Pues sí, la tercera jornada de liga nos ha deparado una ocasión placentera para los comentaristas ocasionales como yo de revocar los vaticinios de tantos cantamañanas de la prensa profesional que, si la semana pasada auguraban la sequía goleadora del equipo, a la que respondió con el contundente 5 - 0 ante el Betis, esta otra le ha tocado a su máximo goleador para dejar en evidencia, por no decir en ridículo, a esa misma hornada de plumillas que veían avecinarse el ocaso artillero del astro. Nada menos que cinco dianas ha conseguido en el feudo españolista el inconmensurable Cristiano.
Pero lo más satisfactorio es que el equipo sigue dando pruebas de solidez y de ir asimilando lo que el nuevo técnico quiere. Asumiendo la necesidad de rotar y de que esas rotaciones sean parte de la normalidad necesaria para estar al máximo nivel. Me ha encantado Casemiro: fuerte, bien situado, sin rehuir el choque y la brega pero con nobleza, buen pasador... un jugadorazo. El centro del campo, salvo catástrofe en forma de lesiones, cuenta con entidad de jugadores como para ser la línea de flotación de un equipo con grandes aspiraciones.
Arriba no es preciso insistir en la calidad. La nueva posición de Bale como media punta con libertad, unida a la gran visión de Benzema para asociarse con el resto, facilitarán la movilidad y los ataques en cualquier circunstancia. De su pegada ya hay quien se encarga. Si a esto se une que jugadores como Jesé o Lucas Vázquez están al acecho de cualquier bajada de forma, las perspectivas no pueden ser más halagüeñas. Qué delicia los quiebros dentro del área del exespañolista!! Es verdad que el partido ya estaba decantado y que el rival no ha dado la talla, pero claro, eso siempre pasa cuando el equipo contrario es netamente superior.
La nota negativa ha sido la indumentaria del equipo. Ese gris pijama que ha exhibido hoy el club blanco no sólo me ha parecido fea, sino que en los planos largos de Tv tendía a ser complicado distinguirlo de los rivales blanquiazules. Por otro lado, la consecuencia de ese color, muy habitual en sudaderas y prendas de gimnasio, es resaltar las manchas que la sudoración produce durante el ejercicio intenso, con lo que sus portadores sienten psicológicamente los efectos de la actividad como una especie de recompensa. Habrá quien piense que por ahora se puede jugar en pijama y que ya habrá tiempo de ponerse la ropa de faena.
Y todo ello en un escenario como Barcelona tras la Diada. Por cierto que ayer escribí lo siguiente: "Lo que más nos gusta de este mundo a los catalanes es que los penaltis que nos pitan, sean futbolísticos o políticos, al menos sean discutibles y sospechosos", Vázquez Montalbán, dixit. Lo que echo de menos en toda esta refriega catalanista es el destino competitivo del "desarmado ejército simbólico" ese "mes que un club" que decora el graderío blaugrana. ¿Irá directamente a la Champions League o pedirá a España tomar parte en sus competiciones? El dilema no es baladí.
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