domingo, 9 de noviembre de 2008

CASTA Y TRADICION


Este domingo nos ha deparado un repertorio de emociones al más puro estilo de la leyenda clásica. El Real Madrid hizo un alarde de casta y remontó un partido frente al Málaga, que ni los más optimistas creíamos posible. No sólo Higuaín protagonizó la noche como tetragoleador, sino que el equipo, aún con un jugador menos, el inefable S. Ramos, que cada vez más demuestra su lado oscuro, supo remontar la adversidad a base de coraje y ambición por ganar y despertar a una afición escéptica y desencantada con lo que se le ofrece cada domingo. Y es que no es para menos. Los dos primeros goles malagueños fueron para sonrojar a cualquier defensa que se precie, y si ésta es la del Real Madrid, aspirante al máximo en España y Europa, apaga y vámonos. Lo de Marcelo y Heinze no tiene nombre, aunque los de arriba no ayudasen a solucionar las carencias del grupo. En la segunda parte y además del mencionado goleador, esta vez Guti dio la cara, y no tanto fue magistral en sus pases sino que luchó por los balones y corrió como hacía años no se le veía. Pero repito, de estos mimbres no puede cuajar un buen cesto salvo que la casta se imponga a la calidad y esto no suele ocurrir nada más que excepcionalmente.
Por contra, el Gimnástico jugó frente al Manchego uno de los mejores partidos que le he visto esta temporada, al menos durante la primera parte. Movió bien el balón, intentó abrir a las bandas y el joven Alberto y en ocasiones Jaime, llegaron con cierto peligro, pero tampoco el delantero centro, pese a su estatura, acompaña a incrementar la faceta goleadora.
Por cierto que, en las gradas, tuve que soportar durante un largo rato, la presencia vociferante de una pareja de energúmenos, él y ella, ya talluditos, cuya actitud yo pensaba que estaba en vías de extinción. Se dedicaron a insultar de manera desaforada al árbitro ante el más mínimo error o decisión. ¡Guarro! ¡Borracho! ¡De C. Real tenías que ser!, fueron algunas de las lindezas que repitieron de forma obsesiva y machacona, hasta provocar el hastío de quienes nos sentamos cerca, antes de que buscásemos otro acomodo, en vista de la situación. ¡Lamentable, pero cierto!
Al final, lo que cuenta es que el Manchego se llevó los tres puntos gracias a un solitario gol de un espléndido chut que entró casi por la escuadra. Luego supo ganar la batalla del medio campo y estuvo firme en defensa y peligroso en sus contraataques aunque el Gimnástico le facilitó la tarea con su conservadurismo. Me gustó el siete del Manchego, nuestro paisano Nacho Peñuela que dispone de un gran toque de balón, preciso en el pase y con un gran sentido del juego colectivo. Siento que un año más los de la capital se hayan llevado el gato al agua, pero así es el fútbol.

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