viernes, 30 de diciembre de 2011

LOS PADRES AÚN RESISTEN A LOS HIJOS




PADRES 5 - 5 HIJOS

En el tradicional partido jugado por estas fechas entre padres e hijos, saltó la sorpresa y cambió la tendencia que venía imperando por la lógica fuerza del tiempo. La generación de hijos, muy mermada en sus filas por los de más edad que faltaron a la cita, estuvo suplida por una nueva hornada de jóvenes, cuyas cabezas visibles eran Héctor y Arturo, convertidos así en veteranos de su propia formación.

Los padres, fieles a su estilo y sacando fuerzas de donde van quedando cada vez menos, hicieron gala de su saber hacer, de su oficio, que dirían los castizos, para plantar cara al atrevimiento de los jóvenes que fueron siempre a remolque en el marcador. También es cierto que contaron con la inestimable ayuda de Antonio Garrido, pleno de fuerza y activo aún en las competiciones locales, así como de Julián Martinez, fichaje de última hora procedente de Tomelloso, que reforzó acertadamente a los progenitores.

El resultado final de empate a cinco goles refleja lo que fue el partido. Una sucesión de llegadas con errores clamorosos y aciertos intermitentes que fueron dando la emoción de la incertidumbre hasta el último suspiro. Al final hubo que recurrir a las tandas de penaltis y tras una primera serie también con tablas, se llegó al llamado gol de oro que premia al que acierta y condena al que falla. Así fue, cuando uno de los jóvenes falló en su lanzamiento y allí acabó todo.

El partido se desarrolló con una inusitada deportividad, con escenas otrora impensables como la devolución del balón al contrario y el aplauso espontáneo de los gestos. Amabilidad donde antes hubo enconamiento y deseos de venganza. Quizá la buena labor del árbitro, Sr. Garrido, que hizo de mediador en un constante intento de reconducir conductas no deseadas e interrumpió el juego en sus momentos más calientes con la excusa de dar consejos publicitarios.

Justo, como capitán del equipo de padres, levantó con entusiasmo el trofeo, una talla de cristal de Murano que se había preparado como premio a los triunfadores y que forma parte ya de un palmarés de leyenda. Finalmente todos se trasladaron al Bar El Pichi, santuario de evocaciones cilistas, a degustar unas gachas sabrosas y reparadoras del esfuerzo.

1 comentario:

calata dijo...

sin duda una gran crónica del partido. Yo como padre del equipo ganador he quedado satisfecho por el resultado y por lo bien que lo pasamos siempre durante el partido y luego en las gachas, genial.

un abrazo

calata