cerrase lo que ya se había conquistado. Sólo el error de Ramos por confiarse, unido a la salida de Guti, avivó la inútil esperanza sevillista que finalmente quedó anulada con la internada en solitario de Marcelo, que culminó hábilmente con el cuarto gol una victoria decisiva.
Barça: te esperamos en Concha Espina el día 2.
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