Héctor descendiendo por un sendero |
Hoy por tí, mañana por mí. Si el pasado domingo Héctor se tuvo que adaptar a un recorrido escaso en emociones, salpicado de tramos lisos, asfaltados y "aburridos" según su particular modo de entender algunas salidas ciclistas, y, en definitiva, alejados de la adrenalina a la que está acostumbrado desde que cabalgaba, siendo casi un niño, sobre las dos ruedas de una bici, hoy he sido yo el que he cedido en mis costumbres ciclistas y me he dejado someter a su trazado que, si bien comenzó con el paso por caminos conocidos y transitables, por el siempre encantador paisaje criptanense de las sierras de los molinos y su entorno, luego se fue complicando para hacernos pasar por los arriesgados senderos de trialeras, líneas sinuosas a medio camino entre las sendas inexploradas y los límites estrechos y afilados de los únicos pasos que te permite el paisaje entre piedras, badenes y riscos de punta al borde de barrancos que siempre te inclinan hacia los abismos que también existen en las distancias cortas.
Justo en plena bajada por una trialera |
El ciclismo es como la vida, uno puede elegir la emoción de lo complicado o la seguridad rutinaria de lo previsible. Lo que ocurre es que nunca se sabe donde puede saltar la sorpresa ni cual de los caminos será el que más reconforta al caminante. De cualquier modo ha sido una experiencia valiosa, interesante e inolvidable para inaugurar el año 2013, que hoy mismo comienza, haciendo lo que más nos gusta, montar en bicicleta en buena compañia.
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