viernes, 26 de diciembre de 2014

CUANDO CASI TODO DUERME...

SALIDA DE NAVIDAD EL 25 DE DICIEMBRE DE 2014

Estas salidas tienen el encanto del silencio y del encuentro crudo con la naturaleza en su dimensión más fiel. No hay labores en el campo, no hay máquinas en el ambiente, no hay tráfico en el camino, casi todo duerme... en apariencia, solo los ecos sórdidos de la añeja celebración del día anterior, con su carga de emociones impostadas, etílicos inciertos y estómagos desbordados, procuran un escenario interno deseoso de ser superado mediante el ejercicio siempre renovado del pedaleo al aire libre en una ceremonia familiar que va cobrando notas de clasicismo a fuerza de repetirla.



Comenzamos el recorrido desde el corralón de la Venta del Quijote, esta vez solitario y ausente del enjambre de japoneses que habitualmente pululan por él, y pese a que un cartel advierte de la privacidad del lugar y de la falta de responsabilidad ante posibles daños, no sabemos por qué los recintos cerrados nos inspiran una protección que seguramente es irreal. De allí partimos hasta adentrarnos por el consabido camino de la Casa de Don Luis y sus alrededores que son reserva del lince ibérico.

Pasamos por ese conjunto urbanistico cercano al cruce de caminos entre Valdehierro y la Calderina, de dudosa legitimidad en su ubicación pero que permite ser un oasis en el desierto de la sierra y en el que los únicos habitantes que cruzamos debatían sus diferencias golpeando las bolas de tenis en una pista al efecto. Desde allí a la fuente del Umbrón y el paso por la zona de venados aceleró la inclinación del terreno y condujo a los ciclistas, Justo, Jose, Héctor y Sandra hacia las rampas más exigentes. Todos las acometieron bien e incluso Sandra, la menos familiarizada con el entorno y con las prestaciones de su prestada bicicleta, supo sacar el máximo partido de la ascensión llegando al tiempo que el resto.



Culminada la subida nos enfrentamos al siempre espectacular marco paisajístico que se abre en las inmediaciones del Valle de La Galana de cuya salida nos abocó a un descenso brusco cuyo remate lo frenaron unas vacas sueltas en mitad del camino que se fueron apartado lenta pero favorablemente al paso lento de los ciclistas encabezados por Héctor, demostrando así que tiene superados sus fantasmas taurinos. Tras el tramo asfaltado al llegar a la ermita de San Cristobal seguimos por el llano de la Cañada Real Soriana hasta cruzar la carretera y seguir por el Camino Real de Consuegra salpicado por balizas de madera que señalizan la abandonada Ruta del Quijote y te dirigen hasta Puerto Lápice entrando por la senda recientemente hormigonada que da paso a llegar hasta el punto de partida.

Y para completar el momento, ya con la ausencia de Jose, obligado por sus paternales responsabilidades, los demás tomamos una caña de cerveza, que nos supo a gloria, acompañada de una tapa que medió ente el vacío y los deseos de reponer fuerzas adecuadamente.






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