Tras encontrarse Huesca pasada por agua, el 22 de Junio amaneciò frío pero soleado.La noche había sido corta no sólo por dormir poco, sino también por los nervios de la prueba a la que iba a hacer frente el pelotón.
Héctor ante el fondo nevado del Marie Blanque |
La Quebrantahuesos se vivía en todos los rincones de Huesca tanto para los que la corrían, como para los que la íbamos a vivir con ilusión acompañando a los corredores.
El despertador sonaba a las 5 en punto de la mañana para no perdernos el desayuno especial para ciclistas y salir camino de Sabiñáñigo antes de las 7h, cuando cortaban las calles.
Salíamos en coche para llegar antes de las 7:30h , hora de comienzo de la prueba, pero se formaba un gran atasco con la cantidad de participantes que acudían al evento en sus vehículos.
Rodando en grupo en uno de los tramos |
El tiempo pasaba, la hora de salida seguía siendo la misma y el coche no podía seguir su camino, así que Hector decidió bajarse del coche y acercarse al punto de salida en la bici.
Me acerqué a Sabiñáñigo en coche y aparqué en una calle del pueblo para poder ver a los ciclistas salir y vivir desde el comienzo las sensaciones y el calentamiento de las piernas .
Fue maravilloso el sonido que hacían todas esas bicis al mismo tiempo. 9.000 ciclistas pasaban por la calle y nos daban un aire deportivo y de alegría .
En una de las bajadas |
Y me llené los ojos cuando junto a los paisanos de Sabiñáñigo, madrugadores y tradicionales se alzò una voz... era Héctor que pasaba ya por la calle y se disponía a empezar la aventura. Le regalé todas mis energías en forma de sonrisa, le lancé un beso e hice un movimiento extraño...a causa de los nervios y el entusiasmo.
Tras poder verle en la salida, vuelvo al coche para subir a alguno de los puertos que forman el recorrido de la Quebrantahuesos y recorriendo los preciosos paisajes montañosos y nevados decido ir al Portalet antes de las 10:00 h, que es cuando cierran las carreteras y ya despedirme hasta verle finalmente en la meta.
Tomando otra de las curvas con mucho humor |
Cerca de Formigal, me situé al lado de un avituallamiento para asegurarme que le vería y junto a una gasolinera y un restaurante cuando el reloj marcaba las 9:20 de la mañana.
Presencié còmo montaban el avituallamiento y lo surtían para cuando pasaran los corredores.
A las 12:30h pasaban los primeros ciclistas y les estuve animando, aplaudiendo y celebrando su paso, pero guardando mis mejores energías para el mejor y al que había ido a dar mis ánimos.
Y finalmente la espera había merecido la pena, porque cuando el reloj marcaba las 14:15 h mi ciclista favorito, dorsal 7388, Héctor López Garcia del Pulgar llenaba la estación, el restaurante y la gasolinera con la mejor de sus sonrisas y nos confirma que la aventura sigue su curso y que todo está en orden. La sensación que tuve es difícil de explicar, pero lo que sí puedo decir es que fue el momento más intenso y por el que estuve allí.
Cuando Héctor pasó a saludarme ya llevaba en sus piernas 140km. Le quedaban por afrontar los 1.270 m del Puerto de la Hoz y el último llano para cruzar la merecida meta.
Llegada a la meta: objetivo cumplido |
Podría decirse que son las 8h y 20 minutos más disfrutadas, sufridas y queridas por Héctor y que nunca olvidará. Las palabras del ciclista a su llegada fueron "estoy deseando volver el año que viene y hacerla mejor..."
Admirable y esa es la actitud que le hace tan grande.
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