PORTUGAL 3 - 4 RUSIA
He asistido esta tarde al Torneo 4 Naciones de Fútbol Sala Femenino que está teniendo lugar en el Pabellón Díaz-Miguel de Alcázar de San Juan. En esta ocasión el partido lo han disputado las selecciones de Portugal y Rusia.
Para empezar un detalle poco alentador. Mientras han sonado los himnos de ambos países, la mayor parte de los espectadores han permanecido sentados e indiferentes a los mismos. Me parece una actitud poco culta y escasamente respetuosa. Los himnos y las banderas, cuando se utilizan como señales identificativas y representativas de los colectivos participantes, merecen ese reconocimiento respetuoso por parte del público asistente, seguramente ese mismo público que luego bramará y ondeará las suyas en defensa de sus colores nacionales hasta la histeria nacionalista. Son estas las contradicciones que me desconciertan y entristecen porque dicen poco del avance social hacia el respeto universal.
Posteriormente y ya en lo puramente futbolístico, el partido ha sido intenso, con dominio alterno y una mejor planificación de los relevos por parte del equipo ruso. Se adelantó Portugal con un gol a la salida de un rechace, pero las rivales, más fuertes físicamente, no se vinieron abajo sino que a base de insistencia y dosificación de esfuerzos, además de acciones de calidad futbolística, le dieron la vuelta al marcador y llegaron a ponerse por delante por dos goles de diferencia a falta de dos minutos para el final. Con Portugal volcada y con cambios de portera-jugadora en los últimos minutos, Rusia ha sabido aguantar y solo ha recibido el tercer gol portugués gracias a una "espuela" inverosímil de una jugadora portuguesa que más parecía de casualidad que de verdadera intención. Pero así es el fútbol, sea en campo o... en sala. Creo que han ganado las mejores.
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