lunes, 26 de febrero de 2018



DERBI COMARCAL EMOCIONANTE

UNIÓN CRIPTANENSE 1 - 0 SPORTING DE ALCÁZAR



En tarde fría pero soleada y gracias a la invitación previa y oportuna de Juan y Sixto, nos dirigimos al Campo "Agustín de la Fuente" de la vecina localidad asistiendo, nada más llegar a sus inmediaciones a un espectáculo que teníamos olvidado: amplia cola de personas para adquirir la entrada. Como es lógico, las gradas registraban un lleno considerable sin llegar a ser completo. Además, es de reseñar que este campo goza de una visión despejada y cómoda desde cualquiera de sus asientos.



Otro dato relevante se produjo cuando aún no habíamos adquirido nuestra entrada y se oyó el rumor, luego confirmado, del gol de los locales, que a la postre determinaría el partido. Se produjo en el minuto 3 y no pudimos presenciarlo. Es la evidencia de la expectación que creó el choque entre dos rivales comarcales que siempre mantienen la rivalidad.



No hubo después gran calidad de juego, con alternativas de dominio y gran igualdad en las disputas de balones que se prodigaron en el espacio aéreo más de lo conveniente. Pero es lo que tienen estas categorías, que salvo algunas excepciones, prima la lucha física y táctica sobre la creatividad y el dominio de la técnica del juego.



No obstante, los minutos finales fueron muy emocionantes, con los alcazareños tratando de lograr el empate y creando las mejores ocasiones que, unas veces el portero, por cierto, nieto de exfutbolista alcazareño, y otras la defensa, también integrada por algún defensor moñigón, hicieron vanos los
intentos de igualar y acabaron con la imbatibilidad del líder. Me agradó también saludar a Jesús Arias, antiguo compañero de equipo en el fútbol local y padre del jugador homónimo de la Unión y exalumno mío en su etapa infantil.



Nuestra ocasional presencia, es para mí un reto, dada la escasa prodigalidad en visitar campos ajenos como espectador y además de con algunos campesinos amigos y exjugadores con los que departimos recuerdos amigablemente, también tuvimos que soportar la presencia cercana de otros energúmenos de grada que no pararon en vociferar a golpes de decibelios laríngeos haciendo poco amena la carga, especialmente cuando repetían sus incesantes muletillas cagüendios o su esperpéntico grito dirigido a los suplentes y técnicos visitantes pidiendo que se metieran en la gorrinera, en alusión al banquillo. ¡País!

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