lunes, 16 de diciembre de 2019

SENDERISMO GRUPAL





Acompañando a un grupo de casi treinta personas de diferentes edades y condiciones físicas, aglutinadas por sus profesores de ejercicio, Nuria y Héctor, el pasado sábado 14 de diciembre nos acercamos hasta la ermita de Valdehierro, al pie de las sierras que la circundan, para hacer un recorrido que finalmente supuso casi tres horas de caminata, con un desnivel de 388 metros y una altitud máxima de 1,127 m., realizados a una marcha media de 4 km/h y con un gasto calórico de 980 kcal.

Resultó estimulante la mezcla azarosa y variopinta de un grupo heterogéneo que realizó una incursión senderista como extra a las rutinarias sesiones de sala y gimnasio. El aire libre es siempre un estímulo y más cuando el paisaje es desconocido, abrupto y en unas condiciones climáticas favorables debido al tiempo otoñal, húmedo y templado que favorece el decorado natural de la vegetación.

Además, las zonas que atravesamos y que yo ya conocía de anteriores salidas, suponen un desafío  para quienes no están acostumbrados a estas prácticas. La subida hasta la pintoresca Cueva de Castrola, donde el bandolero se refugió cual alimaña maldita, ya tiene un plus de dificultad no solo por el perfil de las rampas sino por el propio estado del terreno donde abunda la piedra suelta.


Desde allí, la bajada por la otra cara se hace más llevadera hasta tomar el cortafuegos que permite acometer la subida hasta el Vasto por la senda señalada, cuyas últimas partes ponen al límite la resistencia y las pulsaciones de los senderistas que ven compensado su esfuerzo con un descanso al abrigo del frío viento de cumbre mientras reponen energías con un ligero avituallamiento.



El descenso resulta más placentero de nuevo por otro de los cortafuegos seguido por un pinar en el que los bikers han trazado una ruta arriesgada pero estimulante y en la que tuvimos ocasión de ver a seis de ellos en plena tarea por pura coincidencia. Así hasta llegar al llano y continuar por la senda de retorno a la explanada de la ermita siguiendo entre pinos, jara, brezo, encinas y quejigos al tiempo que se dejan ver numerosos hongos y níscalos que han brotado al compás de la humedad.





No hay comentarios: