No
suelo acostumbrar a lucir mis amuletos madridistas ni en mi propio vestuario ni
en el ambiente cercano cuando veo los partidos televisados. Sin embargo, por
azares diversos decidí vestir el sofá-palco de mi casa con la
bandera madridista para conjurar los astros a favor de mis deseos, pero, ¡ni por esas!...
Después
de ver los últimos partidos del Real Madrid, especialmente frente al Paris S.G. en
casa y posteriormente en Sevilla, el mar de fondo se palpaba. Entonces ya
comenté a uno de mis primos
El
entrenador ha sido cobarde en sus planteamientos e injusto en sus alineaciones
al dejar en el banquillo a los que venían haciéndolo bien y alineando a quienes
no están aptos para la exigencia de la competición. Si lo hace por presiones
superiores debería manifestarlo, aunque la historia reciente nos dice que será
imposible de saber ni de solucionar. Ante este panorama se requieren soluciones
que pasen por la calma, la sinceridad y el sentido común. ¿Lo logrará el Club?
Mientras
tanto, me divierte escuchar las ironías
de quienes son aún más madridistas y emiten salidas esperpénticas como la de un
vecino que me dijo que se une al independentismo catalán para ver si con el
Barcelona fuera de las competiciones hispanas, el Madrid recupera la hegemonía
que está perdiendo en el terreno de juego. Triste modo de consolarse, pero
realista tal como están las cosas.
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