viernes, 26 de octubre de 2018

IV RUTA CICLISTA SOLIDARIA



Por cuarta vez consecutiva he participado en esta ruta solidaria que, como se indica en el folleto explicativo, es un colofón del Cine Solidario como actividad arraigada de compromiso en proyectos de colaboración y ayuda a causas de zonas desfavorecidas. Este año, la principal novedad ha consistido en la compañía de mi nieto José durante el recorrido, dándole así un peculiar bautismo de fuego en la actividad ciclista que espero en lo sucesivo le quede grabado.



Y grabado le ha de quedar porque lo que para mí y cualquier otro adulto practicante de ciclismo es un breve paseo, acostumbrados a hacer decenas de kilómetros habitualmente, para un niño de tres años, aunque sea subido en el sillín delantero holandés que le permite ser protagonista de la conducción y vista del panorama, supone un esfuerzo considerable.



Así me lo manifestó a mitad del recorrido y eso que el viento soplaba entonces a favor. Conseguí entretenerlo y convencerlo de que había que llegar al río, aunque de vez en cuando insistía en regresar. Una vez allí se decepcionó al no haber agua ni peces, que son los elementos que forman parte del imaginario de cualquiera que oiga hablar de este accidente geográfico. Ni siquiera el animado grupo de personas conocidas, especialmente mi amigo Juan Barrilero, que le dieron conversación, lograron disuadirlo de su cansancio.



En vista de lo cual, previendo la lenta marcha de retorno con el grupo y la dificultad añadida de un viento en contra nada despreciable en intensidad, decidí salir en solitario lo más rápido posible. Me costó coger un buen ritmo por la subida constante en el Bernardillo, pasada la vega del Mamello, pero lo peor fue que a unos dos kms. de casa se quedó profundamente dormido y cabeceando sobre el manillar, por lo que me vi obligado a sujetarle la cabeza con una mano, mientras con la otra conducía la bicicleta y trataba de señalizar los giros lo mejor que podía. Una odisea con final feliz que José completó con un largo sueño en el sofá de casa.




miércoles, 10 de octubre de 2018

EL I.C.C. CIERRA LA TEMPORADA POR ALCARAZ


Como si de un calendario programado se tratara, los miembros posibles del ICC se dieron cita el pasado 9 de octubre para llevar a cabo la última cita antes del padrón invernal. Faltó Petrosian por motivos laborales y acudió Giuliano Martinelli aprovechando sus jornadas de descanso y dando así continuidad a su reintegración activa en el grupo.

Bernard repara un pequeño problema de ajuste

El primer encuentro de los componentes del equipo se produjo en Tomelloso donde se juntaron Bernard, Fontaine y Martinelli, quienes tras solucionar el primero un problema de ajuste de los cerrojos de la baca en su vehículo, partieron hacia La Solana para encontrarse con Malaño en la clásica plaza de Santa Ana, cerca del monumento al maestro zarzuelero Federico Romero, precisamente a escasos días de que La Rosa del Azafrán obra se represente en el célebre Festival de esta localidad.

Y no tardó Malaño en contagiarnos de ese espíritu, camino de Alcaraz, al interpretar de manera espontánea y a pelo varios de los pasajes de la obra que tiene memorizados para su puesta en escena cuando encuentra ocasión. Y no por desmerecerlo, pero como dicen que el canto atrae la lluvia, así sucedió a medida que nos acercábamos a las sierras albacetenses y nada más llegar al balneario de Benito cerca de Reolid, nos recibió una fina llovizna que nos anunciaba lo que nos podía esperar.

Primer paso por la localidad de Bienservida


Tras un café en la poco concurrida cafetería del complejo y un breve intercambio de palabras con los felices jubilados que por allí se dan cita, aprovechando que el tiempo mejoraba, partimos en dirección Jaén pasando por Villapalacios y tomando el cruce a la izquierda en dirección a Bienservida y más adelante comenzando la subida del Puerto de El Bellotar.  Subida que hicimos a un ritmo cómodo antes de que en el descenso las nubes comenzaran a descargar parte del agua acumulada.

La carretera se hizo peligrosa pese a su aspereza y hubo que extremar la precaución. Los ciclistas nos comenzamos a empapar tanto los que llevamos protección de chubasquero como los que no. Antes de llegar a Villaverde de Guadalimar y cuando habíamos completado 30 kms., decidimos no continuar con el recorrido previsto y retornar hacia el origen subiendo de nuevo El Bellotar por su cara más dura. La lluvia había cesado y el calentón del puerto nos hizo recuperar el tono muscular.

En la cima del Puerto El Bellotar


Llegados a Bienservida, Martinelli propuso hacer una parada para reponer fuerza teniendo en cuenta que la hora del almuerzo se nos había echado encima. Además quería sorprender a una compañera de trabajo, lugareña del pueblo enviándole un testimonio gráfico de nuestro paso. Paramos en el bar más céntrico que encontramos y tomamos unos bocadillos mientras nos recuperábamos del remojón.

Con el cuerpo alimentado pero la musculatura fría por el parón, volvimos por nuestros pasos hasta llegar de nuevo al balneario donde tomamos un reconfortante café, cambiados de ropa y listos para el retorno a nuestros orígenes al tiempo que comentábamos diversos asuntos en un clima de fluida conversación que ayudó a superar los tonos y malentendidos que surgen con el uso inapropiado de los foros virtuales. La temporada se cerraba oficialmente salvo alguna cita esporádica que vuelva a surgir.

Plácido café en el balneario de Benito


DATOS TÉCNICOS:
Itinerario: Balneario de Benito - Villapalacios - Cruce - Bienservida - Puerto El Bellotar y regreso.
Distancia recorrida: 60 kms.
Tiempo de pedaleo: 2 h 58' 21''
Velocidad media: 20kms/h.
Calorías gastadas: 1.286