jueves, 10 de julio de 2014

ROBLEDILLO - MAN

Justo con el trazado del puerto a su espalda

No se trata de considerar este puerto como dotado de condiciones humanas. Es un juego de palabras para relatar que ayer subí junto a mi hijo Héctor y Arturo González, primer ironman alcazareño, el puerto de El Robledillo situado en los Montes de Toledo y al que ya he ascendido en numerosas ocasiones. La mañana se presentó fresca y  con algunas nubes amenazantes que poco a poco se fueron disipando. El paisaje, lejos del verdor primaveral u otoñal reflejaba el fuerte impacto de las altas temperaturas, amarilleando en sus numerosos pastos de dehesa y obligando al ganado a refugiarse a la sombra de las encinas pese a lo temprano de la hora.
Los tres ciclistas ante el cartel del puerto

La ruta transcurrió cómoda hasta llegar al inicio del puerto en donde los dos jóvenes marcaron rápidamente las diferencias dejándome en solitario en la subida. Un viento racheado empujaba favorable en dirección al sur y resultaba una carga añadida cuando la curva de la subida tomaba la dirección contraria. Pese a ello aún dio tiempo a saborear el paisaje y realizar algunas tomas fotográficas como recuerdo de la ocasión. El selfie ciclista está poniendose de moda como alternativa a las gestas solitarias. Y la presencia de dos jóvenes bien musculados y curtidos en el rodar ciclista siempre impresiona a los acompañantes que, como en mi caso, fuera ya de toda aspiración de crecimiento físico, puede tener la sensación de que ambos son Arturoman y Héctorman frente a un veterano ciclista de la vieja escuela que se resiste a claudicar.
Arturoman y Héctorman en la obligada parada por obras

No hicieron sangre hacia mi aguante y tras parar en Ventas con Peña Aguilera para reponer fuerzas, continuamos por la carretera CM-403 en dirección a El Molinillo para completar los últimos 15 kms. de etapa por un tramo que se encontraba parcialmente en obras de asfaltado y que nos obligó a detenernos un rato. Después iniciamos el descenso de las rampas del valle que desemboca a escasa distancia de la raña de Cabañeros y ofrece el espectáculo de un paraje insólito de una belleza singular en cualquier época del año como se puede ver reflejado en algunas de las imágenes que se acompañan. Al final, vuelta al vehículo y regreso hasta Alcázar a donde llegamos a las dos en punto de la tarde.
Padre e hijo pedaleando con Cabañeros al fondo


DATOS TÉCNICOS:
Fecha: 9 de Julio de 2014
Distancia: 56, 4 kms.
Tiempo de pedaleo: 2 h 35' 55''
Velocidad media: 21 km/hora.
Calorias consumidas: 1291

1 comentario:

Héctor López García del Pulgar dijo...

Muy buen relato para una mañana de lo más agradable.