sábado, 5 de agosto de 2017

ESTOY EN LOS ARCOS. OK…ESTOY EN LOS ARCOS. OK…ESTOY EN LOS ARCOS. OK…



Hace tiempo, otro cicloturista, porque no olvidemos que es lo que somos, me decía que últimamente comían más que pedaleaban. Ese es el riesgo. Que la nevera y Los Arcos se impongan a la siempre desafiante aventura de superarse a uno mismo. Por ahora creo que no tenemos motivos ni siquiera para la duda. Desde siempre, los grupos de cicloturistas han terminado en el bar. Como narra F. Aramburu en “Patria” que hacían todos los domingos Joxian y El Txato cuando terminaban su ruta y se dirigían al Pagoeta a tomar unos huevos fritos con jamón.

Tapa de hiladillos en Los Arcos

La tertulia de hoy en Los Arcos, aderezada por un calor más sofocante que las cuestas por Ruidera, ha sido tan sabrosa como los higadillos de la “tapa”, las plastificadas gambas al ajillo, obsequio del bar, o las patatas boloñesas pringadas de salsas bravas. Berna hablaba de cómo nos dejamos llevar por tonterías. Antonio, “El Maci”, que además de ser un buen ciclista, aporta un comentario lleno de sensatez: Hay que olvidarse de abanicos y otras argucias ciclistas. Lo importante es la seguridad y hay que circular en fila aunque el viento nos perjudique. ¡Qué más darán varios minutos perdidos! Añado yo. Juan Antonio no encuentra frases largas en sus conversaciones familiares del whatsApp más allá del “estoy en Los Arcos”. La terraza, curiosamente poblada solo por deportistas al final de su jornada, no proporciona aliento ni a los difusores del agua, que hacen su trabajo a duras penas con preocupantes parones e intermitencias.

Antes de la salida en el Hostal Peñarroya
La jornada había comenzado pronto, como parece necesario en estas infernales jornadas. No eran las ocho y ya estábamos camino de La Solana. Dejamos a un lado Las Pachecas, que nos recuerdan que aún existen latifundios. El grupo circulaba con fluidez antes de entrar en las primeras y largas cuestas de escaso desnivel. El terreno se reviste de monte bajo. La sombras de los ciclistas y sus máquinas se proyectan en el talud de la cuneta. Como en el mito platónico las sombras no son la realidad pero lo parecen. Las pedaladas reales hay que darlas. La entrada en La Solana pide una foto que no hago. Voy cerrando el relevo. El grupo girando en formación, el monolito decorando la primera rotonda y el sol dando la luz favorable para el disparo. Siempre se pierden las mejores, aunque queden en la memoria.

Parada en el cruce de Carrizosa a reponer fuerzas

Superamos el laberíntico paso de glorietas, cruces y desvíos que nos ofrece la ciudad de la Rosa del Azafrán y con La Moheda a la derecha nos encaminamos hacia Albacete por la N-430. Sigue la llanura, los relevos cíclicos y el arcén mejora en los primeros kilómetros. El terreno se ondula en el horizonte, pasamos El Lobillo y el arcén se vuelve cada vez más áspero. Alhambra asoma en lo alto de una colina que impone respeto para cualquiera que intente subir por cualquiera de sus flancos. Para nosotros es el inicio de un sube y baja que ya no tendrá final hasta Ruidera. Especialmente los primeros kilómetros son largos y prolongados. A cuatro kilómetros del oasis  se divisan antenas y chalets. No hay torre que anunciar. El descenso se hace muy veloz. Entramos por el llamado Hundimiento, un salto de agua que ahora está en horas bajas.

Numerosos cicloturistas en el camino


En el pueblo más ciclistas. Parada para repostar el agua necesaria y suficiente para acometer la parte final. La hora es buena aunque el calor aprieta. La Malena impone nuevamente el método K-1 y el grupo se dispersa hasta casi la llegada al pantano en la que Josemi y dos mosqueteros más esperan detrás de una encina para asaltar al resto del grupo. Los últimos kilómetros hasta el Hostal Peñarroya son frenéticos y hasta Purito, que se había reincorporado al grupo, se ve impedido de encender su cigarro antes de lo deseado. Esperan los coches y el maletín o la nevera. Siempre es el mejor soborno que todos aceptamos para cualquier final de temporada. Cosas de los intermediarios de esta Liga interminable.




DATOS TÉCNICOS "STRAVA"

ITINERARIO: Hostal Peñarroya - La Solana - El Lobillo - Alhambra - Ruidera - Hostal Peñarroya
DISTANCIA: 92 kms.
TIEMPO: 3 h 29' 16''
VELOCIDAD MEDIA: 26,3 k/h
VELOCIDAD MÁXIMA: 65,9 k/h

CALORÍAS: 1.944

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