miércoles, 6 de noviembre de 2019

RUTA POR EL CALAMINAR

Cartel explicativo sobre El Calaminar

En el inicio de mi temporada invernal, con cambio de bicicleta habitual por la de caminos, me sumé al grupo de los Bikers Yayos que se concentraban en el lugar habitual del cementerio y habían emprendido ya la marcha cuando logré acercarme a ellos.

Ocho ciclistas formamos el grupo en dirección a Villafranca dejando atrás la complicada salida por la zona comercial y el carril bici hasta Carrefour para continuar por la vía de servicio y posteriormente uno de los caminos que desembocan en la población chelera.

Curioso fue escuchar los argumentos culinarios de Juan Antonio que al olor del aroma de una plantación de cebollas, le vino un repentino deseo de verlas en la sartén mezcladas en un revuelto con huevos, morcilla y hasta un aceite que se imaginaba chorreándole por la garganta de puro placer.

No habíamos acabado de hacer la digestión de semejante energético cuando, en uno de los cruces de entrada al pueblo, un conductor indeciso tuvo que frenar ante la llegada del grupo e intercambiar con algunos cariñosas palabras de reproche sobre quién tenía la preferencia de paso. Menos mal que todo quedó en eso.

El grupo de ciclistas tomando el avituallamiento en El Calaminar

Continuamos hacia la carretera de Villacañas tomando el primer desvío a la izquierda y en dirección a las ruinas de El Calaminar. Como si de una ensoñación quijotesca se tratara, las anteriores palabras de Juan Antonio hicieron que algunos viéramos una venta al aire libre en la que los huéspedes disfrutaban de los manjares antes descritos sobre una mesa en pleno campo. Al aproximarnos resultó que no había tales encantos sino unos obreros eléctricos que reparaban una avería. Y lo que nosotros dábamos por cubiertos y vajillas no eran otra cosa que tornillos, alicates y otras herramientas necesarias para la reparación.

El Calaminar lo forman edificios casi ruinosos de una pequeña aldea asentada sobre unos posibles restos iberos y romanos, formada por varias casas de campo con arcos adintelados, una muletá y una pequeña capilla llamada El Conventillo. Todo ello albergó a unas cuarenta personas en torno a 1957, hasta que la evolución de los tiempos la fue postergando al abandono y a la ruina.

Estado actual de El Calaminar

Seguimos el camino y cruzando la carretera entre Villacañas y Villafranca, rodeamos la laguna de Peñahueca, que tiene una capa superficial de agua acumulada pese a la sequía, para llegar posteriormente a las lagunas de Villafranca que, estas sí, agonizan lentamente debido a la falta de lluvias y a las extracciones incontroladas de pozos de riego.

Seguimos por la zona del polvorín próximo a la laguna grande y más adelante cruzamos el puente sobre el Gigüela para llegar hasta el camino que conduce a los paneles solares y, ya en las inmediaciones de Alcázar, al pozo de Tello y al polígono Alces por el que nos incorporamos a las rutas habituales de paso por la población dando por terminado el recorrido.


DATOS TÉCNICOS DE STRAVA

ITINERARIO: Alcázar - Villafranca - El Calaminar - Laguna de Peñahueca - Lagunas de Villafranca - Alcázar
DISTANCIA: 61,6 Kms.
TIEMPO DE PEDALEO: 3 h 07' 08''
VELOC. MEDIA: 19,7 k/h.
VELOC. MAX.: 34,2 k/h.
CALORIAS: 789


No hay comentarios: