Primeros compases de la salida con Reolid al fondo |
El núcleo más estable, pues el resto se ha descolgado bien por decisión propia o por imperativo de las circunstancias, del I.C.C. retornó ayer a la que parece ser su ruta iniciática, la que descubrieron los pioneros Bernard y Malaño y la que, ciertamente, ofrece una jornada ciclista de primer nivel en un paisaje espectacular.
Subida al puerto de El Bellotar |
Partiendo del afamado balneario de Benito a escasos metros de Reolid y después de atravesar en coche las amplias llanuras manchegas desde Alcázar de San Juan, Tomelloso y Valdepeñas, dejando atrás fincas y vides, con el mosto de la vendimia embadurnando las calzadas de nuestras carreteras y los numerosos latifundios agrícolas y ganaderos salpicando intermitentemente el camino, los cuatro componentes del Club, que se dieron cita en La Solana, se adentraron hacia la Sierra de Alcaraz para acometer no sabemos si la primera salida de la nueva temporada o la última de la anterior, pues el clima aún dicta que para el ciclismo hace calor y estamos en una prolongación veraniega que permite los trajes cortos y escaso abrigo.
El Bellotar coronado |
Aparcado el coche en el referido balneario, bajo el palio de los frondosos frutales que sirven de parking natural, los ciclistas emprendieron una salida por la nacional hacia Jaén que dejaron a los pocos kilómetros para adentrase en la primera dificultad importante, el puerto de El Bellotar y la aldea del mismo nombre. Lugares conocidos por ser el escenario de las últimas andanzas de uno de los bandoleros más conocidos, el Pernales, como reza en su leyenda, durante años la Guardia Civil le acosó continuamente hasta que el trágico 31 de agosto de 1907, cuando tenía 28 años, en el paraje del Arroyo del Tejo, cerca de Villaverde de Guadalimar, en la Sierra de Alcaraz, fue sorprendido por el Teniente Haro y sus hombres mientras comía en un olivar con un compañero de su partida, el Niño del Arahal, y tras un tiroteo por ambas partes cayeron los dos bandidos muertos a tiros. Una copla dedicada a su memoria decía:
Señalando los lugares de El Pernales - Ladrón de Andalucía.
- El que a los ricos robaba.
- Y a los pobres socorría.
Te tiré una breva
apuntándote al ombligo
si te apunto más abajo
te hubiera dado en el higo.
Y así, entre coplas, chascarrillos e historias de bandoleros de ayer y de hoy, dejamos de paso el calar del río Mundo y el inicio de su parque natural, para llegar hasta Riopar donde hicimos un descanso con avituallamiento en uno de los bares de la población y desde allí subimos hasta Riopar Viejo y completamos el conjunto de exigentes subidas previstas en la jornada. El I.C.C. no escatima el esfuerzo generoso de sus componentes salvo que ya no quede otro remedio.
Mañana y carretera espléndidas |
Por fin, el último tramo de la jornada, la subida al puerto de las Crucetas, con rampas del 10 % en varios de sus tramos, puso el colofón a la dureza de la jornada ciclista y, una vez coronado, el descenso, el paso por Salobre y el recorrido por el estrecho del Hacino hasta llegar de nuevo al balneario, fue un placentero colofón a la magnífica salida.
Por último, repusimos fuerzas en el cálido jardin de Benito, rodeados por personas de todas las edades pero predominando las que nos marcan el paso de la edad a la que pronto llegaremos como militantes activos. Ya hubo quien fue tomando nota y apreció un futuro halagüeño en este tipo de establecimientos.
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