lunes, 25 de septiembre de 2017

ESPLÉNDIDA MAÑANA DE "VEROÑO" CICLISTA


Con la ausencia de Malaño, que no pudo recuperarse  de una pequeña intervención orgánica, los demás componentes del ICC cercanos en el espacio, Bernard, Fontaine y Petrosian, a los que se unió Fran, que ya había salido en algunas ocasiones anteriores con el grupo, partieron en el Honda CRV de Fontaine desde Alcázar y vía Tomelloso hasta llegar al Balneario de Benito, punto estratégico de salida de la ruta por la sierra de Alcaraz.

El grupo en la cima del Puerto del Bellotar


La mañana era apacible climatológicamente. Era una más de este neologismo acertado que han usado algunos comunicadores, el veroño, mezcla de verano y otoño. Una brisa fresca que no enfriaba y un cálido sol que empezaba a calentar. El horario se adelantó una hora sobre el previsto dada la composición unitaria de los viajeros en el coche y la elección de la ruta más corta. El parking natural del balneario, formado por árboles perfectamente distribuidos, acogía al vehículo como si de un albergue rural se tratara. Los mayores deambulaban ya por los paseos adyacentes camino de su ejercicio matutino y uno de ellos reprochó a Petrosian que meara fuera del tiesto a los ojos de su mujer.

Los miembros del I.C.C. posando en El Bellotar


El grupo de ciclistas partió por la Nacional 322 en dirección Jaén con un pedaleo fluido y al poco tiempo un cartel anunciaba Villanueva del Arzobispo a 75 kms., despertando la añoranza de Petrosian por la tierra de sus ancestros. A los doce kms. de marcha y dejando atrás la pequeña aldea de Villapalacios, el grupo tomó la salida hacia Bienservida que se encuentra ya en plena ladera de la Sierra y donde comienza la subida al primer puerto de la etapa, El Bellotar.

El marco no podía  ser más agradable para la práctica ciclista. La sierra se ofrece amplia y luminosa, con grandes ondulaciones y barrancos que se divisan desde cualquier ángulo y tan solo en la llegada a la cima se estrecha el paso mediante unos pequeños desfiladeros de roca. Lástima que la pertinaz sequía no propicie un verde más fresco y un tono húmedo que sería el colofón ambiental para esta zona privilegiada de nuestra región.

Fontaine en plena ruta


Tras la foto en la cumbre se inició la bajada a gran velocidad dejando a un lado el Pico de la Sarga y llegando a Villaverde de Guadalimar.  Esta población, que aún guarda reminiscencias del Pernales, el célebre bandolero abatido por la Guardia Civil en el pasado cercano, vivía un espectáculo taurino según comprobaron los ciclistas por la abundancia de vehículos en sus inmediaciones y por el sonido de un pasodoble lejano procedente de una plaza de toros situada en un alto y aparentemente abarrotada de gente.

Más adelante, en el cruce se toma la dirección hacia la izquierda hacia el nacimiento del Río Mundo que es zona protegida y que suele congregar a numerosos visitantes. Especialmente se intensifica la presencia de motoristas que se exhiben impunemente tomando las curvas como si de un circuito cerrado se tratase. También es zona de ciclistas BTT que surcan los numerosos senderos y caminos que abundan en la zona. Superado el puerto del Arenal 1150 m. el grupo descendió hasta Riopar mezclado con otro de ciclistas que bajaban casi al mismo tiempo. En la llegada un ambiente fantástico con un despliegue organizado de más de cincuenta motos alineadas en el arcén, numerosos ciclistas subiendo hacia la población y todas las terrazas de los bares saturadas de visitantes solazándose.

Café en la Pulpería de Riopar


Nuestro Club haciendo gala de su inquebrantable tradición, se dirigió al centro de la población en busca de su bar habitual. Al no disponer de mesas, se decidió tomar un café en una pulpería situada en la misma calle unos metros detrás. Resultó que el dueño era conocido por Petrosian, que le trasladó recuerdos del barman alcazareño Víctor García y quedó invitado al Guiso de Bodas que se celebra en Alcázar a finales de noviembre. Su peculiar camarera sirvió los cafés y dejó sus interrogantes. El dueño, en un gesto de agradecimiento invitó al grupo a la consumición.

Y tras reponer agua en la tradicional fuente situada en el cruce de salida hacia Riopar Viejo, se reemprendió la marcha de escasos kilómetros pero de considerable subida hasta los restos de la mencionada aldea, que ahora cuenta con un restaurante con lonas y terraza ideales para hacer una parada similar a la ya efectuada momentos antes.

Salida hacia Riopar Viejo


A partir de aquí comenzó la parte final y más dura de la etapa con la subida al Puerto de las Crucetas 1300 m., con rampas de hasta el 12 % que puso a prueba la preparación de los ciclistas después de un verano sin salida de enjundia por puertos internacionales. Al fina resultó que Fontaine fue el que mejor aguantó el envite y llegó a la cima con ventaja sobre sus compañeros que no tardaron en hacerlo también. Lo difícil ya estaba superado y la bajada fue un disfrute más a toda velocidad, dejando atrás Zapateros, Parideras y Salobre para entrar al Balneario por el desfiladero de Hocino, ahora cortado al tráfico por supuestos desprendimientos de rocas pero no a las bicicletas, que por su ligereza y discreción pueden saltar con facilidad este tipo de barreras.

Bar con terraza en Riopar Viejo


Llegados a la terraza de Benito, el grupo repuso fuerzas gracias a la diligencia de un camarero marroquí que ejecutó las peticiones en menos tiempo del que advertía y en el que primaron los bocadillos sobre ninguna otra vianda, aunque, eso sí, regados nada menos que con 12 tercios de cerveza que fue el líquido saciante para la más que necesaria hidratación después del esfuerzo. Después, como también suele ser tradicional, se soltaron la lengua y las historias, se apoderó el cansancio de los cuerpos y el suave y soleado ambiente propiciaba una siesta que no estuvo permitida. La expedición regreso hasta su origen cuando no sobrepasaban las 18 horas. La próxima cita será el clásico Robledillo y el Risco de las Paradas en los Montes de Toledo.


DATOS TÉCNICOS:

ITINERARIO: Reolid - Bienservida - Villaver de Guadalimar - Riopar - Salobre – Reolid.
DISTANCIA: 83 KMS.
TIEMPO DE PEDALEO: 3 H 39’ 33’’
VELOC. MEDIA: 22 K/H.
VELOC. MÁXIM.: 63 K/H.

CALORÍAS: 2130

domingo, 17 de septiembre de 2017

“PAPÁ, ESTE AÑO VOY A GANAR LA TITÁN”


Héctor en el podio como 2º en su categoría M-30

Cuando escuché estas palabras de mi hijo Héctor, hace ahora un par de meses, no pude menos que pensar que era un ejercicio de pretenciosidad e incluso de arrogancia. Sin embargo, a media que fue pasando el tiempo me fui dando cuenta de su estado de forma, de sus entrenamientos y, ¡qué coño!, pensé que para eso había estudiado y de eso ejerce profesionalmente, preparando planes de entrenamiento para otros ciclistas, entre otras tareas. Por tanto, quién sino él estaría capacitado para evaluar sus propias posibilidades sobre una prueba que conoce y frente a rivales también conocidos.

Los primeros ciclistas
llegan al Picazuelo
Así pues, desde mi posición de voluntario en el punto de avituallamiento del Picazuelo de Herencia, esa breve atalaya desde la que se divisan dos vertientes de las sierras y un molino coronando la cresta más alta, pude ir comprobando como esas palabras tenían su fundamento. Cuando cercanos a las nueve de la mañana divisamos a lo lejos las nubecillas de polvo que levantaban los primeros ciclistas, difuminados como ligeros esqueletos de hormigas, que avanzaban con aparente lentitud aproximándose al primer escollo importante, comprobé que efectivamente la posibilidad del vaticinio era real. Héctor estaba ya en el primer grupo de unos diez adelantados considerablemente al resto e hicieron un primer descenso técnico sin separarse apenas entre ellos.


Transcurrió el tiempo y de nuevo en el mismo lugar de paso, ahora a solo 27 kms. de la meta, con unos 75 kms. ya en sus piernas, Héctor encabezaba el grupo con una ligera ventaja que se igualó en la breve pero intensa subida al Picazuelo, mientras me lanzaba su bidón vacío para que yo le entregara otro térmico fresco, según habíamos pactado. Ahora la diferencia entre el grupo de cabeza  y el resto de perseguidores era más que considerable y la única dificultad importante estaba en la última subida al cerro de los molinos de Alcázar a escasos tres kms. de meta. Seguí por mensajes el resultado final que me hicieron llegar los compañeros. Héctor había entrado 5º en la general, 2º en su categoría master-30 y 1º entre los alcazareños participantes. Buen resultado, aunque no ganó.

Héctor desciende una zona técnica
con Herencia al fondo

Después de vernos en casa y tras la siesta, ya con los trofeos en su repleta estantería, me comentó que junto a los otros dos compañeros de Alcázar, Javier Bellón y Roberto Vergara, habían hecho el trabajo más ingrato de tirar del grupo y eso le llevó a agotar sus energías, por lo que llegó a la meta vacío, mientras sus meritorios rivales supieron sacar provecho de esa generosidad. Toda una lección para el futuro de estrategia y experiencia. Esta última no se puede entrenar y la da el tiempo. Héctor tiene ahora una década de plenitud ciclista en la que, si cuida el físico y acumula experiencia y veteranía, tendrá todos los ingredientes para hacer real la consecución de sus logros.


Entrada en meta de Héctor
en 5ª posición y 1º Local


El resto de la Titán 2017 ha sido un cúmulo de buenas noticias para la competición ciclista BTT y para la ciudad de Alcázar de San Juan, que ha sido foco de atención informativa en círculos deportivos especializados y pleno de alojamientos de visitantes como casi ningún otro acontecimiento proporciona. Ahora conviene consolidar esta prueba y analizar los pros y contras observados, que seguro que todo es mejorable.

Desde mi contribución como voluntario durante unas cuantas horas disponibles, tanto en la entrega de dorsales, en la que participé en la Plaza de España, como en el referido avituallamiento del Picazuelo en Herencia, puedo decir que he aprendido mucho de la complejidad organizativa de estas pruebas, en las que el WhatApps tiene singular protagonismo. La entrega de dorsales es un cúmulo de escenas rutinarias pero sujetas a un acertado orden organizativo y no exenta de despistes de todo tipo, desde quien olvida el DNI, la Licencia federativa, la talla de su maillot o todo ello junto. 

Las bolsas con dorsales y maillots
como una plantación de fruta

 Puedo decir que me lo he pasado muy bien colaborando con otras personas en estas sencillas tareas de avituallamiento, especialmente junto a la familia Monreal “Cucos” que acaparaban  este punto. He podido analizar de cerca el espíritu de participación de los deportistas, con el convencimiento final de que de los 800 participantes de la prueba de 100 kms., solo unos 50, por dar una cifra aproximada, lo hacen con afán competitivo, con aspiraciones de ganar o lograr una buena marca. El resto son aficionados que practican en una prueba exigente para finalizarla o conseguir llegar en las mejores condiciones posibles, que ya tiene su mérito en muchos casos.

Avituallamiento del Picazuelo
con aglomeración de ciclistas
También comprobé el sentido del humor de muchos de ellos, al detenerse en el punto para avituallarse y negarse a seguir, como nos dijo un biker entrado en carnes, que no se movería de allí si no le dábamos más sustancia alimenticia. O el sorpresivo corredor que antes de parar a repostar nos miró fijamente y exclamó:
-       -      ¡Pero quién me manda a mí meterme en este lío! ¿Quién ha sido?...
Y así muchos otros casos, como los que disolvían sales en sus bidones ofreciéndolas como muestras de coca, o quienes ajenos a la orografía renegaban de la llanura manchega al ser informados de que aún les quedaba subir otro cerro de molinos.

Una Mancha sorprendente...
para algunos
Caso significativo fue una participante procedente de Reus que, después de salir 45 minutos tarde, deseaba continuar sola y perdida por la ruta mientras Agustín, encargado del coche escoba, intentaba persuadirla de su retirada por las buenas, pese a estar respaldado por la reglamentación de la prueba. Al final imperó la cordura y regresó por carretera hasta el punto de salida.


Han predominado la educación y buenas formas de la mayoría, que agradecían los apoyos y servicios de la organización frente a los casos aislados de un estilo insolente y chulesco de algún que otro participante, que no merecen tenerse en consideración. Es cierto que todo puede mejorarse, pero precisamente los voluntarios son los menos indicados para recibir el blanco de las críticas. Siempre es conveniente revisar y rectificar aquello que mejore. Es lo que seguramente harán, un año más, los organizadores como garantía de que esta prueba crezca y se consolide como muchos deseamos. Ahora es el momento de gestionar adecuadamente los entusiasmos.