domingo, 17 de enero de 2016

VELÁZQUEZ E INIESTA


Justo López, M. Velázquez y Del Pozo en 2002

La pasada semana falleció el exfutbolista del Real Madrid Manolo Velázquez. Fue un interior izquierdo de mucha clase, elegancia y calidad. Uno de esos nº 10 que le da a un equipo la brújula del juego y al que se echa de menos cuando desaparece, a pesar de que el Club fichó al alemán Netzer como recambio del madrileño.

Yo tuve la fortuna de coincidir y compartir mesa y conversación en el desayuno que tomamos en el Hotel Eurobuilding de Madrid con motivo de los actos del Centenario del Club, acompañando a mi padre, en mayo de 2006, como se muestra en la foto, en la que aparezco con él a su derecha y a su izquierda Del Pozo, también jugador madridista, que pasó por Alcázar antes de su retirada.

Recuerdo que comentó cómo le iban saliendo las molestias propias de quienes han jugado en la alta competición y lo castigadas que tenía sus rodillas, lo que era apreciable sólo con verlo caminar.
Velázquez fue también protagonista de un célebre penalti que el árbitro, Guruceta, deslocalizó en el área del F.C. Barcelona y en su estadio, dando lugar a una de las protestas más sonadas de la modernidad futbolística, hasta el punto de que el antimadridismo coreaba el nombre de este colegiado en cualquier otro lance o campo en los que se favorecía al equipo madridista.

Por último, comentar que Velázquez se retiró, después de doce temporadas como madridista, jugando en la competición canadiense, en Toronto, exprimiendo allí sus últimos destellos de calidad futbolística en uno de esos países que no logran hacer del fútbol el deporte más seguido, pero que ponen todo su empeño y su dinero en lograrlo.



Casi al mismo tiempo, ha muerto también Alberto Iniesta. Monseñor Iniesta fue, junto con el Padre Llanos, José Mª Diéz-Alegría, al que conocimos gracias a Felipe Roncero en diversos encuentros aquí en Alcázar, y otros muchos religiosos comprometidos con la renovación eclesial y amparados por el cardenal Tarancón, un albaceteño que nos ayudó a muchas personas de mi generación a realizar otras lecturas de la realidad y de la historia.

El periodista de la Cadena SER, Javier del Pino, lo ha recordado en su programa del domingo "A vivir que son dos días" mediante una sabrosa entrevista con dos compañeros teólogos que lo conocieron, lo han seguido y saben de su lucidez hasta casi los meses finales de su larga vida, pues ha fallecido con 93 años en una casa parroquial de la ciudad manchega.


Ya sé que el Iniesta universal, que será recordado seguramente, es Andrés, el futbolista, porque los obispos heterodoxos es difícil que sean reconocidos por la masa social, pese a su segura influencia inconsciente y al valor humano de sus aportaciones en una época en la que se jugaban el prestigio y hasta la propia vida. Por eso, en esta vida los goles decisivos son siempre importantes, los marquen los futbolistas o los reciban los regímenes totalitarios para impulsar con ellos su derrota.

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