lunes, 1 de junio de 2015

CONTADOR ENTRA EN LA LEYENDA


Paso del Giro por el Colle delle Finistres

Si a la foto que ilustra esta entrada, tomada del diario El País, le quitásemos dos de sus componentes, el color y el público con sus prendas de vestir actuales, bien podríamos trasladarnos a los épicos ascensos a las grandes cumbres ciclistas que tuvieron su inicio en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo.

Repito, la imagen resulta sobrecogedora pero elocuente acerca de la dureza, el descarnado encuentro con la montaña y los restos de neveros aún sin descongelar pese a las fechas en las que nos encontramos. Pues bien, ahí, en ese marco natural como fondo, Alberto Contador ha labrado una de sus gestas más grandiosas como ciclista. Si en el Mortirolo, cumbre mítica donde las haya, dio el definitivo golpe de autoridad, en el Colle delle Finistres consolidó su liderato haciendo ver a sus rivales que eran escasas las posibilidades de superarle salvo accidente de última hora.

El ciclista de Pinto se instala ya entre los más grandes de la historia, empatado a grandes con Miguel Indurain y Fausto Coppi, y sólo por detrás de Jacques Anquetil (ocho), Bernard Hinault (diez) y Eddy Merckx (once).


Y TAMBIÉN CICLISMO MANCHEGO A OTRO NIVEL...

Justo ante el último molino del cerro

El pasado domingo, un grupo de compañeros emprendimos una ruta por la llanura manchega con destino Consuegra y su crestería, es decir, molinos y castillo que constituyen uno de los parajes más representativos y siempre admirables de nuestro entorno geográfico. 
La llanura desde la crestería consaburense


Tras una marcha rápida por la Autovía de los Viñedos, sin bajar de los 30 kms. hora de media, nos presentamos en la inhóspita travesía de la población consaburense para acometer la subida hasta su castillo que fue la dificultad más notable de la salida y el descenso del tiempo medio empleado en todo el recorrido favorecido por la baja intensidad del viento.

Los ciclistas reponen fuerzas 

Con buen ritmo y mejores sensaciones nos plantamos los cuatro ciclistas en la parte más alta del cerro mientras no cesaron de llegar los habituales autobuses de japoneses que los turoperadores incluyen en sus ofertas turísticas.

No faltó tampoco el pueblerino cateto que no supo entender la broma cuando le señalé que su perro iba a comerse la rueda de mi bici, aparcada en uno de los pretiles de piedra del recinto. Casi monta en cólera defendiendo a su chucho como de raza civilizada y preguntándose cómo serían los de mi procedencia de salvajes para dudar si comían gomas de las ruedas.  El incidente no llegó a más porque era evidente la amplitud mental del nativo y no era cuestión de recordarle sus obligaciones legales con los animales de compañía que circulan sin control de sus dueños.
Posando en el marco de la crestería

La salida continuó por deseo de Petrosian, que quería más caña, y se prolongó hasta la ciudad del Cristo de la Barca, es decir, Urda, situada a diez kilómetros de Consuegra y en donde tomamos el avituallamiento rodeados ahora por una expedición de hispanos de avanzada edad que copaban barra, aseos y terraza obligándonos a tener que evacuar a la vuelta y en plena carretera. Eso es ciclismo en estado puro y eso es turismo dirigido.

DATOS TÉCNICOS:

TIEMPO DE PEDALEO: 3 h 50' 26''
DISTANCIA RECORRIDA: 104,5 kms.
VELOCIDAD MEDIA: 27,3 kms./h.
CALORÍAS CONSUMIDAS: 2107



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