miércoles, 5 de diciembre de 2018

VISITA A LA CATEDRAL


ESTADIO DE SAN MAMÉS. 25 DE NOVIEMBRE DE 2018. ATHLETIC CLUB 1 - 1 GETAFE

Panorámica del nuevo Estadio de San Mamés


Para los aficionados al fútbol, por encima de las pasiones partidistas por sus colores, siempre ha sido un reto satisfactorio, en muchos casos inalcanzable, conocer los principales templos de este deporte tan unido a la escenificación ambiental que ha influido en la consecución de muchos resultados y, por consiguiente, en el crecimiento y la trayectoria histórica de los clubes propietarios de los mismos.

El grupo con Manolo Delgado
Pero si hay uno en España que representa una tradición especial este es el Athletic Club de Bilbao y su emblemático campo de San Mamés,  la Catedral del fútbol, recientemente reconstruido sobre los terrenos del anterior, aunque con distinta orientación, amparado por la Casa de la Misericordia y la Escuela de Ingenieros de la Universidad del País Vasco, con quienes comparte propiedad y vecindario.

Como dice mi primo Pedro, hay que afrontar las tareas proponiéndose proyectos como hacen los ingenieros. Y eso es lo que tratamos de conseguir desde hacía casi dos años: buscar una fecha adecuada, un partido asequible y un horario que permitiera el retorno sin complicar la situación laboral de los los expedicionarios. Después de un primer intento la pasada temporada, desbaratado por esos imprevisibles y desconcertantes horarios que impone la Liga de Fútbol, encontramos hace escasos meses las condiciones idóneas para la ejecución del plan: rival, el Getafe, hora, 12 del mediodía, día, domingo 25 de noviembre de 2018.
Justo y Pedro en las gradas


Había que aprovechar dos resortes fundamentales. Por un lado, la experiencia de Pedro en el conocimiento del ambiente gastronómico peculiar de la ciudad, dados sus años como integrante de una empresa allí ubicada y sus continuas visitas de trabajo, lo que nos permitiría movernos con soltura para degustar una muestra de su magnífica cocina. Por otro, acceder al partido de la mano de un embajador manchego que es toda una institución en el Athletic Club y, por extensión, en Bilbao, Manolo Delgado.

En el Hotel Carlton con Manolo Delgado
Después de un rápido y satisfactorio viaje, alojados por un favorable azar en el clásico y magnífico Hotel Carlton en la misma Plaza de Federico Moyúa, dimos cuenta de una ronda de poteo como allí le llaman, en una serie de lugares como El Globo, El Iruña y alguno más de la calle Ledesma, antes de dedicar la tarde al paseo por la zona céntrica, siempre recomendable pese a ser conocida por nosotros y así llegar a la hora de la cena que teníamos apalabrada en Casa Rufo, un exjugador de fútbol, que regenta un peculiar negocio gastronómico en una restaurada tienda de ultramarinos que me recordó la que regentó mi padre en la esquina de la Castelar alcazareña durante varias décadas. La cena no defraudó, especialmente la típica chuleta a la brasa que regamos con un imponente Remelluri riojano. La Antigua Cigarrería se encargó de recordarnos lo que supone la marcha nocturna y lo desentrenados que estamos para ella.

Casa Rufo
Llegó la mañana del partido y Manolo se presentó en el Hotel para hacer de embajador hacia San Mamés mientras nos daba una lección de recuerdos anecdóticos sobre el fútbol bilbaíno y nos demostraba su puesta al día en la actualidad futbolística en todas las categorías, lo que le permite colaborar en algunos medios de comunicación con conocimiento de causa. ¡Un fenómeno!

Comparsa de Zanpantzar o Joaldum
En la puerta 25 de San Mamés tuvimos un sabroso rato de espera mientras sonaba la trikitixa de Kepa Junquera, al que después conoceríamos por su amistad con el propio Manolo, el desfile de una comparsa de Zanpantzar, denominados Joaldunak, que visten enaguas de puntillas, abarcas, chalecos de oveja por hombros y cintura, pañuelos de colores, en este caso rojiblancos, al cuello, gorros cónicos con cintas, hisopos de cola de caballo, y un par de cencerros de gran tamaño sujetos a los riñones. Estos cencerros deben sonar al unísono al andar todos los integrantes del grupo al compás.

El paso creciente de aficionados envueltos en sus colores, entre los que reconocimos a Aitor Ocio, con magnífico aspecto de forma física y a Gaínza Jr., hijo del mítico extremo de los años 40-50 del pasado siglo, con el que tuve ocasión de recordar el primer triunfo del Racing de Santander en el histórico campo bilbaíno por un gol a cero y un marcaje excelente de mi padre, Jaro, al propio Piru Gaínza el 3 de febrero de 1952. Encuentro emocionante, sin duda, para enmarcar en mi memoria como aficionado.


Jaro Jr. y Gaínza Jr.
"Piru" Gaínza y El Jaro


La entrada al recinto de juego fue de lo más gratificante, porque la primera impresión es la de un estadio estéticamente armonioso y bello, con predominio del rojo, muy cómodo visualmente para los espectadores y a salvo de la lluvia con su gigantesca y bien planteada techumbre. A eso se fueron uniendo los cantos a capela tradicionales de ánimo al equipo: ¡¡ Athletiiiiii !!! que son coreados y completados por todo el campo en una singular mezcla de onomatopeyas y euskera.

Lástima que en lo futbolístico el equipo esté atenazado y preso de la ansiedad clasificatoria que le hace no dar el máximo de sus posibilidades y le obliga a conceder espacios que aprovechan sus rivales cuando huelen esta debilidad. Es verdad que pudieron ganar, aunque también perder si el Getafe hubiera aprovechado sus oportunidades, por lo que el resultado final de empate a un gol puede darse como bueno para ambas partes.

A la salida el público manifestaba con su silencio la preocupación con la marcha del equipo. Manolo y Kepa nos despidieron en el punto acordado y nuestro paisano siguió con su periplo futbolístico camino de Baracaldo para ver a su Bilbao Athletic esa misma tarde.

Nosotros nos despedimos de San Mamés y de la ciudad recorriendo la emblemática calle Poza para degustar los últimos pintxos en el bar Indusi y salir raudos hacia Madrid y posteriormente Alcázar, dando por finalizadas unas apasionantes jornadas.


   

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