Los Bikers Yayos camino de El Lobillo |
Con una formalidad puntual y rigurosa en la cita, impropia de su condición
de jubilados que ya no tienen que fichar en ningún control ni demostrar su
profesionalidad en el día a día, se reunieron en el punto de encuentro habitual
o Check point para los que sigan la crónica desde Spain, seis de los llamados
Bikers Yayos, curioso grupo ciclista multivarietal en el que conviven distintas
sensibilidades, para emprender una salida hacia el monte manchego en una
apacible mañana de verano anticipado.
Adentrándose en el monte bajo |
Justo con su coche recogió a Juan y a José Manuel, Josemi con el suyo se
hizo cargo de Agapito y Berna. Todos juntos hicieron una primera parada en el Parador
Peñarroya, lo que en la antigua España era una taberna al borde de la carretera.
En esta ocasión no había clientes fumando, como suele se habitual, por lo que
tomamos un café para despejar mentes y activar cuerpos.
Llegados a la encrucijada próxima a la presa del pantano, allá donde la
ruta se torna ondulada y serpenteante, los bikers procedieron a desmontar sus
cabalgaduras, atusar sus indumentarias y algunos hasta lucir piernas al aire
después del largo tiempo de frío envainadas en esas licras oscuras y
protectoras que tanto les preservan pero que impiden que sus admiradoras
contemplen esas carnes prietas y musculadas. Bien es cierto que las admiradoras
no aparecieron ni se las esperaba.
Encinas, sol y verde |
Josemi, dotado de su GPS y conectado a Endomondo, ambos dispositivos heredados
de su abuelo El Trillero, sobre el manillar de su bici, iba marcando el
itinerario hacia el punto intermedio situado en el pueblo de Alhambra. El resto
del grupo lo seguía entre la satisfacción del buen clima, la belleza de un
paisaje en plena floración primaveral y los pequeños obstáculos del abrupto
terreno, que tanto molesta a quienes tienen más vocación de carretera lisa y
llana que de probar la intrepidez adrenalínica consustancial a los bikers de
nueva generación.
Con Alhambra en el horizonte se incrementó el ritmo y el grupo alcanzó el
objetivo sin apenas despeinarse. La subida a la pequeña población se las trae y
por eso, prevenidos de anteriores ocasiones acometieron el trayecto más
prolongado y tendido hasta el centro. Justo quiso conocer en propia carne la
dureza de las rampas mencionadas y bien que lo supo. Una y no más, Santo Tomás.
Por vergüenza ciclista no puso pie a tierra pese a poner todos sus desarrollos
posibles. Lección aprendida para la siguiente ocasión.
Templete con restos romanos |
En la Plaza de Alhambra se
encuentra un pequeño templete romano con restos arqueológicos formados por los
togados de mármol blanco y túnica manicata bajo la toca, dispuesta según los
cánones de la estatuaria imperial. Por sus rasgos pueden fecharse en el Siglo I
d.C. Hay también unas inscripciones que probablemente sean la respuesta de los
Prefectos de los ejércitos romanos que fueron alojados en esta población.
Alhambra sería escogida para alojar a algunas legiones romanas, cuyos
generales, en agradecimiento y conmemoración, ordenaron grabar esas
incripciones. (Tomado del
panel explicativo a pie de los restos).
El Museo |
Pues bien, nuestra legión de Bikers, después de servirse de ese escenario
para la foto conmemorativa, descendió al verdadero templete en uso en la
actualidad, El Museo, Churrería Pizzería, con la Virgen acompañando al resto de
símbolos en un frontis de entrada del que hacemos votos para que no quede en la
posteridad y nos hagan corresponsables de haber consentido estas muestras de
arte infame al lado de los romanos.
Justo sosteniendo la civilización romana |
Reemprendimos el regreso bajando la misma rampa que subió Justo, pero ahora
en una espectacular tumba abierta que dura escasos segundos. Es la doble cara
del ciclismo en ejemplo puro. Desde allí a El Lobillo más de lo ya relatado en
cuanto a paisaje, aún más calor y zonas cada vez más técnicas en el recorrido,
que se hace senda mínima entre encinas en algunos momentos y se dilata y mejora
en otros.
Los viernes al sol |
El Lobillo es una pequeña concentración de casas rurales, unas en vigente
uso y otras desvencijadas y en abandono progresivo que denotan la constante
transición que se opera en el mundo rural y agrícola de nuestra tierra. Pero
como toda concentración urbana tiene su plaza, con sus bancos al sol y sus
árboles ornamentando el entorno, cuando los jubilados ven el binomio banco al
sol y descanso, se vuelen locos y tratan de aprovecharlo, sea en Alexander
Platz, en la Puerta del Sol madrileña o en El Jardinillo de Alcázar. Así que
hubo que darles un toque de atención para que salieran del letargo momentáneo y
volvieran al trabajo del pedaleo.
Finalmente y tras tomar el cruce del camino que vuelve de Ruidera en el
paraje de Despeñaperros, llegaron hasta las cercanías de la presa y de vuelta a
los vehículos que permanecían donde habían quedado. Para rematar la inolvidable
jornada, una parada previa en el Mesón Los Arcos de la calle Moraleja para dar
cuenta de un consistente aperitivo que frenase esa pérdida galopante de
calorías que se había producido durante la salida. Lo consiguieron y además
hablando de fútbol junto a otra mesa de paisanos seguidores del Barça y del
compañero Ángel que comentaba no sé qué cosas de un robo reciente por Cataluña…
Ahí terminó todo.
Josemi |
Berna |
José Manuel |
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