lunes, 9 de agosto de 2021

QUITA D'AHÍ,... MENGAJO !!!

La silueta de Martinelli apareció tras los visillos de la ventana de su vivienda, una vez que Bernard había pulsado levemente el timbre en la calle Dª Crisanta, sede del idolatrado carrito usado por el ICC en sus salidas internacionales. No se esperaba, quizás, esa escrupulosa y anticipada puntualidad en la cita, que además contó con la presencia inesperada de Malaño, que lo hizo de incógnito momentos antes en General Aguilera.
Los planes podían desarrollarse como los había previsto Martinelli para una vez tomada la carretera en dirección Albacete, dejarnos alcanzar por alguno de los numerosos pelotones de tomelloseros que cruzan raudos hacia el cruce de Sotuélamos y posteriormente hasta Ossa de Montiel. No tardaron en cumplirse las previsiones y al cabo de unos minutos, un grupo de siete ciclistas en ordenada fila nos adelantaba a buen ritmo obligándonos a acelerar nuestra marcha si queríamos cogerles rueda.
Así lo hicimos, pese a las dudas sobre los estados de forma de los del ICC, que no llevamos un verano regular de salidas y entrenamientos. El grupo fue acelerando en este tramo en el que se alcanzaron velocidades de más de 40 kms./h aunque de forma intermitente. Los tomelloseros haciendo relevos excepto uno que nos sirvió de referencia para ir tras él todo el camino. La llegada al referido cruce sirvió de pausa en la intensidad y el alejamiento de los tomelloseros que emprendieron el ascendiente recorrido hacia Ossa con mayor ritmo y alejándose paulatinamente. El resto nos adaptamos a nuestras posibilidades, fuimos adelantados por varios pelotones que habrían salido más tarde y llegamos más enteros al café en el Bar Chicuelo de esa población en cuya terraza nos sirvieron dos camareras de las de y aluego... ofreciendo su especialidad en tostadas pero careciendo de churros.
El regreso hacia el Tomelloso fue por la carretera directa y ya conocida por los miembros del ICC que fuimos dejando atrás las numerosas fincas como cerro Moreno, Cuevalosa o la Mierera hasta alcanzar un rodar rápido, compacto y relativamente cómodo que nos puso en la rotonda de llegada en torno a las doce del mediodía. El mito de las litronas y alcahuetas se ha desvanecido con la pandemia y solo una pareja testimonial encontramos sentados en uno de los poyetes callejeros. Mientras tanto, en las terrazas a nuestro paso no faltaban cuadrillas de ciclistas que reponían líquido y tertulia.
Martinelli estaba en su barrio y nos condujo a la terraza del Dora, frente a la Mezquita que es uno de sus templos favoritos. Allí había un grupo de conocidos en torno a la figura del autonombrado George Clooney tomellosero, de quien nos contó su peculiar apodo mientras saciábamos nuestra sed con sendas rondas de cerveza, comentábamos las últimas novedades, como la llegada a la vida de Martinelli de una chica que vino del Este, nos enteramos de la gesta de Petrosian que había subido al alicantino puerto de Tudons, palabras mayores, y nos percatábamos de la abundancia de palomas que merodeaabn por los alrededores. - ¿Mensajeras? - ¡No te ensajero nada!. Según Bernard esta especie está anidando en los pueblos como consecuncia del cambio climático.
Como suele ser habitual, la cuenta final se nos moragó a consecuencia de la invitación que hizo Martinelli al grupo de George Clooney al no diferenciar ambos gastos hasta que las camareras desfacieron el entuerto y pudimos regresar a nuestros destinos a buenas horas y con mejores sensaciones.