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jueves, 8 de julio de 2010
FALLECIÓ JOVITO, EL GAINZA MANCHEGO
FUE UNO DE LOS MEJORES EXTREMOS ZURDOS DE LA ZONA EN LOS AÑOS CINCUENTA DEL PASADO SIGLO.
El pasado día 7 de Julio, festividad de San Fermín y fecha que será recordada por el triunfo de la Selección Española de Fútbol ante Alemania, que la convierte por vez primera en finalista de una Copa del Mundo, falleció en Alcázar de San Juan Jovito Cabezuelo Benitez, considerado en su momento como uno de los mejores extremos zurdos de nuestra zona, con un juego que se asemejaba mucho al del gran jugador bilbaíno y de la selección nacional “Piru” Gainza, al que, por cierto, tuvo ocasión de conocer personalmente en una visita de una delegación del Athletic Club de Bilbao a nuestra localidad, invitados por la Peña Bilbaína Alcazareña en los años ochenta.
Jovito fue un extremo veloz y escurridizo, de escasa corpulencia y gran facilidad para el regate y el disparo, con el que consiguió numerosos goles de tiros directos. Se inició como futbolista jugando en los campos del Orujo y de Goya, en equipos locales como la Ferroviaria y más tarde en el Gimnástico de los años cuarenta formando delantera junto a nombres como López, Mero, Reguero, Carreño, Tinillo, Mesa y otros. Con la desaparición del Club alcazareño a finales de los años cuarenta, Jovito, como algunos otros, inició un éxodo futbolístico que le llevó a jugar entre otros equipos con el C.D. Toledo, El Valdepeñas y el C.D. Manchego de Ciudad Real, en los que acrecentó su fama y cualidades futbolísticas.
En el año 1955 formó parte del proyecto del Alcázar C.F., junto a sus grandes amigos Jaro, Garrido y Gómez además del resto de jugadores locales que componían la plantilla inicialmente, con quienes consiguió el ascenso a 3ª División Nacional y más adelante continuó su trayectoria en dicho equipo hasta su retirada en los primeros años sesenta. Precisamente en esta etapa, logró un anecdótico gol en un partido amistoso, formando parte de un combinado que reforzó a la Unión Criptanense frente al Real Madrid. Jovito le marcó el primer gol en España al portero madridista Domínguez, argentino que debutaba así con el club blanco y en el que luego obtuvo numerosos éxitos deportivos.
Jovito fue además el primogénito de una saga de futbolistas, junto a Eduardo (Ito) y Pepi, que llegaron a jugar juntos en la década de los sesenta formando uno de los escasos tríos de hermanos que pertenecen a un mismo equipo, el Alcázar C. F. y defienden los mismos colores.
En lo personal, no tuvo descendencia directa y su amistad con Jaro y con Garrido le llevó a compartir numerosos ratos de ocio y aficiones comunes, especialmente con sus hijos. De manera que no podemos olvidar aquellas salidas en su ciclomotor “mosquito”, ya fuera para coger espárragos en El Candil o para bañarnos en los ríos cercanos, cuando llevaban agua, y aún más, para pasar aquellas inolvidables jornadas de baño y diversión en las Lagunas de Villafranca, en donde nos enseñaron, a su manera, los fundamentos del golpeo de balón y, sobre todo, donde cultivamos un afecto mutuo que ha permanecido inalterado con el paso del tiempo.
La Selección Española de Fútbol le hizo un regalo póstumo en el día de su fallecimiento con el triunfo más importante de su historia hasta ese momento y yo lo recordaré con cariño siempre, que es la mejor manera de que perviva su memoria y su figura. Descanse en paz.
martes, 11 de mayo de 2010
SE CONSUMÓ EL DESCENSO
El día 9 de mayo de 2010 se recordará en los anales futbolístico como la fecha en la que el Gimnástico de Alcázar perdió la categoría como equipo militante de la 3ª División Nacional para descender a la Primera Preferente Autonómica, después de 22 temporadas consecutivas en la División de bronce del fútbol español.
Este acontecimiento invita a realizar algunas reflexiones para situarlo en las coordenadas sociales, culturales y políticas que han propiciado que se llegue a esta situación.
AFICIÓN
En primer lugar hay que valorar el apego y el comportamiento de la afición alcazareña con su equipo y, ciertamente se puede afirmar que se trata de una afición fría, poco emotiva y hasta conformista.
La asistencia habitual de no más de trescientas personas los domingos a los partidos demuestra que la afición no está con su equipo. Salvo un grupo de ruidosos y jóvenes seguidores que fielmente acuden al mismo rodal para poner la nota de color con sus cánticos, bombo, bufandas y camisetas, el resto se muestra como una masa gris y anodina que apenas se irrita o reacciona incluso ante las injustas decisiones arbitrales.
Desde que en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo se lograran taquillas de casi tres mil espectadores, la pasión por el deporte futbolístico no sólo no ha crecido en Alcázar sino que ha ido perdiendo vocación y la edad media de los asistentes ha envejecido, sin dar paso a un relevo generacional consistente.
CANTERA
Ya se sabe que el fútbol alcazareño ha sido una constante vuelta a la noria entre la política de cantera y la adquisición de fichajes foráneos. Estos ciclos no han dejado de sucederse desde la mitad del pasado siglo y aún perviven como nota constante.
La puesta en marcha de iniciativas como la Escuela de Fútbol, la existencia y el trabajo con los equipos infantiles y juveniles, no han sido argumentos suficientes para que el grueso de la plantilla se dotase de jugadores locales salvo en momentos puntuales. Es más, muchos buenos futbolistas, en la actualidad juegan en diversos equipos de la comarca por haber sido desestimados en su propio pueblo.
Posiblemente ha faltado un eslabón en la cadena que permitiera a los juveniles dar el salto a las categorías absolutas jugando antes en un equipo filial donde poder madurar y prepararse para dar lo mejor en el de Tercera División. Esta inversión compensaría a la postre los fichajes de refuerzos a la desesperada, como ha ocurrido esta última temporada.
Es bueno contar con algunos jugadores que marquen la diferencia y potencien al equipo, pero sólo aquellos que realmente respondan a esos valores. Lograr un equipo puntero que pueda codearse en superiores categorías y se asemeje al proyecto del Adepal en baloncesto, no es posible en fútbol tal y como su entramado económico está establecido. Ni siquiera poblaciones que duplican en número de habitantes y en patrimonios industriales a Alcázar lo han logrado. Intentarlo sería pan para hoy y hambre para mañana.
COMPROMISO SOCIAL Y POLÍTICO
El fútbol alcazareño no ha tenido nunca el respaldo decidido y fuerte del empresariado de la localidad como cauce preferente para sus inversiones sociales o altruistas. Todas las ayudas se han limitado a cubrir una parte casi simbólica de los gastos o de las necesidades de equipación sin mayores pretensiones.
Por otro lado, las condiciones materiales de asistencia al fútbol como espectáculo se han quedado obsoletas respecto a otros deportes que se juegan en recintos cerrados y, por tanto, más cómodos y confortables para el espectador.
El campo de fútbol principal, con su tribuna de estilo decimonónico y columnas a la inglesa, carente de asientos aislantes, es un recinto inhóspito que obliga a soportar a duras penas los largos y húmedos meses invernales de cada temporada.
Se hace necesaria una remodelación de esa tribuna para hacerla más cómoda, con vistas a los dos campos paralelos y ¿por qué no? cerrada todo lo posible para salvaguardar al espectador de los rigores del clima y mejorar la visión del campo superando las barreras y obstáculos (columnas, banquillos, porterías anexas, etc.) que actualmente lo dificultan.
Por último, las autoridades políticas locales, que tan pronto se suelen subir al carro de los éxitos, deben mantener una actitud de apoyo a un deporte que, si bien ya no es la válvula de escape de los tiempos franquistas, cuya sombra se ha mantenido también entre las distintas corporaciones democráticas, sí sigue siendo una parte esencial de la cultura del ocio dominguero de nuestra población con una historia casi centenaria y, por tanto, con un patrimonio digno de respeto y consideración. El municipio y sus órganos rectores deben ayudar a gestionar recursos, pero sin olvidar que en el fútbol es gestionar pasión y sentimiento.
lunes, 3 de mayo de 2010
LO QUE TAPA UN GOL
GIMNÁSTICO DE ALCÁZAR 1 - 0 SOCUÉLLAMOS
Quienes presenciamos el partido de ayer domingo entre el Gimnástico de Alcázar y la U. D. Socuéllamos en el campo alcazareño, que finalmente tuvo como vencedor al equipo local por 1 gol a 0, no podemos dejar de comentar cómo es posible que ante semejante juego, los aficionados terminen dando una cerrada ovación a sus jugadores.
Esta es la inexplicable magia futbolística que tanta tinta tonta ha vertido a lo largo de su ya secular historia en nuestros patrones culturales de ocio. Y es que si finalmente el Gimnástico desciende de categoría, lo hará por méritos propios. Pero ahora voy a limitarme a comentar el partido de ayer. Si más adelante se consuman el descenso o la salvación, ya llegará el momento de hacer unas reflexiones más amplias sobre el devenir del fútbol en nuestra población.
El partido, pues, fue un canto a la ineptitud futbolística general, incluida la arbitral, de la que sólo se escapan ciertos protagonistas, aunque diluidos por el conjunto. De entrada, el Gimnástico salió obsesionado a no perder y hubo momentos en que todo el equipo, excepto Alberto, su jugador más incisivo y decisivo, estaba replegado de medio campo hacia abajo, esperando las acometidas de un Socuéllamos que vino a sacar un punto y casi se encuentra con dos si uno de sus jugadores no remata fuera a puerta vacia mediada la segunda parte.
Es verdad que los alcazareños gozaron también de algunas oportunidades aisladas que no convirtieron, y que Jaime, ayer más entonado y dando muestras de su calidad, pudo haber resuelto. Pero lo que predominó fue el juego rácano, de volea fácil y escaso control del balón, que circulaba por el espacio aéreo ante la impotencia de los centrocampistas y el horror visual de muchos de los aficionados. Esta ha sido la tónica durante la temporada y, ayer, día clave, se acrecentó hasta rayar lo insólito.
Los jugadores de medio campo y especialmente Javivi, el único que trata de elaborar y mantener el control, tendrán los músculos del cuello más que desarrollados, viendo una y otra vez pasar los balones de una zona a otra sin posibilidad de jugarlos.
Al final, el gol en el minuto cuarenta obra de Alberto, puso fin a la incertidumbre y en patillas emotivas a una afición que se conforma con seguir luchando por mantener la categoría, pero que se olvida de que detrás de esta situación hay una trayectoria futbolística, durante casi toda la temporada, que ha puesto en evidencia todas las carencias del equipo.El gol tapa muchos horrores futbolísticos. Para estos logros no habrían sido necesarios los refuerzos ni el nuevo entrenador.
Confiemos en tiempos venideros. Una de las imágenes que ilustran estos comentarios corresponde al niño Pablo Garrido, y representa el futuro y la esperanza de que mejore el fútbol alcazareño. Aparece con una camiseta roja que es el símbolo de los colores futbolísticos locales y tras su imagen aparece la de Manolo "Wilson" Comino, ejemplo de dedicación y fidelidad popular a este deporte. Ambos constituyen un ser bifronte que simboliza el pasado y el futuro. Como la vida misma.
Quienes presenciamos el partido de ayer domingo entre el Gimnástico de Alcázar y la U. D. Socuéllamos en el campo alcazareño, que finalmente tuvo como vencedor al equipo local por 1 gol a 0, no podemos dejar de comentar cómo es posible que ante semejante juego, los aficionados terminen dando una cerrada ovación a sus jugadores.
Esta es la inexplicable magia futbolística que tanta tinta tonta ha vertido a lo largo de su ya secular historia en nuestros patrones culturales de ocio. Y es que si finalmente el Gimnástico desciende de categoría, lo hará por méritos propios. Pero ahora voy a limitarme a comentar el partido de ayer. Si más adelante se consuman el descenso o la salvación, ya llegará el momento de hacer unas reflexiones más amplias sobre el devenir del fútbol en nuestra población.
El partido, pues, fue un canto a la ineptitud futbolística general, incluida la arbitral, de la que sólo se escapan ciertos protagonistas, aunque diluidos por el conjunto. De entrada, el Gimnástico salió obsesionado a no perder y hubo momentos en que todo el equipo, excepto Alberto, su jugador más incisivo y decisivo, estaba replegado de medio campo hacia abajo, esperando las acometidas de un Socuéllamos que vino a sacar un punto y casi se encuentra con dos si uno de sus jugadores no remata fuera a puerta vacia mediada la segunda parte.
Es verdad que los alcazareños gozaron también de algunas oportunidades aisladas que no convirtieron, y que Jaime, ayer más entonado y dando muestras de su calidad, pudo haber resuelto. Pero lo que predominó fue el juego rácano, de volea fácil y escaso control del balón, que circulaba por el espacio aéreo ante la impotencia de los centrocampistas y el horror visual de muchos de los aficionados. Esta ha sido la tónica durante la temporada y, ayer, día clave, se acrecentó hasta rayar lo insólito.
Los jugadores de medio campo y especialmente Javivi, el único que trata de elaborar y mantener el control, tendrán los músculos del cuello más que desarrollados, viendo una y otra vez pasar los balones de una zona a otra sin posibilidad de jugarlos.
Al final, el gol en el minuto cuarenta obra de Alberto, puso fin a la incertidumbre y en patillas emotivas a una afición que se conforma con seguir luchando por mantener la categoría, pero que se olvida de que detrás de esta situación hay una trayectoria futbolística, durante casi toda la temporada, que ha puesto en evidencia todas las carencias del equipo.El gol tapa muchos horrores futbolísticos. Para estos logros no habrían sido necesarios los refuerzos ni el nuevo entrenador.
Confiemos en tiempos venideros. Una de las imágenes que ilustran estos comentarios corresponde al niño Pablo Garrido, y representa el futuro y la esperanza de que mejore el fútbol alcazareño. Aparece con una camiseta roja que es el símbolo de los colores futbolísticos locales y tras su imagen aparece la de Manolo "Wilson" Comino, ejemplo de dedicación y fidelidad popular a este deporte. Ambos constituyen un ser bifronte que simboliza el pasado y el futuro. Como la vida misma.
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