lunes, 21 de junio de 2010

100 kms., ni uno más, ni uno menos.



Cuando Bernardo y yo parábamos para esperar a otros dos compañeros de salida en la inmediaciones de El Gamonal, mi cuentakilómetros marcaba exactamente 100'03 kilómetros de recorrido de una ruta cuyo centro y nombre situamos en Los Hinojosos, población de Cuenca que se encuentra a mitad de camino y que marca el ecuador de la ruta.

En nuestro modesto imaginario de gestas y salidas, la de Los Hinojosos debe adoptar ya el calificativo de clásica entre las de larga distancia y carretera, que tratamos de repetir todos los años, porque marca el inicio de que estamos lo suficientemente rodados para acometer una distancia cuyo valor psicológico queda marcado por alcanzar la centena de kilómetros, que ya es una cifra considerable para una sola mañana.

Lo cierto es que entre unas cosas y otras, la salida fue más minoritaria en participación de lo esperado, pues tan sólo acudieron José Escelio, Pedro Peinado y yo mismo, además de Paco Madrid, que sin ser habitual, si que se une periódicamente a nuestras salidas. Faltaron el resto, no se muy bien si por desconocimiento o descoordinación, como suele ocurrir en otras ocasiones. Pero contamos con la presencia de Bernardo, compañero y lider del ICC, mi otro club ciclista, que tuvo así ocasión de comprobar como las gastan algunos alcazareños amantes del pedal en cuestión de seriedad, técnica, gastronomía y demás factores que concurren en estas lides.

A las ocho de la mañana y escasos minutos nos dimos la salida en dirección a Campo de Criptana atravesando la Avda. Pablo Iglesias por su carril bici y subiendo por la Avda. de la Constitución para tomar la N - 420 hasta la ciudad de los molinos que atravesamos rápidamente en dirección a Pedro Muñoz. La presencia de Paco Madrid y su déficit auditivo complicó la complicidad y estrategia del grupo para imprimir una marcha con unos mínimos tintes ciclistas, mediante la ejecución de relevos. Menos mal que entre unos y otros conseguimos atender adecuadamente a la diversidad de culturas ciclistas y conseguimos unos objetivos de aprendizajes mínimos y suficientes para salvar las necesidades que imponía la ruta.

Llegados a Mota del Cuervo y cruzando la nacional de Alicante, emprendimos el camino hacia Los Hinojosos en compañía de otro amplio grupo de ciclistas del Club de Las Mesas que nos sirvieron de acicate para acelerar algo la marcha y protegernos del viento reinante que aumentaba en nuestra contra por momentos. Sólo José Escelio se resistía a integrarse al ritmo general y finalmente fue Pedro quien decidió esperarlo para llegar juntos a la población.

Para entonces los de Las Mesas habían continuado su ruta y el resto nos solazábamos en la encrucijada de calles y carreteras de Los Hinojosos mientras contemplábamos sus portadas solariegas y escudos heráldicos como muestras de un lugar con tintes decadentes de lo que fue en otras épocas pasadas. También Paco Madrid, en su particular y obligado monólogo de desproporcionada fuerza de emisión, nos comentaba sus conocimientos ciclistas y su particular modo de enfrentarse a la actividad superando sus carencias de audición. Bernardo lo captó de inmediato calificándolo como el más notable en sus conocimientos sobre la bicicleta. No es de extrañar pues, no en vano, presidió el Club Ciclista Alcazareño en otras etapas del mismo.

Y tras reponer fuerzas en un recoleto y abrigado bar del centro de la población conquense, emprendimos la segunda parte de la ruta iniciando la ascensión a la zona más escarpada de la misma pero a la vez la más vistosa y agradable por estar cubierta de encinas y monte bajo en toda su extensión. Además las rampas no presentan gran dureza pero permiten emplearse más a fondo si ese es el deseo de los participantes. De modo que al final el grupo quedó escindido definitivamente con Paco Madrid en cabeza, en solitario y perdido para el resto, pues se debió cansar de esperarnos a los demás. A continuación Bernardo y Justo, charlando y analizando los pormenores de la salida y con ostensible distancia respecto a Pedro y José Escelio que cerraban el grupo y que no volvieron a reagruparse hasta llegar a Quintanar de la Orden, donde, tras pasar por el polideportivo Fred Galiana, los esperamos para reagruparnos.

Finalmente, con el viento favorable y la carretera en buen estado, de nuevo practicamos relevos para conseguir una buena media hasta llegar a Alcázar tras 4 horas, 29 minutos de pedaleo, 106 kms. totales, recorridos a una velocidad media de 23,6 kms./h., habiendo alcanzado una velocidad máxima de 47,1 km./h. y quemado un total de 1831 calorías por persona.

2 comentarios:

antoniogarrido.es dijo...

Habéis integrado la clásica de Los Hinojosos en el ICC. Eso le da un rango superior a la ruta. Finalmente, veo que el ICC va a absorber a Los amigos del loco, mediante una OPA hostil.

Unknown dijo...

Es un buen paseo visitar Los Hinojosos y hacer esos cien kilómetros. La verdad es que yo solo lo he hecho en una ocasión y la vuelta se me hizo dura, menos mal que fué en octubre y estas maravillosas viñas que tenemos por aquí estaban repletas de buenas uvas, por lo que aproveché bien el regalo, ya que mis provisiones estaban agotadas.
Espero poder coincidir con vosotros en alguna ocasión y hacer unos kilometros juntos.